Alonso contra Hamilton: la temporada que demuestra que las comparaciones nunca fueron justas
La temporada 2007 de Fórmula 1 vivió el nacimiento de una de las rivalidades más tensas del deporte: el choque entre Fernando Alonso y Lewis Hamilton en el seno de McLaren-Mercedes. La decisión del equipo de favorecer al joven británico en detrimento del doble campeón del mundo provocó una guerra fratricida en la pista de la que salió beneficiado Kimi Räikkönen, que ganó aquel Mundial.
El español volvió a Renault, que no recuperó el nivel de 2005 y 2006, y después pasó a Ferrari para luchar contra unos Red Bull muy superiores mecánicamente. El bastón de mando de la competición lo acaparó después Mercedes, algo que permitió a Hamilton sumar seis mundiales casi consecutivos (en 2016 ganó su compañero Nico Rosberg y le costó el puesto) mientras que Fernando Alonso penaba con un McLaren que lo llevó a la desesperación y a dejar momentáneamente la Fórmula 1.
Entre aquel 2007 y este 2023 solo en 2010 Alonso y Hamilton lucharon con cierta igualdad en pista. Aquella temporada el Ferrari era el tercer coche en potencial, pero contaba con el 'extra' que aporta el pilotaje del español. El Mercedes de Hamilton también estaba en la pomada, aunque el número uno era para el Red Bull de Sebastian Vettel. El alemán terminó por llevarse el título por solo cuatro puntos de diferencia con Alonso y 16 sobre el británico.
¿Cantidad o calidad?
Ahora la llegada de Fernando Alonso a Aston Martin lo ha vuelto a situar entre los protagonistas positivos de cada fin de semana. Su largo camino por el desierto contrasta con el de rosas de Lewis Hamilton, algo que aprovechó para escribir su nombre junto al de las grandes leyendas de la Fórmula 1. Los fríos números lo convierten en uno de los mejores de la historia, pero en el paddock las declaraciones de unos y otros insisten en compararlo con un 'simple' bicampeón que ganó su última carrera en 2013.
Aunque para algunos las estadísticas no dejan lugar a dudas, lo que está ocurriendo en la temporada 2023 demuestra que, con cierta igualdad de condiciones, las cosas podrían haber sido bien distintas. Fernando Alonso se ha impuesto al británico en casi todos sus duelos y solo el apabullante rodillo de Max Verstappen (otra desigualdad en el seno de la Fórmula 1 que infla sobremanera las cifras) evitan que sea un contendiente claro al título mundial.
Los juegos de Alonso
El asturiano se está imponiendo a Hamilton en casi todos los grandes premios, y lo está haciendo con variedad de métodos. Comenzó la temporada en Baréin sorprendiendo a propios y extraños con su Aston Martin. El mismo equipo que cerraba las carreras en 2022 luchaba por el podio en 2023 y lo lograba después de un adelantamiento que estará entre los mejores del año. La 'víctima' de la pasada no era otro que el heptacampeón del mundo. Uno a cero para el español.
En la segunda prueba del campeonato, más de lo mismo. Alonso volvió a ser tercero en Yeda, aunque con la incertidumbre previa de una sanción de cinco segundos que finalmente no fue. En esta ocasión, el Aston Martin se impuso a los dos Mercedes juntos y en las últimas vueltas lo hizo con claridad. Los ingenieros de Russell y Hamilton pidieron a los suyos un esfuerzo final para cerrar el hueco con el asturiano a menos de cinco segundos para beneficiarse de esa posible penalización y este recibía la orden inversa: apretar para distanciarse. El resultado fue abrumador y en solo dos vueltas Alonso sacó más de un segundo a sus perseguidores. Dos a cero.
Se anotó un tanto Lewis Hamilton en la loca carrera de Australia. Aunque Alonso volvió a subir al cajón, el británico terminó segundo en un gran premio en el que el español reconoció que no tuvo ritmo suficiente para poder atacar a su viejo conocido. Dos a uno. El circuito urbano de Bakú no benefició a los Mercedes y allí, aunque el asturiano no pudo subir al podio por primera vez en la temporada, se impuso con claridad a ellos dejando otro adelantamiento reseñable en la prueba al sprint. Tres a uno.
Alonso siguió en Miami con su suma de terceros puestos. Hamilton salió en decimotercera posición y remontó hasta un meritorio sexto puesto en la carrera. Esta prueba puede considerarse como combate nulo puesto que no se cruzaron en la pista. Y lo mismo en Mónaco. Las características de este gran premio permiten muy pocas batallas y mientras que el español dio un paso más para ser segundo detrás de Verstappen, el británico no pudo pasar a Ocon, pero logró la vuelta rápida.
Sí se mostró superior Mercedes en Barcelona. No fue el mejor fin de semana para Aston Martin, con Stroll sexto y Alonso séptimo, y Hamilton consiguió un doblete en el podio junto a su compañero Russell. No solo eso, sus dos monoplazas adelantaron fácilmente en pista a los coches verdes. Tres a dos y llegamos al Gran Premio de Canadá con las espadas en todo lo alto.
Exhibición en Montreal
El circuito Gilles Villeneuve vivió un auténtico recital de Fernando Alonso. El español empezó mal y fue adelantado en la arrancada por Lewis Hamilton, pero ahí acabaron los problemas. En la vuelta 12 ambos entraban en boxes aprovechando el coche de seguridad provocado por George Russell y solo una salida desesperada del británico evitaba que el Aston Martin lo superase tras una mejor labor de su equipo en el garaje. Pocas vueltas después, otro gran adelantamiento del bicampeón al heptacampeón ponía las cosas en su sitio.
Sin embargo, la cátedra la sentó en el último tramo de la carrera. El temor a un fallo mecánico provocó que Alonso tuviese que levantar el pie (alejándose de una posible lucha por la victoria) y permitió a Hamilton acercarse. Olia sangre el británico y cuando estaba a punto de entrar en zona de DRS un mensaje por radio lo cambió todo. «Dejádmelo a mí» decía el español a los suyos y poco después la distancia entre los dos monoplazas se iba por encima de los cuatro segundos en una acción muy similar a la que narramos en Arabia Saudí. Cuatro a dos.
Todavía nos quedan muchas batallas por contar y la evolución de los equipos puede ser clave. Mientras tanto, este inicio de campeonato evidencia que, en igualdad de condiciones, la lucha entre Fernando Alonso y Lewis Hamilton permite que el espectáculo sea mayúsculo en una Fórmula 1 en la que el dominio intratable de Red Bull amenaza con convertir sus victorias en algo monótono y aburrido para el espectador.