
Demir, rodeado de contrarios, en un partido contra el Granada el pasado septiembre
Demir, el «nuevo Messi» aplastado por la gigantesca masa salarial culé
El Barcelona no va a permitir que el joven austríaco juegue su décimo partido con el club, quien se vería obligado a ejecutar la opción de compra, para poder inscribir a Ferran
En el Barcelona el exceso de masa salarial está dejando al aire, además de una equivocada gestión económica (que según el anterior presidente de la entidad, Josep María Bartomeu, se estudiaba en Harvard), unos valores (los famosos valors) que no eran los que se pensaban y los que con tanto orgullo se proclamaban, que, al menos, ya que casi se habla de economía, se están difiriendo sin remisión para conseguir llevar a buen término los malabarismos a los que se ven abocados, como si los despachos culés fueran semáforos en rojo.
El joven Demir, de dieciocho años, del que el locuaz Piqué decía que le recordaba a Messi al verle conducir la pelota, es una de las víctimas de los juegos de oficina que se traen entre despachos. El atasco de inscripciones y de salidas obliga a diferir valores con urgencia, saltándoselos para conseguir que las últimas adquisiciones puedan jugar en detrimento de los que hasta ahora jugaban.
A Demir le falta un partido por jugar de los diez estipulados para que se ejecutara de forma inmediata la obligación de compra al Rapid de Viena por parte del Barcelona, así que desde hace meses el austríaco no juega, ni va a jugar más con el equipo azulgrana, para liberar esa parte de la masa sobrante y que pueda jugar el flamante Ferran.
Los sagrados «valors»
Sucesivas «indisposiciones» y «molestias» gástricas hacían pensar que Demir tenía un problema físico patológico, pero lo patológico ha resultado ser la inmensa mole salarial que obliga a sacrificar los sagrados «valors» de formas tan crueles como quitarle el dorsal hasta su anteayer nueva perla (el Barcelona parece un precioso fondo marino repleto de conchas de ostra) y mandarle nada menos que al equipo juvenil.Demir, que maravilló en la pretemporada, lo que llevó a Koeman a inscribirle en la primera plantilla, ha pasado de ser una estrella en ciernes a un descarte rotundo debido a lo implacable de una realidad económica culé, que ahora centra sus miras en Umtiti, Coutinho, Dest y el delantero Luuk de Jong, que aún está por sorprender (hay que seguir también de cerca el caso de Depay, la otrora, otra más, recientísima futura estrella del Camp Nou, cada vez menos nou) a propios y extraños.