El Barça golea al Real Madrid y arruina el sueño del septete

El Barcelona de Hansi Flick sabe como hacer daño al Real Madrid de Carlo Ancelotti. Dos enfrentamientos entre ellos y dos goleadas de los de azulgrana. La Supercopa de España se marcha a la Ciudad Condal después de que el Barça le endosara una manita al equipo blanco para ganar por 2-5 y dejar claro que tiene la receta para hacer polvo a un equipo que se despide del septete.

Fue una victoria contundente y que evidencia que el Real Madrid hace aguas en defensa. Ofensivamente no estuvo mal y Mbappé firmó una actuación estelar, pero atrás hubo innumerables carencias y el Barcelona no perdonó. Lamine Yamal, Lewandowski y Raphinha se pusieron las botas y durante muchos tramos hicieron lo que quisieron en el estadio King Abdullah.

Reinó la locura en Yeda desde que echó a rodar el balón. No hubo un segundo de pausa ni los típicos minutos de tanteo antes de que se desatase la tormenta. La batalla empezó con Courtois evitando dos goles cantados, primero de Lamine Yamal y luego de Raphinha y acto seguido Mbappé hizo una cabalgada en solitario desde el centro del campo que dejó sentado a Balde y sirvió para ver el primer gol del partido.

Obra de arte del francés para adelantar al Real Madrid y dejar claro que había mucho talento sobre el campo. No encajó mal el tanto en contra el Barcelona que era fiel a su plan y se lanzó con todo a por el empate. Tuvo que ser Lamine Yamal, quien sabe si ahora mismo el futbolista más en forma del momento, el que se marcara una jugada de videojuego para plantarse en el mano a mano ante el belga y definir con un toquecito esquinado.

Entró el VAR en acción

Estaba el partido con opciones para ambos, con el Barça dominando el balón y el Real Madrid tratando de correr a la contra. Era el guion esperando hasta que Camavinga cometió un error infantil y dejó un plantillazo en el área que impactó en Gavi, en directo no lo apreció Gil Manzano, pero le llamaron desde el VAR y señaló una pena máxima que convirtió Lewandowski.

Le dio la vuelta el equipo de Hansi Flick al marcador y además desató un vendaval ofensivo tremendo. No dio tiempo siquiera a que los seguidores azulgranas festejaran el segundo gol cuando Raphinha estaba metiendo el tercero. Un centro magnífico de Jules Koundé a la espalda de la zaga blanca lo aprovechó el brasileño para llegar con todo y meter un cabezazo pegado a la cepa del poste e inalcanzable para Courtois.

El castigo no había acabado para el Real Madrid y tras un descuento eterno, de 9 minutos, en la última jugada recibieron el cuarto. De un córner a favor de los de Ancelotti montó el conjunto azulgrana una contra perfecta entre Lamine Yamal y Raphinha que mandó Balde al fondo de la red. Se redimía de esta manera el lateral español y el Madrid necesitaba un milagro en el descanso.

Creyó en la remontada imposible el Real Madrid nada más salir del vestuario y Rodrygo reventó en el poste una ocasión clarísima. El problema para los blancos fue que la siguiente jugada fue una nueva contra del Barcelona que dirigió y finalizó Raphinha, que fue el hombre del partido. Rompió el brasileño a Tchouaméni –que queda señalado esta noche– y definió a las mil maravillas ante Courtois para hacer la manita.

Szczesny metió al Madrid en el partido

Cantaba ya el alirón el Barcelona cuando Mbappé aprovechó la línea defensiva tan adelantada de los culés para plantarse solo ante el meta polaco, que le derribó de manera clara fuera del área aunque no lo vio el colegiado extremeño, que no tuvo su noche. Fue otra vez por medio de la tecnología cuando Gil Manzano expulsó a Szczesny para que el Madrid creyera en la remontada imposible.

Y así hizo cuando Rodrygo metió la falta sorprendiendo a Iñaki Peña, que acaba de saltar al campo y le pilló en frío. Parecía que podía venirse una remontada que entrara en los anales de la historia, pero el Madrid no tuvo su noche y apenas se notó que tenía superioridad numérica. No hubo ocasiones claras y el Barcelona se limitó a estar resguardado en su campo esperando que pasaran los minutos para abrazar un título que ya tienen en sus vitrinas.