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Cosas que pasanAlfonso Ussía

Una buena noticia

Una noticia que sosiega entre tanta inmundicia, grosería, corrupción y pocilga

Actualizada 01:30

Mientras España camina hacia la absoluta dictadura de Zapatero – el jefe-, y de Sánchez – el subordinado-, en pos de la tiranía de la ultraizquierda comunista compinchada con la ultraderecha separatista y los herederos del terrorismo, la imagen de la Princesa de Asturias embarcando en el «Juan Sebastián Elcano» – Juan Sebastián de Elcano en su nombre correcto-, es una buena noticia. Una espectacular noticia positiva y esperanzadora. Entre todos sus compañeros, una más, como lo vivieron y experimentaron su abuelo, el Rey injustamente exiliado Don Juan Carlos I, y su padre, el Rey Don Felipe VI. – Embarcan niños y desembarcan marinos hechos y derechos-, le oí decir a quien fue un gran comandante del Buque-Escuela español, el hoy Almirante en la reserva don Santiago Bolíbar Piñeiro.

Ya se han juntado, a bordo, la Estrella de los Mares y la Galeona, la Virgen del Rosario, que este año navegará con sus marinos, sus guardiamarinas y sus marineros. A bordo, estudio, prácticas, disciplina férrea, austeridad y cumplimiento estricto de horarios y obligaciones. En plena navegación no se arría la enorme Bandera situada a popa del Elcano, pero todos los días, en el ocaso, se rezará la oración cantada en memoria de los que murieron por España y los marinos que ya se fueron. La Princesa de Asturias será una guardiamarina más, y aquí hay que detenerse en otra buena noticia.

Decía mi maestro don Santiago Amón, que un Rey con mañas hechuras y estatura menguada es como un error que se mueve. Alfonso XII, que fue un Rey bravo, el Rey de la Restauración, hijo de don Francisco de Asís y de Isabel II, no era alto, pero superaba esa contrariedad con una gran personalidad y un par de dídimos muy bien colocados. En el siglo XVI, tanto el Emperador Carlos I como su hijo Felipe II, eran dos tapones. Dos tapones de mucho fuste. El Rey hijo de la Reina Juana, llamada la Loca y de Felipe el Hermoso – que fue un cabrón con pintas-, nacido en Gante y que vino a morir a Yuste, y Felipe II, el Rey del imperio donde jamás se ponía el sol, y que alzó en la ola sur del Guadarrama el Monasterio del Escorial. Tuvo también como hijo natural a Don Juan de Austria, a quien llamaban el Gigante por sus casi 190 centímetros de estatura. Pero impresionaban por su poder, más que por su aspecto. Los Austria estilizaron la estética de los Reyes de España, y con la salvedad de Alfonso XII, ahí están Alfonso XIII, Don Juan De Borbón – Juan III-, Don Juan Carlos, Don Felipe y ahora, la belleza de la Princesa de Asturias, que uniformada es la síntesis de la estética y el buen gusto. A su paso, Cádiz le gritaba ¡Guapa!, ignorante quizá de que, cada vez que le decía ¡Guapa! a su paso, le crecía a Sánchez la úlcera de su envidia. Porque Sánchez es alto, pero también un error que se mueve con su mala pinta. Pero es una buena noticia tener una Princesa de Asturias, natural, simpática y guapísima que ha embarcado con sus 75 compañeros guardiamarinas para navegar casi 20.000 millas a bordo del Juan Sebastián Elcano, que ya ha cumplido 98 años de vida sobre la mar. Que sí, que sí, y nadie lo discute. No se trata de «pornomonarquismo estorileño», como nos motejaba el gran periodista franquista Emilio Romero a los leales a Don Juan. Se trata de una Princesa de Asturias que es hija de Reyes y del pueblo llano, estupendamente educada como su hermana la Infanta Sofía por su madre, la Reina Leticia que del pueblo viene, con la colaboración del Rey, que llega desde la Historia.

Cumplida su formación en La Armada, le tocará el turno en la Academia del Aire de San Javier, completando su formación militar. Pero verla embarcando en el «Juan Sebastián Elcano» con esa naturalidad y realeza, es una noticia que sosiega entre tanta inmundicia, grosería, corrupción y pocilga.

Aquí estaremos en tierra, mientras la Princesa de Asturias, ya el sol escondido en la mar, se cuadre ante el comandante del Elcano. «Se ha puesto el sol. Buenas noches, señor. Hasta mañana».

Que la Estrella de los Mares y la Galeona cuiden de ellos y de nuestro barco. Y eso que tanto molesta a los feos de espíritu.

¡Leonor, guapa!

Cádiz siempre.

  • Aclaración. No es una errata. El apellido del almirante Bolíbar es con doble B. No Bolívar, como el traidor asesino que preside el despacho del ídem Maduro.
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