
Endrick Moreira, en el Reale Arena en las semifinales de Copa del Rey
Endrick, 18 años: la potencia de Roberto Carlos y un disparo asesino
El análisis interno es que debe jugar más, porque su resolución es letal, sus desmarques son perfectos y su tiro es certero
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Sí, la pregunta es clara y la respuesta también: Endrick debe jugar más. Y tendría que haber jugado más, porque se lo ha ganado a pulso. Y tiene que jugar más, porque su capacidad resolutiva la poseen muy pocos futbolistas. Y va a jugar más.
Endrick Felipe Moreira de Sousa se llama el zagal, solo tiene 18 años y atesora el cofre más ansiado del fútbol, el gol, lo que se paga más caro. Esa virtud no puede quedar en el ostracismo de la reserva. Sus goles no han sido una casualidad. Una vez puedes tener suerte, pero cuando anotas seis dianas en 475 minutos de juego es que hay quilates. Cuando decides una eliminatoria de Copa frente al Celta con dos tantos en la prórroga, es que hay quilates. Cuando sentencias un partido tan correoso como el de San Sebastián creando la jugada, desmarcándote, pidiendo el pase y rematando un golazo, es que hay quilates.
En Anoeta también hizo otra jugada con trallazo a la cruceta. Generó también otras oportunidades claras de marcar en encuentros anteriores que no fructificaron por poco. Las crea con facilidad. Recibe el balón, controla y en un segundo saca su zurda estelar. Cinco tantos los ha protagonizado con la izquierda y uno con la diestra. Endrick tiene gol, quilates y debe jugar más. El análisis interno manifiesta eso mismo. Y va a jugar más.
La fuerza de Roberto Carlos, con 18 años
El Real Madrid le fichó después de varios años de seguimiento. Juni Calafat y sus hombres le tenían vigilado en el Palmeiras, como vigilaron a Rodrygo, Vinicius y Casemiro. Lo que destacaba del 'niño' Endrick en Brasil era ese cuerpo tan potente que le permitía imprimir un arranque espectacular que superaba a los rivales en carrera, que intentaban frenarle con entradas terroríficas a la rodilla.Lo mismo ejercía de media punta que de ariete y desde las dos posiciones marcaba porque la virtud que sobresalía era su acierto en el tiro, fuera de lejos o de cerca, desde el borde del área o desde el punto de penalti. Endrick tenía disparo de potencia de treinta metros y toque de ariete dentro del área.
El secreto de esa fuerza sobrenatural de sus piernas y de su cuerpo es una genética envidiable que el chico y sus entrenadores han sabido explotar con un buen entrenamiento de formación muscular, un trabajo que Pintus y sus colaboradores han refinado en Valdebebas. Endrick, 18 años, presenta la potencia de piernas de un mito madridista, su compatriota Roberto Carlos.

Endrick en el momento de adelantar al Real Madrid
Un disparo de pistolero
La otra virtud que resalta en el muchacho es esa rapidez en el remate. Recibe el balón y dispara a la primera, no lo retiene como hacen la mayoría de los futbolistas brasileños. Esa sencillez en el tiro está precedida de una velocidad en la carrera y en el desmarque que sorprende a los defensas. Se va de ellos. Destaca sobremanera su resolución final. Su remate, sea de lejos o cerca, es preciso, certero. Sus disparos siempre van a portería. O son gol o el portero rechaza la pelota. No se van fuera. Sí, tiene el gol en la cabeza. Y en las botas.
Sus demostraciones de brillantez rematadora en tan pocos minutos de juego le han hecho merecedor a jugar más. De hecho, debería haber tenido más minutos, porque se los ha ganado. Muchos piensan que es muy difícil que juegue cuando están los 'cuatro magníficos', Mbappé, Vinicius, Rodrygo y Bellingham. No es verdad. Hay sitio y tiempo para todos.
Sin ir más lejos, mirando los encuentros recientes, podría haber tenido más minutos en tres partidos que estaban resueltos y en los que entró en el descuento. Sucedió en el 3-1 al Manchester City en el Bernabéu. Mbappé rubricó el 3-0 a la hora de juego y el chaval entró en el 91. Lo mismo ocurrió hace un mes, cuando el Real Madrid vencía por 0-2 en Valladolid. Luego llegó el 0-3. Endrick entró también en el tiempo extraordinario. Y ocurrió igualmente en el 0-3 en Brest, hace unas semanas. Saltó al césped pasado el minuto noventa. Ancelotti debe concederle más cancha.
Debe tener paciencia
En la cocina blanca de Valdebebas le dicen a Endrick que tenga paciencia. Acaba de ser mayor de edad y entrará en el equipo más exigido del mundo poco a poco. Claro, un chaval de 18 años que ya ha sido internacional con Brasil, siente ansiedad por jugar y la palabra paciencia no existe en su diccionario. En el fuero interno le explican que el ejemplo a seguir es Rodrygo, que se integró paulatinamente en el once madridista tras su explosión en la Champions conquistada hace tres temporadas.
Endrick escucha y habla de continuar aprendiendo y mejorando. Pero no es fácil para él permanecer en la reserva. El pasado 8 de junio anotó su tercer tanto con la selección brasileña Brasil y se convirtió en el segundo futbolista más joven de su país en hacerlo. Solo Pelé fue aún más precoz.
Es difícil aceptar la suplencia, sí, cuando hablamos de datos como estos. Quiere competir más y teme que su poca competición afecte a su participación en la selección. Por eso se filtra desde su agencia de representación que según lo que suceda en los próximos meses se verá si en verano se solicita una cesión para disfrutar de mayor protagonismo.
En el Real Madrid le dicen: tranquilo chaval. La temporada es muy larga. Ahora llegan los cuatro meses decisivos en los que se dirimen la Liga, la Champions y esa Copa que él ha rematado para el conjunto blanco. Y luego atacará el Mundial de Clubes en junio y julio. El cuerpo técnico desea que Endrick continúe concentrado en rendir como lo hace. Tendrá más oportunidades. El balance se hará en julio. Ahora, el chico tiene claro que lucha por cuatro títulos muy importantes y que en medio año ganó dos, la Supercopa de Europa y la Copa Intercontinental.