El Atlético se la juega: de la ilusión por optar a todo al miedo a otro año a cero

El 1 de marzo era un muy bonito día para ser hincha del Atlético de Madrid. El equipo estaba metido de lleno en la pelea por la Liga, afrontaba con ilusión el cruce de octavos de la Champions League ante el eterno rival, el Real Madrid, y había sacado un valiosísimo empate a cuatro en las semis de Copa del Rey frente al Barcelona en Montjuic.

Había muchos motivos para soñar con levantar un título, algo que no hacen desde la Liga de 2021. El miedo que había en la parroquia colchonera es que en esta pelea también estaban los dos transatlánticos del fútbol español, que este curso van con todo a por el triplete. «Puerta grande o enfermería», comentaba la afición consciente de que, hoy por hoy, la diferencia de plantillas es notable, sobre todo en el 11 inicial, pues en la segunda unidad la cosa está más igualada.

Un mes después de que la ilusión se disparase, aunque de manera moderada por la entidad de los rivales, la cosa no ha podido ir peor. El Atlético cayó en Champions en una eliminatoria que pasará a la historia por el famoso doble toque en el penalti de Julián Álvarez. Era una eliminación que, en cierto modo, se podía esperar, pues el Real Madrid tiene muchas tablas en la Copa de Europa. El problema es que se dio de una manera excesivamente dolorosa. Un jarro de agua fría del que no se han levantado y ya solo les queda una bala. Ahora o nunca.

A ese KO en Champions se unen todos los tropiezos que han tenido en Liga. El equipo centró demasiado sus esfuerzos en tumbar al Madrid y descuidó el torneo de la regularidad. De campeón de invierno a solo 13 de 30 puntos en la segunda vuelta. Una debacle que ha provocado que sea el decimosegundo equipo de la competición si solo se tienen en cuenta los 10 partidos jugados en esta segunda vuelta. Un desastre que le ha echado de la pelea.

Solo queda la Copa

Todo ha cambiado en este mes de abril, solo 30 días después, el Atlético tiene los ánimos por los suelos. Aun así, está tocado pero no hundido. Todavía puede enderezar el rumbo y presentarse en la final de la Copa del Rey, un trofeo que se les resiste desde 2013. Es más, desde aquella hazaña inolvidable en el Bernabéu con el gol de Miranda, los rojiblancos ni siquiera han vuelto a la final. No hay mejor momento que hacerlo ahora para remontar el vuelo y que la afición siga con su viaje hasta el 26 de abril, día en el que se resolverá la Copa en La Cartuja.

«No fueron dos palos, fue un solo palo. En Champions ganamos», dijo Simeone para intentar animar a los suyos (afición y jugadores) y convencerles de que todavía queda temporada. El mensaje no caló del todo y el Atlético empató a uno en Cornellá. No obstante, es sobre todo ahora cuando tiene que meterle a su gente en la cabeza que tumbar al Barça en el Metropolitano es posible. Por mucho que la última visita de los azulgranas acabara 2-4, tienen motivos para creer.

Hasta el minuto 70 los colchoneros lideraron por 2-0 y eso que venían de un palo durísimo. No dieron las fuerzas y la cosa acabó en goleada. Ahora todo es distinto porque ha habido más descanso y es la bala final. La última (o penúltima) función de un equipo que ha hecho las cosas mucho mejor que el curso pasado pero que, paradójicamente, puede vivir una temporada peor. El Metropolitano debe ser el pulmón del equipo para evitarlo.