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Gareth Bale lanza una falta contra el PSG en 2019

Gareth Bale lanza una falta contra el PSG, en 2019GTRES

Champions League

Madrid y PSG, dos gigantes eliminados en Copa, en liza por unos cuartos de final

Los blancos y los parisinos, líderes de sus respectivas ligas, se enfrentan el próximo miércoles en la primera eliminatoria de la Copa de Europa

La eliminatoria de octavos de la Copa de Europa entre el Paris Saint-Germain y el Real Madrid llega tras la eliminación de ambos equipos en sus respectivas Copas nacionales. Ancelotti dijo el día del Athletic que estaba seguro de que aquella derrota no iba a afectar al equipo. Para el PSG es la primera vez que no va a disputar la final de la competición en siete años. Un dato, el de ambos, que puede no significar nada en una competición de fácil olvido, y más a estas alturas de la temporada, en comparación a la entidad de los títulos que quedan en juego.

De hecho, ambas derrotas coperas bien pueden haber venido en gran medida por preceder al gran enfrentamiento europeo entre ambos equipos. Esa sombra indudablemente ha opacado sin remedio el campeonato nacional por eliminación y ha afectado a los planteamientos de sus entrenadores. La visible (y en principio incomprensible) reserva del Real Madrid ante el Athletic quizá puede entenderse algo mejor ante la inminente llegada del petrolero parisino.

También la del PSG, que reservó de inicio a Mbappé, y perdió en la tanda de penaltis. El Madrid sucumbió al filo de la prórroga. Una dejación relativa. Un deseo de ganar no pleno al lado del deseo absoluto de ganar los cuartos de la Copa de Europa. Da la impresión de que el precedente copero ha camuflado a ambos rivales con el perfil supuestamente bajo de quien se está poniendo en la intimidad las pinturas de guerra. No es creíble pensar en dos conjuntos en horas bajas.

El Madrid renace, si es que ha de renacer, en su competición y el PSG la ansía. Podría haber sido la Copa incluso una liberación, una cosa menos en la lista de tareas del año que se despeja para lo importante bajo mínimos. Bajo los mínimos de una enorme exigencia por las ausencias y los años y los achaques. Pero hay un suspense indefinible.

Mandíbulas apretadas

En el Madrid lo es la insistencia de Carletto en la alineación de los mismos jugadores, a pesar de los temibles parecidos con el ocaso de su etapa madridista anterior, pero el italiano precisamente insiste (lo hizo el otro día de modo expreso en rueda de prensa) en que él es quien mejor conoce a los jugadores y sabe lo que hace. Desde París la intriga es otra en un equipo que parece, solo parece, menos equipo, más deslavazado en el campo, entre continuas murmuraciones por las costumbres fuera de él.

El dominio casi abusivo de su Liga no es el mismo que el que ejerce el Madrid en la suya. La concentración que requiere ese estado tampoco es el mismo. Da la impresión de que el PSG llega con una sonrisa relajada, casi hedonista, y el Madrid con las mandíbulas apretadas de apremio ante sus debilidades, sus fortalezas y el peligro inminente e incuestionable de su próximo rival. Como para pararse a pensar en la ya lejanísima Copa.

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