Espanyol 2-2 FC Barcelona
Luuk de Jong salva al Barça al borde del precipicio
Los culés salvan los muebles con la salida de Dembélé y un cabezazo del holandés en el minuto 95
No sonó Els Segadors, pero apenas un minuto después de no sonar se escuchó: ¡Pedriii!, como en los Oscars aquel año. El gol más tempranero de la historia de un derbi catalán. Estaba muy solo el tinerfeño, que casi solo tuvo que empujar la pelota que voló por encima de todo hasta el segundo palo. Lo más destacado después fue comprobar el viaje de la sutileza pedrista hasta el leñazo gavista, un viaje español con la señera, la cuarta camiseta culé, a cuestas.
Las segadoras
Mientras tanto el fútbol seguía sin aparecer. Salvaba el Espanyol a duras penas las segadoras culés. A falta de Els Segadors, las segadoras. Pero la primera amarilla fue para Baré, de los locales, por un patadón, cierto, a Araújo. El Barça atacaba, por decir algo, a través de Adama Traoré, o Trioré, a juzgar por el tamaño de sus bíceps. Le resultaba difícil mantener el balón a los locales como a las espigas su posición en el cuadro de Millet.
El Barcelona parecía los indicadores de un monitor multiparamético, hasta que de pronto se pararon de golpe
Paredes sencillas parecían paredes intelectuales, paredes xavistas, en la blandura blanquiazul. Una blandura hecha a fuerza de golpes del contrario, como si ya tuviera que competir sin dientes. El Barcelona parecía los indicadores de un monitor multiparamético, hasta que de pronto se pararon de golpe, desenchufados, por el gol de impacto y curva rápida de Darder, que celebró como Cristiano. Antes del gol inesperado, había salvado Diego López.
Se había cerrado mejor el Espanyol, pero a pesar de ello los visitantes conseguían encontrar ciertos milimétricos huecos como si fuera algo fácil. Uno de los que más los encontraban era Traoré, Trioré, a pesar de su volumen. Se quedó fuera Araújo por Eric tras el descanso. La situación no había cambiado mucho. Tan poco que el Espanyol volvió a blandear en el despeje, sobrepasado por la pujanza del cimmerio Adama, lo que aprovechó Gavi para marcar un gol que no varió el tanteo por fuera de juego previo.
Dembélé y De Jong
Hubo una falta de Vilhena a Busquets un poco rara, en un sitio peligroso, que fue amarilla y que no fue nada más. Como no estaba pasando nada, nada nuevo, los entrenadores intentaron que pasara algo. Algo nuevo. Y pasó. R.D.T. esperó, solitario y perseguido, sereno y valiente, y marcó por el sitio preciso el segundo para los pericos tras un pase de Darder, la gran figura de clase y personalidad del partido.
Xavi empezó a pensar y se le ocurrió poner a Dembélé. Piqué hizo una cosa fea. Los nervios. Ahora jugaba el Espanyol con esos nervios. Adama convertido en Macho Man. Xavi haciendo gestos de controlador de portaaviones. Dembélé le cambió el color al Barcelona. Qué bien pensó Xavi, que volvió a tener después otra inspiración y sacó a Luuk de Jong. No tenía los ánimos muy calmados el Barça. Piqué se puso a piquetear con Melhamed y ambos se fueron a la calle en decisión salomónica de Hernández Hernández.
Todo parecía terminado hasta que De Jong marcó de cabezazo en el 95, tras seis minutazos de añadido, ese gol del Barcelona que se está convirtiendo en un clásico de este presente.
Ficha técnica:
Barcelona 2: Ter Stegen; Dest, Araújo (Eric García, m. 46), Piqué, Alba (Dembélé, m. 72); De Jong (Aubameyang, m. 62), Busquets, Pedri (Luuk de Jong, m. 87); Traoré, Ferran, Gavi (Nico, m. 72).
Goles: 0-1 (Pedri, m. 2). 1-1 (Darder, m. 40). 2-1 (R.D.T, m. 64). 2-2 (Luuk de Jong, m. 95)