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Vinicius celebra su gol ante el Celta en Copa del Rey

Vinicius celebra su gol ante el Celta en Copa del ReyAFP

El Real Madrid sigue en observación

  • Ancelotti piensa introducir más cambios a partir de ahora, pero debe solucionar el problema de un equipo que durante fases de los partidos no dirige el juego y se llena de pases horizontales sin que nadie arriesgue

  • El éxito de Endrick, el último de la fila, demuestra que hay hacer más rotaciones; elogios en la cocina blanca para Tchouaméni, que soportó con carácter los pitos y realizó ante el Celta uno de los mejores encuentros de su etapa madridista

Los campeones de Europa se examinan. Suena extraño, pero los futbolistas y el entrenador que lo han ganado todo en los últimos tres años pasan un examen final cada tres días. Es el precio que pagan por haber conquistado los títulos más importantes a lo largo de un trienio que consta como el espejo de la exigencia. 'Si hemos ganado todo eso, hay que repetirlo'. Es el mensaje que dictan los aficionados madridistas, acostumbrados al éxito. Llegaron Mbappé y Endrick, pero se marcharon Kroos y Nacho, se rompieron Militao y Carvajal, y este Real Madrid no es el mismo. Al seguidor no le valen las justificaciones. 'Somos el Real Madrid y si hay lesiones que jueguen otros'. Pide lo mismo de antes.

Las seis Champions ganadas en diez años crean situaciones ambientales que ninguna otra entidad sabría soportar. Ahora, Ancelotti y sus pupilos son mirados con lupa. Lo hecho antes ya no cuenta. Es la ley del Real Madrid, que no vive del pasado.

Sí, Ancelotti y sus jugadores lo están pasando mal. El equipo no funciona como la campaña anterior y las dos derrotas ante el Barcelona les han puesto a los pies de los caballos. La grada del Bernabéu es un moderno teatro romano que, como hace dieciocho siglos en Roma, pone el dedo hacia arriba o hacia abajo y se olvida de lo visto antes.

Los pitos les ponen en alerta

Si hay una cosa que el Real Madrid no soporta en el ambiente interno son los silbidos. Los pitos dicen que hay cosas que no gustan en el espectador y la reacción es tomar medidas. Dos errores defensivos ante el Celta provocaron una prórroga copera y el regreso a la tensión que genera la duda en el cuartel general blanco.

Ahora vienen Las Palmas y el Salzburgo a Chamartín y esas dos visitas en tres días vuelven a poner un examen final a 'Carletto' y a la plantilla madridista. Sentirse juzgados cada 72 horas no es agradable y en la cocina de Valdebebas se respira esa preocupación. El grupo sabe que debe vencer en varios encuentros consecutivos para acabar con este juicio sumarísimo continuo.

No hay batuta

La visión de la dirección deportiva es que el equipo continúa sin controlar los partidos y se pierde en el centrocampismo inocuo, en una ristra de pases y más pases horizontales sin nadie que arriesgue. Solo Mbappé y Brahim arriesgaron ante los celtiñas. Y es que los pitos provocan precisamente eso, que el balón queme y nadie se la quiera jugar. Es lo peor para los futbolistas y para el técnico, quien siempre pide a sus hombres mucha personalidad para sobreponerse a esos momentos difíciles.

Sus jugadores reaccionaron en el segundo tiempo frente al Celta y con un futbol más directo y dinámico marcaron dos goles y tuvieron la eliminatoria copera conquistada, hasta que esos dos fallos en retaguardia, dos más en un curso repleto de tropiezos, permitieron el empate vigués y entrar en alerta máxima. Errores similares se produjeron ante el Athletic en San Mamés y frente al Rayo en Vallecas. Las equivocaciones defensivas son un lastre que se repite en el tiempo.

Ancelotti debe encontrar una línea de juego

Independientemente de las pifias que cuestan goles y puntos, Ancelotti tiene el reto de encontrar una línea de juego que no existe. Ya no está Kroos, pero sí están Modric, Valverde, Bellingham, Camavinga y Ceballos, hombres que han competido juntos y que ahora no saben organizar un estilo de control y mando, en tal punto que son dominados por el rival en algunas fases de los encuentros.

Sin ir más lejos: el Celta llevó las riendas en diversos momentos del duelo copero y ese marasmo pasivo no ha gustado nada a la dirección deportiva madridista. El balance es que Ancelotti sigue en observación, porque llevamos siete meses del curso y no ha encontrado la forma de conseguir la posesión de balón con asiduidad.

Endrick demuestra que el entrenador debe rotar más

Ancelotti tiene una segunda asignatura pendiente en este Real Madrid. No le gusta hacer cambios y los jugadores que entran como relevo le han demostrado que tiene que llevar a cabo más rotaciones. Ceballos fue el primer ejemplo. Güler es el segundo. Fran García, el tercero. Asencio, el cuarto, porque a pesar de la novatada del penalti copero ha dejado claro su nivel. Y Endrick es el quinto. El joven brasileño es el hombre menos utilizado por Carlo y acaba de demostrarle con dos tantos decisivos que el italiano debe realizar muchas más variaciones en el once. Le cuesta.

Ancelotti afirma que no puede cargar a los jóvenes con la responsabilidad de los problemas del equipo. Pero ellos le han contestado en el césped que están preparados para asumir responsabilidades. Esta posición tan conservadora del entrenador es otro punto rojo en el debe del técnico.

Tchouaméni contestó a los pitidos en el césped

Los jugadores saben que tienen la mayor parte de culpa de lo que sucede y su objetivo es superar los silbidos con garra y coraje. En este sentido, la cocina blanca de Valdebebas ha elogiado el gran rendimiento ofrecido por Aurelien Tchouaméni, quien sufrió los pitos del Bernabéu en el envite copero con el Celta y contestó en el campo con uno de sus mejores partidos como profesional del Real Madrid. Esa es la respuesta que Ancelotti quiere de todos sus jugadores.

El duelo de la Copa de Europa con el Salzburgo marcará un antes y un después. Para todos. Pero antes se la juegan ante Las Palmas, porque todos, entrenador y futbolistas, deben encontrar un estilo de juego y una eficiencia defensiva que han perdido. En ello trabajan. No tienen mucho tiempo de margen.

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