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Kylian Mbappé, en el partido contra el Celta

Kylian Mbappé, en el partido contra el CeltaAFP7 vía Europa Press

El Bernabéu no perdona el batacazo de la Supercopa: la tomó con los señalados en la primera parte

el Real Madrid logró este jueves su clasificación para los cuartos de final de Copa. Y lo hizo tras sufrir más de la cuenta ante el Celta y tener que ganar el mismo partido dos veces después de que el conjunto gallego le remontara un 2-0 en los últimos diez minutos del tiempo reglamentario.

No obstante, la noticia estuvo antes del comienzo del partido. El duelo ante el Celta llegó cuatro días después del batacazo que se pegó en la final de la Supercopa de España frente al Barcelona (2-5) y había incertidumbre por saber cómo iba a recibir el Bernabéu a los jugadores que peor habían rendido ante los azulgrana.

Tchouaméni, Lucas Vázquez y el propio Ancelotti fueron pitados por la afición madridista. El público es soberano y el sonido de viento se prolongó durante toda la primera parte. No les había gustado nada el partido ante el Barça y se lo hicieron saber en los más de 45 minutos que duró el primer acto.

El desarrollo del encuentro en la segunda mitad fue positivo y el 2-0 sirvió para calmar un poco los ánimos, hasta tal punto que los silbidos se disiparon por completo. Todo se quedó en un toque de atención que sirvió para hacerles saber a los jugadores que para jugar en el Madrid hay que rendir al máximo cada partido y que la camiseta blanca pesa mucho. Por lo tanto, los pitos iniciales acabaron convirtiéndose en aplausos.

De los silbidos habló, precisamente, Ancelotti en sala de prensa. «Es un toque de atención, y es aceptable por lo que pasó ante el Barcelona. El equipo ha reaccionado bien. Cuando el partido se ha complicado, han empezado a empujar y cuando lo hacen, es especial».

Así transcurrió la noche del jueves en el Bernabéu, un estadio que nunca ha tenido reparo en pitar a sus jugadores cuando las cosas no salen bien. Lo hizo con estrellas como Cristiano Ronaldo o Zidane en el pasado y recientemente lo ha hecho con Lucas Vázquez, Tchouaméni y Ancelotti. Eso sí, no va a ser la última vez que pase algo así en Chamartín.

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