Un derbi visto por uno de provincia
Ganó el Atleti porque la vida a veces reparte, y porque tampoco pasa nada. Lo del pasillo tenía morbo y sentido, y aunque no pasa nada porque todo se entiende, hubiera estado bien que en estos tiempos la grandeza y el ejemplo de honor se hubiera hecho en pasillo reconociendo al campeón
Les diré que he visto el Atlético-Real Madrid con cierta distancia emocional. Quizás porque lo he visto desde La Coruña y estas cosas en Madrid se sienten de otra manera; quizás porque, tras ganar La Liga y llegar a la final de Copa de Europa, hasta el 28 de mayo he consumido toda la épica y emoción que un aficionado medio puede digerir. Aunque en realidad lo que pasa, y creo que algo ya conté alguna vez, es que esto del derbi madrileño no tiene tanta intensidad para los de provincias. En nuestro caso, el Atlético es como el que tiene un primo lejano en Cuenca, por el que sientes cierto afecto e incluso ternura porque no le han ido muy bien las cosas en la vida. Poco más
Pero no me engaño que ya conozco el paño, llevo más de dos años en Madrid y he aprendido que aquí no es así, que de primos lejanos nada y que Rivalidad se escribe con mayúscula. Para mi, un partido más.
Mi amigo Goyo, referente profesional y ejemplo ético, es del Atlético de Madrid y el hombre lleva toda la semana dolido con el no pasillo del Atleti de su vida al campeón de Liga. Goyo ve a su Atleti como ve la vida, buscando siempre el lado correcto, un arquetipo aspiracional también en el fútbol. Lo del paseíllo tenía morbo y sentido, y aunque no pasa nada porque todo se entiende, hubiera estado bien que en estos tiempos, especialmente en estos tiempos, la grandeza y el ejemplo de honor se hubiera hecho en pasillo reconociendo al campeón. Eso de la «Noble simplicidad y serena grandeza», copiando a Winckelmann.
Espero que la victoria le haya reconfortado, me alegraré por él.
El Madrid salió con equipo de gala porque salieron los héroes de la eliminación al City. Eso sí, me faltaba Bale, pues soñé con un último baile redentor. Eché de menos a Isco y la magia desestresada, una luz al final del túnel del relax. Por lo demás, qué alineación y qué plantilla.
Ganó el Atleti porque la vida a veces reparte, y porque tampoco pasa nada. A los de provincias nos parece que, incluso sin haberse ganado el honor de hacer el pasillo al campeón, no estaría mal vernos en el minuto 93 de la final de Champions del 2023.