La conexión Lewandowski-Ansu Fati da la primera alegría al Barcelona

El fútbol es gol y el gol en Europa ha sido firmado por Robert Lewandowski en los últimos años. El polaco ha celebrado su 34º cumpleaños como mejor sabe y ha hecho lo que el Barcelona suplicaba: marcar. Con un doblete (y una asistencia), el flamante fichaje culé ha empezado su idilio con el gol en España y ha dado este domingo una gran victoria a su equipo en la siempre difícil plaza de Anoeta (1-4), triunfo en el que también ha tenido que ver mucho Ansu Fati, que en pocos minutos ha demostrado que se entiende a la perfección con el nuevo '9'.

El Barça ha ganado en San Sebastián principalmente por tres razones: los goles de Lewandowski, que solo necesitó de dos ocasiones para marcar los dos tantos, las paradas de Ter Stegen con igualdad en el resultado y, especialmente, por el impacto que supuso la entrada en la segunda mitad de Ansu Fati, la perla con la que España también suspira pensando en el Mundial. Irrumpió con 1-1, con un encuentro precioso e igualado, y él acabó decantándolo a favor del Barcelona con dos asistencias de gol y un tanto más firmado por él. Llegar y vencer para Ansu, que castigó mucho a la Real Sociedad.

El partido en Anoeta fue precioso, el mejor de los 18 que va de Liga. A los 49 segundos ya teníamos gol, porque Lewandowski encontró el olfato que jamás perdió, pero que sí le faltó ante el Rayo, y dio un ejemplo de lo que es un delantero centro. Se movió, se escondió, mareó al central y buscando la posición remató de primeras un pase de Balde, el canterano que dejó en el banquillo a Jordi Alba. Qué pedazo de jugador es Lewandowski. Sin embargo, la Real Sociedad, aupada por un ambiente infernal en Anoeta, empató rápidamente el partido tras una acción de Isak, que se aprovechó de la mala salida de balón de De Jong. El sueco ganó por completo a Eric García, de lo que poco que no destacó en este Barça. El central catalán siempre aparece, para mal, en la foto.

El ritmo era tremendo, idas y venidas. De un lado a otro, ocasiones para uno y otro. Si Ferrán Torres se ponía en la frontal y encontraba peligro, la Real contragolpeaba con un gran Mikel Merino, quien se encontró con otro gran Ter Stegen. Kubo cogió el rechace y se le fue fuera. Cada tres minutos había una ocasión en un canto al buen fútbol. Parecía la Premier. El Barcelona basculaba desastrosamente y ahí la Real Sociedad encontró su punto fuerte, ya que el club azulgrana -de color oro en San Sebastián- está muy descompensado entre líneas, siendo la defensa a veces una verbena. Xavi insiste en poner en el lateral a su mejor central, Ronald Araújo, y mantiene a Eric García, que a menudo sale retratado en el cara a cara con cualquier delantero.

Con ello el cuadro vasco siguió metiendo miedo en cada acercamiento, especialmente en la última jugada de la primera parte con un disparo de David Silva (qué calidad sigue teniendo) en la que Ter Stegen se lució. Unos minutos antes Dembélé había hecho la jugada perfecta, pero el balón en su disparo casi acabó en la playa de la Concha. El francés, por cierto, se salvó de una expulsión porque nadie en el VAR se dio cuenta de que en una jugada sin balón soltó un codazo en una grosera agresión que nadie vio. Y eso es un problema, porque con decenas de cámaras nadie se fijó en lo que había hecho.

Le perdonó Munuera Montero en el campo y especialmente González González en el VAR y el francés, que no había estado muy participativo, aprovechó la ocasión para iniciar la victoria del Barcelona en Anoeta con un gol en el minuto 66. Para entender ese tanto, y el siguiente, hay que ir a la figura de Ansu Fati, que entró dos minutos antes y cambió el duelo al dar las dos asistencias de gol. Esa a Dembélé y la siguiente, dos minutos después, a Lewandowski, que con otro tanto (el segundo en su cuenta particular) sentenció el partido.

En tres minutos, los que fueron inmediatamente tras la salida al campo de Ansu Fati, sacó el Barça los tres puntos de la difícil visita a San Sebastián, que se quedó huérfana de al menos un empate que hasta ese momento sí se había merecido. La perla bisauguineana, español desde hace tres años para que pudiera jugar con nuestra Selección, se dio también el gusto de marcar gracias a un pase de Lewandowski, que le devolvió los favores. La conexión entre los dos ya asusta, porque en San Sebastián se lucieron al máximo. Ha nacido el gran peligro del Barcelona esta temporada.