La gran crisis de Robert Lewandowski en su peor temporada en 12 años
Es la peor temporada goleadora del delantero polaco desde que se estableció en la élite y su capacidad física deja dudas
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Cuando el Barcelona fichó a Robert Lewandowski en el verano de 2022 por una cifra en torno a los 45 millones de euros era consciente del riesgo de fichar a un jugador que iba a cumplir los 34 años. También era consciente de la oportunidad de mercado que significaba poder fichar a uno de los mejores delanteros de la década.
Lewandowski se ha caracterizado en su carrera, por encima de cualquier otra cosa, por ser un obseso del gol. Desde la temporada 2011/12, con el Borussia Dortmund, ha alcanzado o superado los 20 goles en liga en todas las temporadas menos en una: su primera en Múnich, la 14/15, a órdenes de Pep Guardiola donde anotó 17 tantos en 31 partidos.
Por si fuese poco, el paso de los años, superada ya la treintena, en vez de templar su adicción a la portería la había incrementado. La temporada 20/21, la siguiente a haber ganado todos los títulos posibles en el Bayern, se fue a los 41 goles en 29 partidos. Cifras de extraterrestre de alguien que combate con los Karim Benzema, Luis Suárez, Harry Kane o Sergio Agüero por la consideración a mejor delantero de la última década.
Su desembarco en la ciudad condal, por otra parte, respondió a las expectativas. Principalmente en los primeros meses de temporada, previos a la cita mundialista de Qatar, a donde se fue con 14 goles registrados en 14 partidos de liga con el Barcelona.
A la vuelta del Mundial, Lewandowski bajó el nivel y anotó nueve goles en 20 partidos, lo que le hizo finalizar el curso con 23 goles en liga, suficientes para alzarse con el galardón a máximo goleador de la temporada en el campeonato español. A ellos les sumó otros 10 goles entre Champions, Europa League, Copa del Rey y Supercopa de España.
Este inicio de temporada 2023/24 está incrementando las dudas sobre el presente del polaco y su encaje en este Barcelona que está construyendo Xavi Hernández. Lleva siete goles en 13 partidos de liga, que si bien no son cifras malas, están lejos de lo que nos acostumbró. Es el porcentaje de goles por partido más bajo en 12 años, desde la temporada 2010/11, recién aterrizado en Dortmund desde Polonia.
Promedia un tanto cada 145 minutos y ha marcado siete goles sobre una cifra de Expected Goals (una métrica que cuantifica la calidad de las ocasiones) de 9,15. Es decir, lleva menos goles de lo que, por ocasiones, debería.
Su físico ya no le permite su juego
Lewandowski siempre ha sido un delantero al que le ha gustado bajar a recibir, participar en el juego del equipo y no limitarse a esperar en el área esperando su oportunidad. Notoria es su preferencia por abrirse a la banda izquierda para recibir ahí y ayudar a agilizar las posesiones de los suyos. En sus mejores tiempos en Múnich, y primeros meses en Barcelona, era capaz de hacer eso a la vez que llegaba al área para rematar las ocasiones, en equipos con un volumen de balones al área muy alto lo que le permitía estar siempre en posiciones de remate.
Ahora se está encontrando dos problemas: por un lado, el Barcelona no genera ocasiones con esa frecuencia y es un equipo al que le cuesta abrir a los equipos rivales; por otro lado, y el que más preocupará al polaco, ya no se le está viendo el motor físico para mezclar esos descensos para participar en el juego con llegar con claridad a zona de remate. Llega un segundo más tarde, y un segundo para un delantero es el mundo.
Tiene el Barça aquí una curiosa paradoja, y es que le viene bien que su delantero abandone su posición para darle claridad al juego, pero a la vez no se pueden permitir perderlo en las zonas donde realmente hace daño.
Ferran Torres como delantero aportaría una velocidad y capacidad de desmarque que para el equipo sería como agua en el desierto, al igual que el próximo fichaje invernal, el brasileño Vítor Roque. Pero sentar a Lewandowski no es una opción, jugador y equipo están condenados a entenderse teniendo en cuenta la situación contractual del delantero: tiene una temporada entera más asegurada.
La reminiscencia de Luis Suárez
El actual Lewandowski le debe sonar familiar al aficionado culé, y es que recuerda, inevitablemente, a los últimos años de Luis Suárez en Barcelona. Al igual que el uruguayo, Robert mantiene el colmillo y una cierta cantidad de goles asegurados, es su instinto, su naturaleza más primaria.
En contraparte, al igual que ese Suárez del final, son delanteros sin velocidad ni motor físico para aguantar carreras a campo abierto, bajar y llegar a remate en una misma jugada y que obligan al equipo a darles cada vez más cosas mientras ellos son capaces de dar menos.
Por si fuese poco, cuando el Barça no tiene el balón, Lewandowski les supone otra paradoja. No hace grandes esfuerzos en presión sabiendo que tiene que administrar su capacidad física, lo que echa al equipo hacia atrás. Pero cuanto más abajo defienden, más lejos queda Lewandowski de las zonas donde hace daño y menos útil es.
Si este bajón físico es un pequeño bajón antes de repuntar y volver a ser quien fue, o una nueva realidad, no lo sabe nadie. Considerando la edad, 35 años, la segunda alternativa parece la más plausible. El Barça se arriesgó fichándole y, si bien sus goles están fuera de cualquier debate, este bajón físico era una posibilidad más que real que el club ahora debe hacer frente.