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Un buen Tchouaméni es indispensable para el Real Madrid

Un buen Tchouaméni es indispensable para el Real MadridGTRES

Tchouaméni, el equilibrio que necesita el Real Madrid y que Ancelotti ha recuperado para la causa

Cuando el Real Madrid abordó el fichaje del mediocentro francés Aurélien Tchouaméni, en el verano de 2022, arrebatándoselo a grandes equipos que también le querían como Liverpool o PSG, no solo incorporó a su plantilla a un proyecto llamado a dominar la próxima década, sino a uno de los mejores mediocentros del mundo desde ese mismo momento.

El Real Madrid 23/24, en la segunda temporada de Tchouaméni en el Santiago Bernabéu, está jugando un fútbol muy vistoso, de combinaciones rápidas en pocos metros, juntando mucha gente alrededor del balón y con plena libertad de sus jugadores. Para que la idea funcione, para que el castillo de naipes no se derrumbe, es necesaria la presencia de un jugador que barra por detrás, robe balones y evite contraataques rivales. Ese está siendo el francés.

Tchouaméni llegó al Madrid y, lo que se preveía una adaptación pautada, respetando los plazos, se aceleró forzosamente tras la marcha de Casemiro rumbo a Manchester. Lejos de pesarle la responsabilidad, con 22 años en ese instante, Aurélien respondió desde el primer momento y mostró las cualidades que le hicieron destacar en el Mónaco: buenos primeros pases, calma bajo presión, capacidad para estar permanentemente conectado a la jugada, acudiendo en coberturas y ganando duelos, además de lectura de juego para ofrecer lo que pide la jugada en cada momento.

En el Mundial, donde Francia fue subcampeona, siguió demostrando su gran nivel –fue el único jugador que dio la cara en la final hasta la aparición estelar de Mbappé– e iba quemando, progresivamente, etapas del proceso. Pero, inexplicablemente, a la vuelta de esa cita mundialista, se cayó. Su rendimiento bajó notablemente e incluso perdió su hueco en el once titular del Real Madrid.

Un equilibrio necesario

Pero esta temporada la cosa ha vuelto a cambiar. Tchouaméni está volviendo a brillar en su juego y su presencia se está convirtiendo en fundamental en la plantilla blanca. Superadas unas molestias físicas que le dejaron fuera de los terrenos de juego durante casi dos meses, su participación ahora es más importante que nunca. Suprimiendo el partido de Copa del Rey ante la Arandina, donde Ancelotti rotó masivamente, el francés ha disputado 260 de los últimos 270 minutos de juego del equipo.

Tchouaméni, en un partido reciente con el Real Madrid

Tchouaméni, en un partido reciente con el Real MadridGTRES

Tchouaméni es comodín –como demuestran sus minutos actuando de defensa central ante la plaga de lesiones– y as en la manga del equipo, todo a la vez. Como se ha expuesto previamente, al Madrid le gusta juntarse con la pelota, mandar con la posesión y someter al rival con constantes cambios de posición. El reverso negativo es que, cuando el equipo pierde el balón, puede sufrir si no recupera rápidamente y tiene que correr hacia atrás.

Pese al magnífico nivel de Antonio Rüdiger, es indudable que el Real Madrid ha perdido calidad defensiva atrás tras las lesiones de Courtois, Militao y Alaba. Evitar que les lleguen es, por tanto, más importante que nunca.

Ahí entra en juego el exfutbolista del Mónaco quien, con su constante activación, capacidad de robo y contundencia en los duelos, permite al Madrid dominar los partidos y que, lo que va rápido, no vuelva aún más rápido. Una mala versión del francés –como en el día ante el Atlético en Supercopa– la nota el equipo, que concedió tres goles ese día –compensados por la contundencia ofensiva–, mientras que una buena versión, como la final ante el Barça, convierte el campo en unidireccional y le permite mucho control a su equipo.

Al fin y al cabo el Madrid tiene a dos de los llamados a dominar el mediocampo en la próxima década: Tchouaméni y Camavinga. Y están para sumar ya.

El mejor Real Madrid posible será aquel que tenga a Tchouaméni sobre el césped, compensando a sus compañeros. Y como muestra el partido de vuelta ante el Manchester City, el pasado mes de mayo, donde Ancelotti vivió su momento más bajo como entrenador del Real Madrid con una contundente derrota (4-0). Tchouaméni apenas jugó 10 minutos ese día y se puede imaginar que, una buena versión del francés, habría ayudado considerablemente a contener el vendaval inglés de aquel día.

La alarmante precocidad del fútbol en estos días, donde las estrellas son cada vez más jóvenes, llevan a juicios precipitados y crueles con jugadores que apenas están empezando sus carreras y que es normal que tengan bajones característicos de la edad. Y es que, a punto de cumplir 24 años, Tchouaméni lo tiene todo para ser el mediocentro titular del Real Madrid durante la próxima década.

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