El Real Madrid se complica en el último momento y acaba pidiendo la hora ante un combativo Alavés

Parece que se dice por decir, pero es una realidad como un templo. En el fútbol no se puede dar nada por seguro hasta que el árbitro pita el final. De hecho el Real Madrid sabe mucho de esto por sus mágicas remontadas, pero esta vez estuvo cerca de vivirlo en contra. El Santiago Bernabéu ya celebraba la victoria y estaba en modo fiesta cuando el Deportivo Alavés despertó y en cinco minutos pasó del 3-0 al 3-2 definitivo.

Nadie en el minuto 84 se podía imaginar que una goleada del Real Madrid y con el cuarto más cerca que el gol del honor, iba a terminar en un partido agónico en el que las caras finales eran de alivio y no de haber estado durante prácticamente todo el encuentro disfrutando de una gran imagen de su equipo. El exceso de relajación estuvo cerca de empañar uno de los mejores choques del combinado de Ancelotti en lo que va de temporada, pero todo quedó en un susto.

Se había acusado al Real Madrid en este inicio de curso de tirar las primeras partes y lo cierto es que las quejas tenían su sentido. Hasta la fecha solamente se había visto un gol del equipo blanco en los primeros 45 minutos y había gente mosqueada con eso. Tirar las primeras partes preocupaba en la casa blanca y en esta ocasión no hubo que esperar ni un minuto para ver portería. En el segundo 55 Lucas Vázquez puso el primero para iniciar una goleada que al final no fue tal.

Era un partido de homenaje a Carlo Ancelotti por eso de que cumple 300 partidos con el Real Madrid, pero la hinchada madridista apenas tuvo tiempo de corear su nombre. Todavía faltaban algunos por tomar asiento cuando el equipo blanco ya había estrenado el marcador y el ambiente que se respiraba en el Bernabéu era de que se venía una lluvia de goles.

Un cambio de orientación espectacular de Valverde para Vinicius permitió al brasileño meterse en el área para después poner el balón atrás al punto de penalti, donde apareció Lucas para, con la zurda y de primeras, ajustar el balón a la cepa del poste como si fuese un killer y dejar en nada la estirada de Sivera. El Madrid tomó nota y empezó con la intensidad que tanto se le demandaba.

No quiso bajar el pie del acelerador el equipo de Ancelotti, pero apareció un protagonista inesperado que le descentró durante unos minutos. Muñiz Ruiz salió con ganas de hacerse notar y en el minuto 4 ya le había mostrado una cartulina amarilla a Fede Valverde por protestar. Encendió esto a la grada y la cosa fue yendo a más con el gol anulado a Mbappé por fuera de juego (muy claro) y una nueva amarilla a Vinicius por protestar. El brasileño se marchó de Mouriño, que cortó la jugada con una patada y la cartulina fue para el '7'.

Mbappé quería el gol

Quien no se salió del partido fue Mbappé que quería volver a mojar en el Bernabéu y prolongar su buena racha. De ahí que el francés se inventara un gol junto a Bellingham para encarrilar el encuentro en la primera mitad. Kylian tiró un taconazo al centrocampista inglés, que le hizo la pared y después Mbappé hizo un movimiento precioso para dejar en su sitio a Diarra y plantarse solo ante Sivera definiendo a las mil maravillas. Quinto gol del crack de Bondy en Liga.

Como un jarro de agua fría le cayó ese gol al filo del descanso al Deportivo Alavés y terminaron bajando los brazos. El equipo vitoriano salió a la segunda mitad con poca fe y lo pagó muy caro, pues el Real Madrid seguía con ganas de hacer goles. Rodrygo quería también ser protagonista en el día de hoy y se lanzó a la aventura con una jugada en solitario. Cogió la pelota en tres cuartos de campo, se metió en el área, encaró a Protesoni y soltó un zapatazo raso al palo corto para hacer el tercero.

Ya con la sentencia fue cuando el Madrid bajó el ritmo al partido, aunque siendo dueño y señor de la pelota y sin renunciar al cuarto. Lo tuvo Vinicius pero se cruzó Protesoni en su disparo y también lo rozó Endrick nada más ingresar al campo, pero el palo se lo negó.

Exceso de relajación

Los tres puntos ya estaban asegurados en el Bernabéu, la cabeza de los jugadores en el derbi del próximo domingo y la de la grada en pasarlo bien el rato que quedaba. Cerca estuvo de salirles muy caro ese exceso de confianza y mientras el Bernabéu coreaba a Ancelotti «saca a Vallejo» y el italiano le daba entrada al terreno de juego, los de Luis García Plaza despertaron.

En solo dos minutos (85 y 86) se metieron de lleno en el partido con goles de Protesoni y Kike García hasta el punto de que el Madrid acabó encerrado y pidiendo la hora. Se quedó solo en susto, pero seguramente también en una lección aprendida.