Juegos Olímpicos
«El mayor espectáculo del mundo»: todo preparado para el día D, el histórico desembarco olímpico en el Sena
París vive expectante un día histórico lleno de sorpresas bien guardadas entorno a una ceremonia inaugural que por primera vez en la historia de los Juegos no se desarrolla en un estadio
Si Napoleón temía al general invierno, el comité organizador de Paris 2024 le teme a la lluvia. La ciudad se ha despertado con el cielo gris plomizo y de cuando en cuando hay que sacar el paraguas. Llueve poco y a ratos, pero las temidas tormentas de verano capaces de arruinar la gran ceremonia de hoy no van a amargar lo que promete ser un día histórico.
Las calles están aún más vacías que estos días de atrás y a partir de las 15 horas será casi imposible moverse por Paris. Siete líneas del metro están cortadas desde ayer noche, así como los principales puentes que atraviesan el Sena, protagonista indiscutido de la jornada.
El espacio aéreo permanece cerrado y es constante el paso de helicópteros de vigilancia. La prensa francesa ha cargado estos días especialmente contra unas medidas de seguridad de una ciudad que presenta hoy el aspecto de estar completamente tomada por patrullas, militares con metralleta en mano, efectivos policiales de diferentes países, incluido España.
El diario Le Parisien publica en su edición de hoy una divertida viñeta de un atleta portando la llama olímpica al que la policía le cierre el paso y le solicita la documentación y el preceptivo código QR. «Se lo juro, agente, soy el portador de la llama en su último tramo», responde con gesto desesperado.
Pero lo cierto es que hoy se observa en la prensa francesa un cierre de filas entorno al gran evento que comenzará en unas horas y exhorta a dejar atrás rencillas y rivalidades, protestas por los inconvenientes causados a la ciudadanía, «peajes nimios comparados con la posibilidad de asombrar al mundo y hacer Historia», esa expresión que tanto gusta a los galos. Todos a una por la «grandeur» y el prestigio de Francia en un día en el que el mundo mira a París, vienen a decir los editoriales.
Una historia rodeada por el momento y de forma deliberada de muchas incógnitas, ingredientes que hacen que la expectación sea aún mayor respecto a la ceremonia inaugural que verán in situ 326.000 espectadores (225.000 de ellos invitados) y que se espera que sigan por televisión mil millones de personas en todo el mundo. Otras cifras llamativas son los 45.000 policías, gendarmes y militares que velan por la seguridad del evento, lo que equivaldría a uniformar y facilitar un arma a toda la población de una localidad como Denia (Alicante).
Unos 100 jefes de Estado y de Gobierno tomarán parte en la inauguración de los Juegos, que contará con 205 delegaciones, 6.800 atletas participantes, 94 barcos navegando por el Sena. La gran parada de las delegaciones arrancará a las 7 y 30 de la tarde en el Puente de Austerlitz y discurrirá por 6 kilómetros a lo largo del río, hasta llegar al puente de Iena, donde desembarcarán y llegarán a pie a Trocadero, junto a la Torre Eiffel. Miles de tribunas han sido colocadas en ambas márgenes del río, así como sobre la mayoría de los puentes que atraviesan el Sena, convertidos en los lugares más cotizados.
Grecia, como es costumbre, abrirá el desfile, seguido por la delegación de refugiados y luego desfilarán por orden alfabético el resto de los países. Entre los portadores de las banderas de sus delegaciones podrá verse a LeBron James y Coco Gauff (Estados Unidos) o el jugador de baloncesto Giannis Antetokoumpo, que portará la primera bandera en aparecer. Por parte de España, los dos abanderados son el piragüista Marcus Cooper Walz, campeón olímpico y del mundo, y la regatista Tàmara Echegoyen, campeona olímpica en Londres 2012.
En conjunto, la ceremonia durará 3 horas y 45 minutos, una obra en tres actos: 45 minutos de espectáculo, dos horas de desfile de las delegaciones deportivas y una hora de actos protocolarios, incluidos discursos, etc. La hora elegida del comienzo pretende aprovechar al máximo la luz natural, aunque el día no esté especialmente luminoso, y esas espléndidas puestas de sol rosadas y anaranjadas sobre el Sena.
Como se ha mencionado, la mayor parte del evento tendrá como principal protagonista al río que divide la ciudad, una apuesta audaz que ha vivido muchas idas y venidas, incluso la posibilidad de la cancelación y diversos planes B, especialmente por razones de seguridad y que hoy se enfrenta a la hora de la verdad. La muy esperada e inédita ceremonia podría compararse a un complejo y gran puzle con infinidad de piezas cuyo aspecto final desconocemos por ahora, pero cuyos ingredientes invitan a pensar en un alarde de creatividad y espectacularidad que pasará a la historia de la ciudad y de los grandes eventos.
Su artífice, el hombre que, esperemos que para bien, pasará hoy a la historia de Francia, es el de Thomas Jolly, director artístico de las ceremonias de apertura y clausura, profesional bien fogueado en las principales escenas teatrales de Francia y conocido por su carácter vanguardista. «Será el mayor espectáculo del mundo», afirma Jolly a Le Figaro sin falsas modestias. Será un espectáculo sonoro, visual, histórico, simbólico, con vocación «muy de siglo XXI» que contará con la participación de 3.500 bailarines y la actuación de unas cuantas celebridades entre las que han trascendido los nombres de Céline Dion, Lady Gaga, Aya Nakamura. La expectación está servida.