París da la bienvenida a los Juegos Olímpicos con un repaso a su historia en una ceremonia inusual
Los Juegos Olímpicos de París 2024 ya están oficialmente inaugurados, aunque la gala de apertura resultó extraña y no estuvo exenta de polémica
La embarcación de los atletas españoles, Nadal, los Reyes y otras imágenes de la ceremonia inaugural de los Juegos de París
No fue una ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos al uso. Desde hace más de un año se sabía que el pistoletazo de salida de las Olimpiadas de París 2024 iba a ser diferente a lo que habíamos visto siempre de organizar el acto en un estadio olímpico y lo cierto es que no dejó indiferente a nadie.
Por el río Sena, hasta llegar a la Plaza de Trocadero, desfilaron 85 barcos que trasladaron a los atletas de los 204 países que participan en estos Juegos Olímpicos. Eso sí, el tiempo no acompañó y en gran parte de la ceremonia la lluvia fue una de las protagonistas. Poco importó a los deportistas y a los participantes en un desfile que ha rememorado la historia de Francia haciendo especial hincapié en las mujeres.
'Libertad, Igualdad y Fraternidad'. El lema de la República Francesa es la clave para entender una ceremonia que inauguró Zinedine Zidane pasándole la antorcha a unos niños que, tras un paseo por las catacumbas de París, le dieron la antorcha a una persona misteriosa que fue la encargada de acompañar a los espectadores en el viaje por la historia de Francia.
Unos botes de humo con la bandera de Francia fueron la carta de presentación de la gala. Acto seguido comenzaron a salir las embarcaciones, primero la de Grecia, por ser el país donde se originaron los Juegos Olímpicos, después la de refugiados y ya el resto en el orden alfabético francés. España desfiló en el número 62, por lo que antes se vieron gran parte de las actuaciones.
La primera en aparecer fue Lady Gaga con un homenaje al cabaret francés. La intérprete y actriz estadounidense se atrevió con el francés para versionar Mon truc en plumes de Zizi Jeanmaire, un clásico de los años sesenta, en un escenario pegado al agua del río. A esta actuación le siguió un homenaje a los artesanos que han hecho las medallas y la aparición de dos leyendas como Michael Phelps y Martin Fourcade, encargados de custodiar los metales más deseados.
Justo después se dio paso al acto central de la ceremonia, con un repaso a la historia de Francia. Se comenzó con la Libertad, representando la Revolución Francesa combinando la ópera, de la mano de Marina Voitti, con el heavy metal de Gojira y mostrando con la cabeza cortada de María Antonieta la sangre que se derramó en esos años para llegar al modelo de República que tiene el país galo en estos momentos.
Tras la Libertad fue turno para la Igualdad. Esta se representó con la Guardia Republicana y la actuación de Aya Nakamura. Un acto simbólico, pues es la cantante francesa más escuchada del mundo e interpretó Djadja, su tema estrella. Además, su origen maliense y el hecho de cantar junto al Instituto Francés reflejó aún más el espíritu de igualdad que buscaron transmitir durante toda la gala.
Mientras caía la noche, hizo acto de presencia la Fraternidad, único valor que faltaba por representar y que concluyó con el himno de Francia cantado por Axelle Saint-Cirel desde el tejado del Grand Palais. Momento cumbre de la ceremonia y que ya dio paso a todas las embarcaciones que faltaban por salir. La española lo hizo entre la Igualdad y la Fraternidad.
Extrañas actuaciones musicales
Las embarcaciones se fueron sucediendo y Australia, Estados Unidos y Francia fueron las últimas en llegar a Trocadero. Una vez que todos los países habían desfilado, el Sena se llenó de artistas para interpretar unas curiosas actuaciones en honor a la Unión Europea con el lema 'Unidos en la diversidad', pero que no terminaron de convencer y dieron paso a Imagine de John Lenon, con un piano ardiendo en el agua.
Al acabar las actuaciones se pasó a la parte final. Un caballo levitó por el río Sena para llegar a Trocadero con la bandera olímpica mientras que en los televisores se repasaban los mejores momentos de la historia de las olimpiadas. Llegó por fin el caballo blanco a tierra firme y entregó la bandera para que la izaran mientras sonaba el himno olímpico. Fue un desastre y la izaron del revés.
Se camufló como se pudo este grosero error y tuvieron lugar los discursos. El más destacado fue el de Emmanuel Macron, presidente de la República Francesa y encargado de inaugurar oficialmente los Juegos Olímpicos. Ya solo faltaba el encendido de la antorcha y hubo varias sorpresas.
La persona misteriosa, que nunca se ha sabido quien es, le pasó la antorcha a Zidane, que al inicio de la ceremonia se la pasó a él. El exfutbolista francés recorrió Trocadero y justo al final apareció para cogerle el relevo Rafa Nadal. El tenista español apareció por sorpresa y el público francés se rindió a él, que puso rumbo a una barca para acercar la antorcha al pebetero.
En un secuencia memorable, historia viva del deporte y del olimpismo, Zinedine Zidane, Rafael Nadal, Serena Williams, Nadia Comaneci y Carl Lewis se pasaron la antorcha olímpica camino del pebetero de los Juegos de París. Fue el español el encargado de dársela a la leyenda del tenis Amelie Mauresmo, que fue recorriendo las calles de París hasta llegar al Jardín de las Tullerías.
Por el camino se fue encontrando con históricos del deporte francés como Tony Parker, Michael Guigou y Allison Pineau. Todos juntos hasta que la antorcha llegó al judoca Teddy Riner y a la exatleta Marijo Perec, los encargados de encender el pebetero y que elevó al cielo de París un globo con la llama.