Tres medallas y millones de lágrimas
Un enorme Djokovic pudo con Carlitos. Plata, bajonazo. Los lloros de Alcaraz lo demostraban
Fue pronto, no habíamos llegado a mediodía y estábamos de exhibición. Carolina la Inmensa lo estaba bordando. Quedaba un ratito para tenerla en la final. Y en estas… Para qué contar. El susto, la confirmación, las primeras lágrimas de los millones que se fueron derramando allá donde estuviera un español de bien, un deportista lo mismo. La rodilla, otra vez.
Que te queremos. Que estás en el podio eterno, el que ocupan nuestros mejores de todos los tiempos y los que vendrán. Que eres tan nuestra… Todo eso lo sabes. El gran José María Gironella escribió un día China, lágrima innumerable. Una obra magnífica. Aplíquenle el título al momento, cambien China por España: el llanto inconsolable por ti, Carolina. Esa maravilla que eres y que nos regaló Huelva. Recupérate pronto y bien. Hazlo también por nosotros.
Ahora estamos esperando si le dan el bronce y si será nuestra abanderada en la ceremonia de clausura. Lo primero lo decidirán los tipos sospechosos de siempre. Capaces de cogérsela con papel de fumar un día y ponerse de perfil al siguiente. O a la media hora. Lo segundo, ella dirá. Un beso, querida. No tienes piel para recibirlos todos…
El asunto se había torcido, yo creo en estas cosas. Un enorme Djokovic pudo con Carlitos. Plata, bajonazo. Los lloros de Alcaraz lo demostraban. Como es natural, el bronce de Bucsa y Sorribes supo a gloria. La plata se pierde, el bronce se gana. Una medalla ejemplar, conquistada lo que se dice a pulso y a lomos de una gran fe. Sorribes no tenía pareja antes de Madrid y la gran cita se acercaba. Bucsa le dijo ¡vamos! Y fueron. Y podio. ¡Olé!
Sobre Rahm, nada que decir: el golf es el deporte más indescifrable del mundo. A mitad de recorrido era oro. No pudo ni amarrar el bronce. No hay explicación: es el golf. Su decepción al final del recorrido fue un canto a los Juegos: lo más grande.
Uno de los deportistas más laureados y mejor pagados del mundo, arrasado. «Lo que más me duele es decepcionar al público español», dijo finalmente. El podio olímpico, amigos. Su magia. ¡Ánimo, campeón, tu nunca decepcionas! Lili y Paula se inclinaron ante las campeonas de Europa…
El hockey hizo quizá lo más grande del día: se cargó a Bélgica, campeona del mundo. Vuelven a semifinales. ¡Qué deportistas estos, ellos y ellas! Que al hockey aquí juegan cuatro… Parecido al waterpolo, pleno de Las Guerreras. Tres medallas pueden regalarnos entre los dos deportes.
Y Reyes Pla, el boxeador: bronce y mangazo. Incalificables jueces, como los del baloncesto que se dieron el gustazo de tangar nada menos que a Sudán de Sur en su partido ante Serbia. Pitar contra Sudán de Sur: hay que tener maldad… Otra jornada dantesca del arbitraje mundial, con sus vares y sus miserias. Es una vergüenza.