LeBron, Curry y Durant celebran la agónica victoria

LeBron, Curry y Durant celebran la agónica victoriaEFE

Estados Unidos 95-91 Serbia

Serbia y Jokic ponen contra las cuerdas al 'Dream Team', pero no logran evitar la derrota

  • Serbia estuvo por delante todo el encuentro, con ventajas de hasta 16 puntos, pero claudicó en los instantes finales

  • Estados Unidos se medirá a la anfitriona Francia en la final por el oro olímpico

A veces no es suficiente. En ocasiones, ese mantra tan repetido de que si te esfuerzas al máximo, pones todo de tu parte, e incluso cuentas con la suerte de tu lado, las cosas saldrán no es cierto. Lo comprobó Serbia en la noche parisina. El equipo balcánico, a lomos de un magistral Nikola Jokic y un acertadísimo Bogdan Bogdanovic, rozó la proeza. Sus tres primeros cuartos pueden ser, sin miedo a exagerar, la cima del baloncesto europeo en la voluminosa historia de este deporte. Les valió para entrar en el último período con 13 puntos de ventaja. Pero no fue suficiente.

En la previa del torneo se hicieron virales unas declaraciones tanto de Stephen Curry como de LeBron James que apuntaban que no podía compararse a este equipo estadounidense con el famoso 'Dream Team' de Barcelona 92. Y no por una cuestión propia, pues son dos fantásticos equipos y a cada uno le puede parecer mejor uno u el otro. Sino por la oposición. Nunca el baloncesto había estado tan globalizado, tan expandido.

No es menos cierto que la plantilla estadounidense es muy superior, en términos cualitativos, a sus oponentes. Pero cualquiera, en una noche acertada al tiro y comprometida en defensa, puede hacer temblar los cimientos de esta recopilación de estrellas. Serbia además cuenta con Nikola Jokic, el mejor jugador del mundo en la actualidad y el mejor jugador europeo en la historia (quizás pueda haber alguna duda ahí, unas que de haber ganado este partido se habrían esfumado de un plumazo).

Otros jugadores NBA, como el comentado Bogdanovic, Vasilije Micic o Nikola Jovic, son una buena muestra de que el talento está menos concentrado que nunca.

Los balcánicos hicieron todo lo que estaba en su mano. Una defensa férrea y de mucho contacto para cortocircuitar las posesiones estadounidenses, y unas posesiones de muchísima fluidez (obvio teniendo a Jokic, ¿también el mejor pasador de siempre?) desmarcando a unos tiradores que estaban contando con unos porcentajes de acierto irreales. Su último cuarto hace descender los números de manera abrupta, pero finalizaron con un 41 % de acierto al triple y un 49 % al global.

Bogdanovic y Curry en una acción del partido

Bogdanovic y Curry en una acción del partidoEFE

Estados Unidos, que durante muchos minutos tan solo se mantuvo en pie por un irreal Stephen Curry, en uno de esos partidos suyos de 'mano caliente', donde enchufa todo lo que toca, logró involucrar en los últimos dos cuartos a un fantástico Joel Embiid, justificando la apuesta del equipo para nacionalizarle, y al eterno LeBron James, veterano y jerarca, ajeno al ruido y acertado cuando toca.

Curry finalizó el encuentro con 36 puntos (la segunda mejor marca histórica de un jugador estadounidense) y nueve triples anotados (la segunda mejor marca histórica en total). LeBron, con 16 puntos, 12 rebotes y 10 asistencias firmó el cuarto triple-doble en la historia de los Juegos... y el segundo de su cuenta personal, después del que firmó en Londres 2012. Además, el resultado final, 95-91 para Estados Unidos, es la victoria más ajustada de los vigentes campeones desde las semifinales de Sídney 2000 (85-83 a Lituania).

Números que muestran como Serbia les llevó al límite, pero también como ellos se mantuvieron en pie. Ahora les espera Francia en la final, anfitriona y rebelde, con el joven Wembanyama como referencia y un ejército de secundarios que, después de empezar mal el torneo, se han encontrado conforme pasaban los partidos y se han cargado a Canadá y Alemania, bronce y oro en el Mundial del año pasado respectivamente.

El sábado, los de la nación de las barras y estrellas buscarán su quinto oro consecutivo y el noveno de los últimos diez. Su equipo de esta edición es la mayor amalgama de estrellas en, como mínimo, 30 años, y aun así han estado asomando al abismo durante la mayor parte de la semifinal. A veces no es suficiente.

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