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Alcaraz devuelve una pelota en su partido ante Kwon

Alcaraz devuelve una pelota en su partido ante KwonEFE

Alcaraz se reinicia sobre la tierra de Barcelona

Montecarlo y Korda fueron el bienvenido frenazo sobre arcilla que detuvo la disparada expectativa del talento español

Carlos Alcaraz se dirigía como un cohete a ganar su primer Masters 1000 en Indian Wells. Solo pudo pararlo Nadal, y por poco, en una gran demostración tenística de ambos rivales. Un duelo generacional que se presentaba como un posible relevo en la cima, española y mundial. Nadal era el campeón invicto del año, un satélite que orbitaba, y Alcaraz el cohete del que se hablaba.

Alcaraz en el espacio

El murciano no alcanzó aquella final por los detalles de quizá el más grande de todos los tiempos, que se dejó una costilla (y de momento dos torneos y una gira de arcilla en el alero) por el camino. Alcaraz no bajó a la tierra, sino que siguió volando en el espacio del cemento sin detenerse hasta ganar, esta vez sí, el Masters 1000 de Miami. Con ese viaje el público pensaba que el joven español no pararía hasta que verdaderamente aterrizó.

Da la impresión de que el español está bendecido hasta en la derrota

Alcaraz se hizo humano para tomar impulso. Sebastian Korda, el hijo de Petr, lo movió en Montecarlo como una cometa hasta que se acabó el viento. Da la impresión de que el español está bendecido hasta en la derrota porque nada mejor que esta para devolver la prudencia que empezaba a evaporarse un poco ante la expectativa triunfal del imbatible fenómeno del tenis mundial.

Alcaraz devuelve una pelota de derecha ante Kwon

Alcaraz devuelve una pelota de derecha ante KwonEFE

Montecarlo fue una estación obligada, como una tierra prometida (aunque de paso) que ha devuelto el cohete a su Cabo Cañaveral del que puede que ya no se aleje nunca, si es que alguna vez se alejó. Carlitos se faja con toda la prudencia y con toda la dificultad debida en tierra española como si todo hubiera empezado de nuevo y así es como debe de ser.

Empezar de nuevo

El camino preciso por el que parece guiado. La derrota, la humildad como señal luminosa que atenúe el brillo de la fama que le persigue y para el que necesita el preceptivo parasol. Empezar de nuevo cada semana y sufrir como está sufriendo, sin dominar, aprendiendo a deslizar, sintiendo, probando aquello que dijo su mentor Ferrero: «No estamos seguros de que la tierra sea su mejor superficie».

Ganar su primer partido en el Godó y levantar el puño como si fuera la primera vez

Aunque nadie duda de que va a tratar de que lo sea. En ello está, adaptándose, dejándose un set a un juego (o los que hagan falta) en medio de la trabajada victoria sobre el desconocido Kwon para ganar su primer partido en el Godó y levantar el puño como si fuera la primera vez: el reinicio de Alcaraz con los pies sobre la tierra de Barcelona.

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