Agua del tiempo y horas de ayuno: así es la dieta de la longevidad de Djokovic

Novak Djokovic afronta el US Open, el cuarto y último Grand Slam de la temporada, en el momento óptimo. Viene de ganar a Carlos Alcaraz en una épica final en Cincinnati. Y volverá a ser número uno del mundo únicamente con ganar un partido en Nueva York, torneo que no jugó el año pasado por la prohibición de entrada de Estados Unidos a quienes no estuvieran vacunados.

Con 36 años el serbio no deja de estar en uno de sus mejores momentos. En este 2023 ha ganado ya el Abierto de Australia y Roland Garros y además fue finalista en Wimbledon. A ello se suma otros torneos y buenos momentos de tenis.

Es por ello que muchos se preguntan cómo es posible que pese a ya a su elevada edad para el mundo del tenis siga a un nivel máximo, sin tener tampoco grandes lesiones y manteniéndose siempre en un muy buen nivel año tras año. Y una de las clave –entre muchas otras– está en su dieta.

Tal y como ha contado el periodista José Morón, Djokovic tiene una dieta regular y repetitiva que le hace ser más fuerte y tener más aguante, ritmo y con lo tanto estar siempre en la élite. Su dieta se basa en comer frutas, verduras, legumbres, frutos secos y semillas, pero después tiene otras acciones que resultan clave.

Por ejemplo cada mañana tras levantarse se toma un vaso de agua caliente o a temperatura ambiente con limón. El serbio jamás bebe agua fría porque así su cuerpo no gasta energía calentando el agua.

Otra clave es las elevadas horas que Djokovic pasa en ayunas, en torno a las 14 o 16. Explica Morón, que se ha documentado para desvelar la dieta del tenista en un libro y las propias declaraciones de Novak, que intenta comer el menor tiempo posible porque no quiere gastar energía en las digestiones.

Djokovic descarta la carne roja (y tampoco come pescado) y prefiere tomar carbohidratos como la quinoa, el arroz o la pasta. Para desayunar se hace un bowl con muesli orgánico sin gluten, avena, frutas y dos cucharadas de miel de Manuka, una miel producida por abejas que se alimentan de la flor de Manuka, planta que crece en Nueva Zelanda y Australia y que tiene propiedades antibacterianas y antiinflamatorias únicas, relata el periodista.