Carlos Alcaraz arrasa a Novak Djokovic y sigue siendo el rey de Londres

El 6 de julio de 2008, Carlos Alcaraz tenía tan solo cinco años. ¿Qué pasó ese día? Rafa Nadal, su gran ídolo, se llevó el partido del siglo ante Roger Federer en Wimbledon y consiguió encadenar Roland Garros y el major británico en un mismo año, algo que ningún tenista español había conseguido. Pues bien. Ese dato ya es historia. Porque ha igualado la gesta de su ídolo 16 años después. El murciano jugó de perlas y no le dio ni una sola opción al serbio para conseguir su segundo título en Londres y colocarse con cuatro Grand Slams en su casillero (6-2, 6-2 y 7-6(4)

Día grande en Wimbledon. La pista central del All England Tennis Club de la capital británico presentó un ambiente magnífico para presenciar uno de esos encuentros que siempre apetece ver. Y más teniendo en cuenta cómo acabó la película el año pasado. Si no lo recuerdan, la final se fue hasta los cinco sets, duró casi cinco horas y Alcaraz se acabó coronando en la Catedral del tenis mundial.

Consciente de la importancia que tenía el duelo de este domingo, Carlos Alcaraz salió muy concentrado al partido y le dejó claro desde el primer intercambio a Djokovic que no le iba a regalar nada. El murciano quería mantener su imbatibilidad en finales de Grand Slam (tres de tres) y salió con un plan de partido muy definido.

A Djokovic no se le puede dejar ni media y el murciano apretó al resto. El primer juego del partido fue kilométrico. Duró 14 minutos y Carlos le rompió el servicio al serbio para ponerse por delante en la final. Golpe psicológico del español a las primeras de cambio.

En tan solo cinco juegos se pudo comprobar que Carlitos no iba de farol. El murciano se colocó 4-1 en un abrir y cerrar de ojos y el partido no estaba teniendo nada que ver con la del año pasado. Carlitos estaba mostrando una superioridad tremenda. Al otro lado de la red, Novak Djokovic estaba más fallón de lo normal y aprovechando la apatía del serbio, el español llevó la final a su terreno.

Las condiciones secas de la pista, fruto del desgaste, estaban beneficiando a Alcaraz. La bola de Djokovic no le estaba haciendo daño al español y Carlitos tenía bastante margen para llegar de forma más cómoda a la bola. La carta de presentación del murciano en la final fue un 6-2 que dejó boquiabiertos a los espectadores presentes en la pista central del complejo londinense.

Lección de tenis

Carlos Alcaraz había empezado la primera manga con quiebre y el murciano volvió a repetir la historia en el juego inicial del segundo parcial. Djokovic estaba completamente desnortado y no estaba siendo capaz de salir de ese bloqueo mental que tenía.

La ventaja en el marcador le dio aún más confianza al tenista español. Y eso ya era decir. Carlitos estaba jugando como un auténtico maestro y todo salía a pedir de boca. Ni en sus mejores sueños se hubiera imaginado dominar una final de Wimbledon como lo estaba haciendo este domingo. Pero cuando no hay demasiado oposición al resto, todo parece más fácil.

Con el paso de los juegos, esa distancia favorable para el tenista español se mantuvo. Qué recital de tenis le estaba ofreciendo Carlos Alcaraz al público británico. No se recordaba un dominio tan aplastante en una final. Djokovic estaba perdido, pero mantuvo la compostura. La situación era crítica para el serbio.

Ponerse dos sets abajo en una final de Grand Slam te merma mucho psicológicamente. Y Carlos volvió a cerrar el segundo set con 6-2. Mirada al banquillo, puño al aire y un ¡Vamos! que se escuchó desde la misma orilla del río Támesis. Y quién sabe si desde el número 10 de Downing Street. Probablemente se habría enterado hasta Keir Starmer, el actual primer ministro británico.

Directo a por la victoria

El murciano estaba disfrutando como un niño pequeño. Tenía la situación bajo control y mucho tenía que cambiar el guion de partido para ver una remontada de Djokovic. Pero no era el día del serbio. Alcaraz llegaba a todas las bolas y el público inglés se levantaba de sus asientos en señal de asombro. No podían hacer otra cosa.

La gran diferencia en el inicio del tercer set fue que Djokovic consiguió (por fin) ganar el primer juego al saque. Pero lo sacó adelante de milagro. El serbio estaba sufriendo lo indecible cuando le tocaba tirar la bola hacia el cielo. Después de eso, el español consiguió el 1-1 fácil y se fue en busca del break. Estuvo cerca. Tuvo tres bolas de rotura, pero a la hora de la verdad, Djokovic salvó la papeleta. Menudo grito de liberación pegó el serbio.

Levantar esa situación le dio más confianza a Nole. El serbio empezó a jugar con más soltura y a Carlitos le tocó subir una marcha más para frenar la reacción serbia. Un par de saques cargados de potencia a la 'T' y todo solucionado. En el 4-4, Alcaraz volvió a dar un paso más y le rompió el saque con un passing shot tremendo. El murciano estaba más cerca de ganar. No obstante, con todo a favor, le pudo la presión y Djokovic le devolvió el quiebre para ponerse 5-5. Se llegó al tie-break y ahí sí consiguió el murciano ganar el partido. Segundo Wimbledon para el de El Palmar.