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Botellas de aceite de oliva en la estantería de un supermercado

Botellas de aceite de oliva en la estantería de un supermercadoGTRES

El mercado negro de aceite de oliva adulterado ya mueve 1.500 millones de euros al año

La sequía ha destrozado la producción y los delincuentes están aprovechando el aumento de precio por la falta de oferta

El aceite de oliva se ha encarecido en el último año hasta un 70 %, según datos de la Coordinadora de Agricultores y Ganaderos. Se ha convertido, literalmente, en un artículo de lujo y son muchos los que están aprovechando la situación para vender ilegalmente producto adulterado.

La sequía ha reducido la producción de aceite de oliva a mínimos de hace treinta años. El Consejo Oleícola Internacional calculó un descenso del 47,7 % en la campaña 2022-2023 y quienes más lo están sufriendo son los españoles. Los productos temen perder cuota en el mercado internacional –donde somos líderes absolutos– por lo que es el consumo interno el que más se resiente por la falta de oferta.

En un año, el precio del aceite de oliva virgen extra ha pasado de los 5,57 euros el litro de media en agosto de 2022 a los 9,24 % del mes pasado, casi un 70 %, y los fraudes no dejan de sucederse. El pasado mes de junio, la Guardia Civil inmovilizó en Sevilla 143.000 litros de aceite adulterado, mientras que unos meses antes, la Junta de Extremadura llevó a la justicia por un delito contra la salud pública a varias marcas que mezclaba aceites de refinados con aceite lampante.

Según un informe de EIT Food, España es el país con mayor fraude alimentario de Europa y la estafa con el aceite de oliva virgen extra supone una pérdida para el sector de 1.500 millones de euros al año de un negocio de 3.000 millones.

Tras el escándalo del aceite de colza adulterado que provocó la muerte a 330 personas en 1981, los controles se volvieron más exhaustivos. Pero siguen siendo insuficientes. Fabián Torres, director de Desarrollo de Negocio de SICPA España, explica que el fraude va desde la adulteración del producto a la manipulación de envases o el etiquetado falso, y pide desconfiar de los aceites que se venden en mercadillos o webs no reconocidas.

«El problema es la exportación, ya que detrás está la marca España», añade Torres, «por eso hay que reforzar las medidas de seguridad». Su empresa se encarga precisamente de ofrecer soluciones de identificación y autentificación de los aceites, pero al refuerzo de la seguridad hay que añadir una mayor inspección, concluye.

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