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José María Rotellar

El IRPF de Vox, a examen: hasta 18.000 millones menos de recaudación y algunas asignaturas pendientes

La propuesta es ambiciosa pero necesita concreciones

Actualizada 04:30

José María Figaredo, responsable de la nueva oficina económica de Vox, ha presentado una propuesta de reducción de IRPF que parece ambiciosa y que puede ir en la buena dirección, aunque hay en ella mucho todavía por concretar, además de que su estimación y cuantificación debe realizarse de la manera más exacta posible, siendo conscientes de las limitaciones que no deja de tener cualquier estimación.

Así, la formación liderada por Abascal propone reducir el tipo impositivo del IRPF al 15 % para rentas inferiores a 70.000 euros, siendo del 25 % para las rentas superiores a esa cantidad, todo ello con un mínimo exento de 22.000 euros. Además, establecen una deducción de cuatro puntos de IRPF por cada hijo a cargo en la unidad familiar. Con ello, consideran que se producirá una caída de la recaudación 12.000 y 18.000 millones de euros en el IRPF, que proponen compensar con recortes de gasto, aludiendo a las subvenciones existentes. Con los dos tramos, mantienen formalmente la progresividad del impuesto al que la Constitución obliga.

Es una medida que parece que va en la buena dirección, que es la de reducir la carga tributaria que soportan los contribuyentes, en este caso, las rentas del trabajo, además de ser conscientes de que el gasto hay que reducirlo. Ahora bien, Vox ha de concretar tanto esta propuesta como su encaje en su ideario económico, virado últimamente hacia el proteccionismo económico y un mayor deseo de intervenir en la economía. De esta forma, la manera de avanzar por el buen camino que parece que desean iniciar es el siguiente:

1. Deben pulir la propuesta para dejar claro que los primeros 22.000 euros están exentos en todo caso o si . Es decir, que una persona con unas rentas del trabajo de 90.000 euros, al estar exentos los primeros 22.000 euros, se quedaría en 68.000 euros como base imponible, de manera que tributaría al 15 %, nunca al 25 %, o si, que sería lo usual, los 22.000 primeros van al 0 %, los 48.000 siguientes van al 15 % y los 20.000 últimos van al 25 %.

2. Unido a lo anterior, deben aclarar el mantenimiento de esos tres tramos –el exento, el del 15 % y el del 25 %– por el que tengan que pasar todos los contribuyentes, sin saltos para gravar todo al 25 % si una persona supera los 70.000 euros.

3. Para simplificar el impuesto es una buena señal la reducción del número de tramos, pero hay otro elemento que complica, distorsiona y realiza dirigismo en el impuesto: las deducciones. Una buena propuesta simplificadora debería bajar todavía más los tipos con la eliminación de las deducciones. Debe reducirse el gravamen con independencia de cómo decidan gastarlo los contribuyentes. Por eso, la deducción por hijo no es la mejor de las ideas, no por el tipo de deducción, que podría ser una de las más justificadas, sino por el hecho de ser una deducción. Es preferible que se eliminen todas las deducciones, no se aplique esta otra propuesta y se compense vía subvención a las familias por hijo, ya que, además, si lo que se pretende es fomentar la natalidad es lógico que la compensación sea lineal, no regresiva. Claramente, el apoyo a la familia debe hacerse técnicamente por el lado del gasto, no por el tributario. Es una muy buena idea fomentar la natalidad, pero la manera de hacerlo debe aplicarse por la vertiente del gasto para no distorsionar el impuesto.

4. Deben cuantificar más afinadamente el impacto. Es posible que se quede corta la estimación de una pérdida recaudatoria de sólo entre 12.000 y 18.000 millones de euros. ¿Sólo calculan el tramo estatal o también el tramo autonómico?

5. Adicionalmente, deberían realizar una memoria económica del impacto positivo que la reducción de gravamen de IRPF tiene en la actividad, al liberar más renta disponible para los agentes económicos, que puede generar incremento de transacciones y, con ello, de recaudación vía impuestos indirectos -no por subida de su gravamen, sino por incremento de las transacciones-.

6. Es muy buena noticia que propongan, simultáneamente, la reducción del gasto, para que no suceda como con la propuesta de la señora Truss, que fue valiente con la propuesta de rebaja de impuestos, pero que no se atrevió con la rebaja del gasto, pretendiendo financiar las bajadas con deuda. Hay que recortar el gasto de manera clara, pero Vox tiene que:

  • Trazar un presupuesto base cero, donde cuestionar todo
  • Realizar propuestas concretas, más allá de hablar de subvenciones y número de ministerios.
  • Cuantificar la rebaja.

Por último, y más allá de la propuesta tributaria, que parece querer avanzar por la senda del liberalismo clásico, deben acompañarla de una propuesta reformista y liberalizadora de la economía, dejando de apoyar subidas de salario mínimo, que arruinan a la economía y expulsan a los trabajadores al desempleo, además de incentivar la perniciosa economía sumergida; deben abandonar por completo toda tentación de propuestas nacionalizadoras e intervencionistas en la economía; y deben olvidar para siempre cualquier tic proteccionista.

En resumen, es una propuesta que puede apuntar en la buena dirección, pero que para que consiga convertirse en una magnífica respuesta debe contemplar todos los puntos antes enunciados.

  • José María Rotellar es profesor y director del Observatorio Económico de la Universidad Francisco de Vitoria
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