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La banca esgrime que su rentabilidad es la mitad que la del Ibex para evitar que el impuestazo se haga permanente

La AEB pide no extender el tributo porque quitaría a las entidades españolas la capacidad de competir

La gran banca sale al paso del argumento del Gobierno para hacer permanente el impuesto especial que grava sus beneficios. Mientras la vicepresidenta del Gobierno Teresa Ribera volvió a confirmar, a principios de mes, que el Gobierno trabaja para mantener el tributo aunque con algunos cambios para favorecer las inversiones, las entidades niegan que estén registrando beneficios «extraordinarios» que justifiquen su mantenimiento.

Los principales bancos españoles se han esforzado en tratar de trasladar que sus grandes beneficios en 2023, alimentados por la subida de los tipos de interés, no tenían sin embargo el carácter que, según el Ejecutivo, justifica el tributo. A este respecto, desde la Asociación Española de Banca (AEB), que agrupa a Santander, BBVA, Sabadell o Bankinter subrayan que el ROE del sector bancario —la ratio más usada para medir la rentabilidad del tributo— se situó en el 9,7 % en el período 2019 - 2023. Frente a ello, la media de las empresas del Ibex-35, excluyendo a la banca, registró un 14 %.

ROE del sector bancario comparado con el resto del Ibex

ROE del sector bancario comparado con el resto del IbexBankinter / AEB

«El ROE se está recuperando después de unos niveles muy bajos», apuntó la presidenta de la AEB, Alejandra Kindelán, durante un encuentro con medios tras la junta anual de la asociación. En España, donde las entidades están mucho más enfocadas en familias y pymes, los niveles se mantienen por encima de los alcanzados por las entidades del resto de Europa. «Nos hemos mantenido por encima de la media europea y estamos entrando de manera más clara en la zona del coste de capital», según Kindelán.

Los principales bancos españoles obtuvieron un beneficio neto conjunto de 23.000 millones en 2023, un 20,3 % más. La partida que más se incrementó fue el margen de intereses, obtenido de la actividad comercial, que supuso el 76 % de su resultado antes de impuestos. El resto procedió de las comisiones y de otros resultados, pero también de la mejora en los procesos de eficiencia.

Infravaloración bursátil

Para el sector una de las pruebas de que los beneficios récord de este año no son extraordinarios está en que el 73 % del sector cotiza por debajo de su valor en libros. «Estamos infravalorados a pesar de la mejora en la rentabilidad», aseguran. Entre las causas, apuntan a la falta de previsibilidad de los requisitos regulatorios.

«Los inversores no saben cuanta de esa rentabilidad se va a ver limitada en los siguientes años por los requerimientos de París (donde se sitúa la Autoridad Bancaria Europa, EBA, presidida por el español José Manuel Campa), de Fráncfort —sede del BCE— o de los gobiernos nacionales», según la AEB.

«Los inversores no saben cuanta de nuestra rentabilidad se va a ver limitada por la EBA, el BCE o los Gobiernos»

El Fondo Monetario Internacional (FMI) reclamó este viernes que, si se hace permanente el impuesto, «sus bases deberían alinearse con una definición más clara de ganancias excepcionales para minimizar sus efectos distorsionadores». La institución que preside Kristalina Georgieva se suma así a las voces que reclaman, al menos, un rediseño del tributo «para lograr otros objetivos políticos clave».

Para el FMI debería servir para reforzar el capital de la banca ante una posible vuelta de las vacas flacas. Una fórmula similar a la que ya expresó el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, y que la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, rechaza frontalmente. «Vamos a rediseñar el impuesto para que las entidades financieras contribuyan a al financiación de los servicios públicos, no a que puedan pasar mejor el test de estrés», considera la también vicepresidenta primera del Gobierno.

La AEB, no obstante, rechaza el tributo aunque se reformule. «No nos parece el momento de cargar al sector con un peso adicional de mil o mil quinientos millones, en un momento en el que tenemos riesgos geopolíticos como Ucrania, Oriente Medio o las elecciones en EEUU, y un entorno macro con un crecimiento moderado, expectativas de bajada de tipos de interés y necesidades de financiación billonarias en Europa, señala Kindelán, que avisa del potencial impacto sobre la competitividad de los bancos españoles. «Seríamos el único país en tener un impuesto permanente», considera.

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