Motos y Broncano en la CEOE por la reducción de jornada
Joaquín Pérez Rey se presentó en la mesa tripartita sin ningún documento, pero sí que dejó a los dirigentes de la patronal con más dudas
La propuesta la ha lanzado Trabajo, pero las malas lenguas dicen que en realidad se le ocurrió al ministro de Economía, Carlos Cuerpo, que tiene más luces que Yolanda Díaz y que, de un tiempo a esta parte, se está convirtiendo en perejil de todas las salsas. La próxima reunión se celebrará el jueves, y ahí CEOE y Cepyme verán si el llamado «Plan Pyme 375» es capaz de compensar los muchos perjuicios que conlleva reducir la jornada laboral a 37,5 horas semanales.
El secretario de Estado de Empleo se descolgaba la semana pasada con el compromiso de bonificar los contratos indefinidos que tengan que hacer las empresas de hasta 10 empleados como consecuencia de la nueva organización del tiempo de trabajo. Marca de la casa, Joaquín Pérez Rey se presentó en la mesa tripartita sin ningún documento, pero sí que dejó a los dirigentes de la patronal con más dudas. Y sobre todo, más enfrentados.
Divide et impera. Divide y vencerás. La frase se atribuye a Julio César, que definió así la política con la que Roma creó su vasto imperio, según relatan los historiadores. La división como ariete para alcanzar la victoria es una estrategia tan antigua como eficaz y el sanchismo no cesa de inventar polémicas artificiales con ese objetivo. Sea a cuenta del duelo televisivo entre ‘El Hormiguero’ y ‘La Revuelta’, el Lamborghini frente a la bicicleta eléctrica, o cualquier otra majadería que se les ocurra con tal de polarizar y generar crispación.
Así que en CEOE y Cepyme, a la espera de conocer los detalles del «Plan Pyme 375», ya no critican con el mismo brío que antes el desprecio a la negociación colectiva y el intervencionismo que representa la reducción de jornada. No es que los dos presidentes, Antonio Garamendi y Gerardo Cuerva, vayan a empuñar el hacha de guerra, pero nos encontramos ante uno de esos asuntos donde lo que se juegan las grandes compañías y las pymes tiene poco que ver. Y al Gobierno, por supuesto, le interesa ahondar al máximo en las fisuras cuando no provocarlas. Por mucho que se recuerde el inédito comunicado de Cepyme de julio, donde las pequeñas y medianas empresas se plantaron con un sonoro «basta ya» contra la injerencia de Sánchez y sus ministros en los negocios privados.
«Tenemos que ser beligerantes porque no paran de darnos motivos, pero si no nos hubiésemos cerrado en banda, el salario mínimo no habría subido tanto y estaríamos mejor», me dice el representante de una organización territorial que está dispuesto a cambiar de opinión y apoyar las 37,5 horas si las bonificaciones de Yolanda Díaz son «lo suficientemente generosas». En contraste con su punto de vista, otra empresaria advierte de que «si a un Gobierno tan populista como este le das la mano, te acaba cogiendo el brazo. Después de la reducción de la jornada, vendrán las indemnizaciones por despido, otra subida del SMI y de las cotizaciones y a saber qué más».
Es una cuestión de matices, en cualquier caso, porque en el 50 de Diego de León no se discute lo evidente. Y lo evidente es que recortar la jornada con el mismo sueldo implica aumentar los costes laborales, lo que, sin una mejora proporcional de la productividad, conduce inevitablemente al desastre. Las empresas, que ya están lidiando con el problemón del absentismo, no pueden soportar más cargas sin que eso tenga consecuencias negativas para el empleo y la competitividad. De primero de Economía. Las políticas del Gobierno deberían centrarse en crear un entorno regulatorio que fomente la creación de puestos de trabajo y la inversión en lugar de obligar a remar contra corriente, pero es lo que tenemos.
A los sindicatos les parece que nadie les ha dado vela en la última propuesta de Trabajo
Además del importe de las bonificaciones, en fin, también está por ver en qué consistirá el asesoramiento que el SEPE (Servicio Público de Empleo Estatal) prestará a las pymes, cómo se garantizará la desconexión digital de los trabajadores, o cómo se llevará a cabo el registro horario en las compañías más pequeñas. Son las medidas que han trascendido por ahora del «Plan Pyme 375», que podría inclinar la balanza y hacer que la patronal termine sumándose al pacto para reducir la jornada después de nueve meses de complicadas negociaciones. Los sindicatos, a todo esto, no han dicho ni mu. Les parece que nadie les ha dado vela en esta última propuesta del Ministerio de Trabajo y mantienen, eso sí, la convocatoria de movilizaciones a partir del 26 de septiembre ante las sedes provinciales de CEOE. Presiona y enreda, que algo queda. Lo mismo de siempre.
Sea como fuere, los próximos días dirán si la jornada de 37,5 horas sale adelante con el consenso de todos los agentes sociales. Cabe desear a CEOE y Cepyme que acierten en su decisión por el bien de los empresarios y del conjunto de la economía. Ahora, que no deberían caer en la trampa del «divide y vencerás» del Gobierno. Hay que estar ciego para no ver una estrategia tan burda. Están haciendo algo parecido con los barones del PP ofreciéndoles negociar bilateralmente una quita de deuda para blanquear un cupo catalán que no hay por dónde cogerlo. Pero de eso ya hablaremos otro día.