Vox insta a Bruselas a acabar con la trampa que hace China para pasar sus productos por europeos
Desde 2006, los exportadores chinos utilizan un logo muy similar al impuesto por la Comisión Europea, pero sin cumplir con los estándares de calidad
Desde hace casi dos décadas, los exportadores chinos están utilizando una treta para hacer pasar sus productos como mercancías que han superado los controles europeos y cumplen los requisitos que marca el Espacio Económico Europeo. Sin embargo, la Comisión Europea parece tener las manos atadas ante un fraude millonario y lleva años sin mover ficha al respecto.
A comienzos de los noventa, la Unión Europea introdujo la marca CE –Conformité Europénne, conformidad europea– para los productos vendidos en el mercado interior. Este logotipo es una garantía para los fabricantes de que sus mercancías pueden comercializarse sin restricciones y de que estas son seguras para los consumidores.
Esta marca no identifica el origen del producto, que puede haber sido producido en cualquier lugar del mundo, pero asegura que se adecúa a las normativas europeas sobre calidad, seguridad o toxicidad, por ejemplo. Dependiendo del sector, esas exigencias cambian, por lo que no todos los productos con marcado CE cumplen los mismos requisitos.
En 2006, exportadores chinos empezaron a incluir en sus productos un logo muy similar, casi idéntico, al de los europeos. La única diferencia es que la distancia en la que están colocadas la C y la E –en este caso, correspondientes a China Export– es inferior a la marca de la Comisión.
Estos productos, por supuesto, no cumplen necesariamente con la legislación pertinente de la UE y pueden ser inseguros, pero el parecido entre ambos lleva a equívocos entre los consumidores, incapaces de reconocer el correcto. En el año 2008, el entonces vicepresidente de la Comisión, Günther Verheugen, aseguró en una carta en nombre del ejecutivo comunitario desconocer el logo chino y lo atribuyó a un error en el marcado de la legislación europea sin respetar las dimensiones y proporciones prescritas en la misma.
Además, explicaba que, según el principio de subsidiariedad, la vigilancia del mercado es principalmente una tarea de los Estados miembros. «La Comisión ya ha iniciado el procedimiento para registrar el marcado CE como marca colectiva comunitaria. Las autoridades nacionales de vigilancia del mercado dispondrán de medios adicionales para emprender acciones legales contra los fabricantes que proporcionen productos no conformes y hagan uso indebido del marcado CE», señalaba la misiva.
Ahora Vox ha enviado una carta a la Comisión instándola a que afronte el problema y estudie medidas «como una modificación del logo actual» para evitar un problema «vigente tras 18 años». El problema, como destaca esta formación, es que el sello de Conformidad Europea «no está registrado como un logo de la UE», por lo que no se puede exigir la eliminación de la imitación asiática.
"La Comisión está tan obsesionada con su agenda ideológica que ha perdido de perspectiva sus funciones básicasEurodiputado de Vox
«La Comisión Europea está tan obsesionada con su agenda ideológica que ha perdido de perspectiva sus funciones básicas: proteger al consumidor y garantizar el funcionamiento del mercado interior», señala Jorge Martín Frías, eurodiputado de Vox y autor de la carta enviada a la Comisión.
«Con su dejación de funciones está poniendo en riesgo al consumidor a la vez que fomenta y arropa prácticas desleales poniendo en riesgo el trabajo de fabricantes al permitir la entrada de productos chinos», añade.
Los productos acogidos a la marca china, además, solo hacen mención sobre el origen del producto, pero no a sus controles de calidad, en muchos casos inexistentes. De hecho, el país asiático utiliza la marca de Certificado Obligatorio de China –conocida como CCC– para los productos importados, vendidos o utilizados en el país y que cumplen las Normas Nacionales de la República Popular China, los llamados estándares Guobiao.