El INE y las subidas del PIB: objetivo, convertirnos en esclavos
Si alguien se cree que las subidas del PIB del INE de Elena Manzanera no tienen ninguna influencia están tremendamente equivocados, porque modificar al alza un 2,5 % el PIB en términos nominales produce automáticamente una bajada del mismo porcentaje de muchos indicadores clave
Si alguien piensa que las encuestas de Tezanos no tienen repercusión, a pesar de que no acierte ni una, está muy equivocado. Genera opinión, genera tendencia y hace que muchos indecisos voten por el ganador, porque a mucha gente no le gusta votar por quien va a perder.
Si alguien se cree que las subidas del PIB de modo truculento por parte de Elena Manzanera no tienen ninguna influencia están tremendamente equivocados, porque modificar al alza un 2,5 % el PIB en términos nominales produce automáticamente una bajada del mismo porcentaje de muchos indicadores clave de la economía de nuestro país.
Existe una convención de que la mejor forma de medir la deuda, el déficit y la presión fiscal es hacerlo sobre el PIB nominal. En épocas en que la inflación es baja y está controlada puede hasta ser aceptable, en épocas en que la inflación es alta, en muchas ocasiones distorsiona los resultados.
En cualquier caso y dado que se acepta como modelo de control por parte de Bruselas, del Fondo Monetario Internacional, del Banco Mundial, de la OCDE y de la mayoría de los centros de estudio de prestigio del mundo, no voy a ser yo el que les lleve la contraria.
Por ello, cuando una agencia de estadística hace una revisión del PIB —que todas lo hacen para cerrar definitivamente los años—, nadie protesta y se considera normal. Ligeras modificaciones que producen cambios en los resultados acumulados. Pero cuando una agencia como el INE lo hace de forma recurrente y para cambiar datos de años que ya no están en revisión es que hay otros intereses muy claros, que son los de mejorar ratios que le vienen muy bien a los gobiernos. Es el caso de las revisiones que ha hecho el INE y que voy a ir mostrando a continuación.
El primer efecto clarísimo viene sobre la deuda:
El año pasado cerramos oficialmente con una deuda consolidada bajo el Protocolo de Déficit Excesivo de 1,573 billones. Calculada sobre el PIB de 1,461 billones, le comunicamos a Bruselas que España había cerrado el ejercicio con un 107,7 %. Pero, al efectuar la modificación del 2,5 % del PIB y colocar los 36.543 millones más y dejarlo en 1,498 billones resulta que inmediatamente la deuda baja al 105 %, que son 2,7 puntos menos que la oficialmente presentada en su momento.
Como además el Gobierno ha decidido que el PIB subirá más de lo estimado y que lo hará en términos nominales un 2,8 %, la deuda a cierre de julio se coloca en un 102 % del PIB, en total 2,9 puntos menos de lo que le correspondería.
Mis estimaciones son que si no hacen milagros o si no reciben Fondos NextGen, la deuda se les va a disparar hasta muy cerca de 1,640 billones, pero así y toda la deuda solo sería de un 103,4 % y aparentemente estaríamos en la senda de acercarnos al 100 % que es un objetivo que hay que conseguir como mínimo en 2025.
Gracias a estos trucos, el Gobierno ya está barajando una subida de impuestos para 2025 de unos 60.000 millones, porque dice que nuestra presión fiscal está por debajo de la de la UE, aunque es la que más crece con respecto a los grandes de la UE como ya lo he demostrado.
La gran pregunta que cabe hacerse, ¿es posible esa subida de 60.000 millones?
Pues aquí lo tienen. El gobierno recaudó en 2023, según los últimos datos publicados por la IGAE (que mejoran los enviados a Eurostat en más de 2.500 millones de recaudación) un total de 628.283 millones que suponían una presión fiscal del 43 %, es decir 2,9 puntos menos que la media de la UE, pero con la modificación del PIB la presión baja a un 41,9 %, que se queda 4 puntos por debajo de la media.
A 30 de junio de 2024 la IGAE da una recaudación del 310.249 millón, que extrapolado a cierre de ejercicio, da una estimación de recaudación de 668.493 millones, lo que significa 40.000 millones más que en 2023, pero con los incrementos y modificaciones del PIB, la presión fiscal se colocaría, no en un 43,3 %, sino en un 42,1 %.
Por lo tanto, si usamos el estimado del Banco de España de PIB para 2025, el PIB ya diferirá en 46.000 millones del anterior y si sumamos 60.000 millones a los ingresos del Estado, la presión fiscal se colocará en un 44 % sobre el nuevo PIB y Sánchez podrá decir que sigue por debajo aunque sea el que más cruje a su población en subidas de impuestos.
Esto supondrá que el Estado español habrá recaudado y, por lo tanto, quitado a los españoles 100.000 millones más en dos años.
Así que desde el punto de vista teórico no tiene ningún problema en decir que los españoles pagaremos menos que los europeos en función de nuestro PIB, pero lo que pasará es que estos crecimientos no se están reflejando en el PIB per cápita y el esfuerzo fiscal va a estar muy cercano al 55 % del PIB per cápita de los españoles, pero lo que es peor es que cada día seremos mucho más pobres y podremos hacer cada día menos con nuestros ingresos.
Y para el que no lo tenga claro, el objetivo de este gobierno es muy claro: convertirnos en esclavos del Estado. Solo trabajaremos para pagar impuestos.