Fundado en 1910
El ex presidente del Banco Popular, Luis Valls.

El expresidente del Banco Popular, Luis Valls.

Las fundaciones de Luis Valls lamentan las «falsedades» del libro que le ataca y tachan al autor de «sectario»

El expresidente del Banco Popular pilotó una entidad que fue la más rentable de su sector durante muchos años

Los representantes de las tres fundaciones que el expresidente del Banco Popular, Luis Valls, ha dejado como legado, han salido en defensa de su benefactor, fallecido hace ya dieciocho años. Ahora ha sido acusado de lo que consideran «delitos y fraudes muy graves» en un libro sin que pueda rebatir los hechos que el autor le atribuye.

El portavoz de las fundaciones, Yago de la Cierva, se ha encargado de desmentir las principales acusaciones que se hacen al exbanquero en el libro. «Luis Valls siempre defendió los intereses de accionistas y empleados, y convirtió un pequeño banco en uno de los más rentables del mundo creando una cultura muy especial y reconocible por miles de españoles», indica.

El libro asegura que utilizó el banco en su beneficio, defraudando dinero de los accionistas para dárselo al Opus Dei, del que era miembro. «Le está acusando de delitos muy graves, de los que serían cómplices los miembros del consejo de administración, otros directivos del banco, y encubridores los organismos reguladores… Y no aporta ni una sola prueba de esa acusación tan seria».

Otra falsedad del libro es que Luis Valls creó la sindicatura de accionistas para manipular el banco. De la Cierva afirma que es pura ignorancia financiera: «Que un grupo de accionistas se alíe para defender sus intereses es algo habitual en el mundo empresarial y bancario. En el caso del Popular, la sindicatura se creó en 1946, varios años antes de la llegada de Luis Valls al banco, y se asociaron más de 2.000 accionistas, que estaban representados en el consejo. Apoyaron a Valls porque conseguía dividendos récord. Es absurdo pensar que fueran controlados por nadie ni por nada. Estaban en la Sindicatura por su propio interés». «El resto es ficción».

Valls en un encuentro con el entonces Príncipe Felipe.

Valls en un encuentro con el entonces Príncipe Felipe.

Atribuirle a Luis Valls la caída del Banco Popular es otra acusación del libro, aunque ocurrió once años después de su muerte. Aunque las fundaciones no hablaron sobre ello en la rueda de prensa ni en ningún otro momento, y se mantienen al margen de este asunto, es conocido que Valls nunca quiso entrar en la concesión de créditos a las promotoras inmobiliarias que hundió a la banca, y no se hizo mientras él estuvo. Fue en la época de Ángel Ron como presidente cuando el Popular accedió a dar estos créditos, y el banco se hundió.

Para el autor, la culpa de la caída del banco es que se empeñó en ser independiente. Sin embargo, como muchos testigos han afirmado, Luis Valls veló por la independencia del banco para proteger a los accionistas, como hacen incluso hoy hacen otros bancos; y principalmente a los empleados, que son las primeras víctimas de toda fusión bancaria.

Otra acusación del autor se refiere al edificio Beatriz. Como explica De la Cierva, «el consejo de administración decidió una operación habitual en el mundo empresarial llamado en inglés sale and lease back: vender el edificio y quedarse como inquilino. No solo lo han hecho bancos como el Santander, Liberbank o ING, sino también otras empresas como Telefónica, Naturgy o Planeta. Todo con luz y taquígrafos».

El libro también falsea la salida de Javier Valls del banco. Como es sabido y ha sido publicado, el consejo de administración por unanimidad decidió que el sucesor fuera Ángel Ron y no Javier Valls. «No hay otra interpretación que la de la conveniencia del negocio, alejada de interpretaciones capciosas y alejadas de la realidad».

Su labor filantrópica

Desde los años 50, Valls quiso ayudar desde el banco a personas que no podían acceder a créditos comerciales. Con ese objetivo fundó unas fundaciones para hacer filantropía. En lugar de disponer de fondos del banco, que habría sido legítimo, «propuso que los consejeros del banco renunciaran a la parte de beneficios que les correspondía por su calidad de consejeros», indica De la Cierva. Valls fue el primero en esa renuncia, a la que le siguieron, año tras año, los consejeros del banco: «Un modelo novedoso que buscaba ayudar a personas que estaban pasando por un mal momento prestándoles dinero, pero no regalándolo». Los préstamos eran con unos intereses muy bajos, y condiciones y plazos muy ventajosos. «El 90 % ya ha sido devuelto», asegura De la Cierva.

A lo largo de 50 años, las fundaciones recibieron un total de 550 millones de euros producto de la renuncia de sus consejeros: equivale a una media de 11 millones por año. «El libro se inventa una cifra redonda: cien millones al año», lamenta el portavoz de las fundaciones.

El bajo perfil que quiso tener Valls como filántropo, sin atribuirse los méritos de la obra benéfica de las fundaciones, lo interpreta el autor como algo siniestro o turbio. «Nada más lejos de la realidad. Valls no quiso protagonismo en su labor filantrópica, algo que le ennoblece, sin duda», apunta su portavoz.

De la Cierva se sorprende al señalar que «no hay ni un solo comentario positivo de Luis Valls en 500 páginas», algo que demuestra la «voluntad sectaria del escritor». Sindicatos, competidores, colegas, periodistas, políticos, y empleados ensalzaron su figura como banquero y filántropo.

Para De la Cierva, «el libro es una caricatura grotesca de Valls. El libro es radicalmente sectario. Secciona las fuentes más importantes que son determinantes para entender a Valls». La única explicación razonable de por qué el autor dejó la idea de hacer una biografía de Luis Valls para escribir un libelo contra él es «porque la vida real de Valls no le ayudaría a vender muchos libros».

«Obligadas» a defender a Valls

«Es una falsificación tan radical de Luis Valls que nos hemos visto obligados a defender su imagen. No buscamos una polémica, a pesar de los insultos y disparates que ha publicado. Solo queremos que no manche el buen nombre de Luis Valls», indican.

Ante la posibilidad de demandar al autor, las fundaciones responden que no lo harán por el elevado coste que supondría. «Hemos creado una web con información y testimonios (www.luisvallstaberner.com), para todo el que quiera consultarla, y no entramos a valorar una posible demanda, al menos en esos primeros días tras la publicación del libro". El portavoz finaliza asegurando que “este libro es un disparate y el autor ha sido un sectario».

La caída del Popular

Una acusación adicional fue que la Sindicatura del Banco Popular no presentó demanda contra el Popular cuando el banco cayó en 2017. El portavoz asegura que «no solo la sindicatura no lo hizo: tampoco lo hicieron los principales accionistas, que estaban representados en el consejo de administración. Era evidente para ellos que no se había cometido nada ilícito». Una vez más, asegura Yago de la Cierva «no hay ninguna intención siniestra como intenta hacer ver el autor».

Apunta el portavoz que «no está justificado mentir, impidiendo que el lector se haga una idea de la realidad de Luis Valls. No hay que santificarlo, simplemente contar la verdad, y no imputarle delitos gravísimos sin aportar ninguna prueba».

«Desde las fundaciones no entendemos por qué el autor no ha querido incluir testimonios de directivos y accionistas o datos oficiales auditados. Con él hemos sido transparentes: le dimos toda la información en numerosas reuniones y le presentamos numerosos testigos presenciales. No sale mencionado ni uno. No nos arrepentimos porque siempre actuamos de buena fe, pero el autor ha demostrado que no es una persona de fiar».

Otra de las falsedades del autor parece ser que envió el libro antes de que se publicara para que pudieran hacer ajustes. «Eso es, directamente, una mentira más. No fue así, no envió nada. Nos duele que el libro haya arrojado un montón de basura, de acusaciones criminales falsas, contra una persona ejemplar», ha finalizado Yago de la Cierva.

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