El ala medioambientalista de la UE pone en un brete a los pescadores españoles: «Muchos no van a sobrevivir»
El sector se resigna al nuevo acuerdo pesquero que reducirá un 66 % los días de pesca pero introduce un «mecanismo de compensación» para recuperarlos
El sector pesquero español se muestra «incrédulo e indignado» por el último acuerdo pesquero alcanzado en Bruselas sobre las capturas en aguas comunitarias. Si bien reconoce que podría ser mucho peor, no oculta que las condiciones de la Comisión ponen en riesgo la supervivencia de miles de empleos.
Y es que la propuesta inicial del total admisible de capturas (TAC) hecha pública este lunes hablaba de una reducción del 79 % en los días de pesca de arrastre en el Mediterráneo: de las 130 jornadas disponibles a apenas 27. Este planteamiento puso en alerta al sector, que no dudó en calificarlo de «declaración de guerra».
Después de dos días de intensas negociaciones, este porcentaje se ha reducido al 66 % con la posibilidad de recuperar días de actividad si se cumplen ciertas medidas medioambientales que incluyen el cierre temporal de las zonas pesqueras o el uso de instrumentos «innovadores» como el cambio de mallas.
Este «mecanismo de compensación», como lo ha llamado el nuevo comisario europeo de Pesca, Costas Kadis, supone un consuelo para aquellos que se lo pueden permitir –que no serán todos–, pero siguen en la línea medioambientalista que tanto resquemor provoca en el sector desde hace tiempo.
«Este mecanismo requiere un esfuerzo un esfuerzo y un coste adicional para los pescadores, por lo que sospechamos, tal y como está el sector, que muchos no van a sobrevivir», explica Javier Garat, secretario general de (Cepesca) y presidente de Europêche. «Todavía es pronto para cuantificar, dependiendo del número de barcos que puedan aplicar las medidas y los días que les queden, la repercusión será mayor o menor», comenta.
Por eso, añade Garat, la decisión de la Comisión deja al sector en una sensación de «abandono». «Lo hemos visto con la agricultura, la ganadería y ahora con sector pesquero. Está en juego la soberanía alimentaria y, a pesar de las promesas de Von der Leyen, aquí tenemos el resultado».
No obstante, desde el sector esperan que la llegada de Kadis cambie las reglas del juego, hasta ahora dominadas por una agenda medioambientalista que tenía a la pesca, y concretamente a la de arrastre, en su punto de mira. De hecho, la propuesta inicial se presentó apenas tres días antes de la toma de posesión del nuevo comisario, que ha comentado en privado su rechazo al texto final.
José Carlos Macías, portavoz de la Cofradía de Pescadores de Sanlúcar, advierte de que esta política «que no mira el valor socioeconómico ni cultural que aporta en las zonas costeras», acabará por hundir la pesca en Europa, donde España es una de las principales potencias.
«No se entiende esa política agroalimentaria. Deberíamos tender hacia una soberanía alimentaria y, en cambio, vamos cediendo recursos e imponiendo condiciones y maltratando a los nuestros. Desde el sector lo vemos con incredulidad e indignación», explica.
Rusia y China
El de la soberanía alimentaria es uno de los temas que más irrita al sector. Desde hace años, Rusia y China, entre otros, han aprovechado la abulia de la Comisión a la hora de renovar ciertos acuerdos para entrar en las aguas donde históricamente faenaban los barcos de la Unión Europea. Ese pescado, sometido bajo la tutela de Bruselas a unos controles sanitarios asfixiantes, entra ahora en Europa en unas condiciones mucho más laxas.
La puntilla la ha puesto el caso de Marruecos que prorrogó su acuerdo pesquero con Rusia apenas cuatro días después de que el Tribunal Superior de Justicia de la UE tumbara el acuerdo comercial en materia de agricultura y pesca por el asunto del Sáhara.
Por eso, tanto desde la patronal como desde las cofradías piden un «cambio radical» en la política pesquera común o el sector se irá al garete «en diez o quince años». No obstante, la realidad es que los nuevos paquetes normativos que hay sobre la mesa apuntan hacia mayores restricciones. Malos tiempos para los pescadores españoles.