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El ministro de Transformación Digital, Óscar López, con el consejero delegado de STC.

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20/9/2024

El ministro de Transformación Digital, Óscar López, con el consejero delegado de STC.Ministerio de Transformación Digital

Los árabes vienen a por nosotros: así avanza su reconquista por la vía empresarial

La necesidad de diversificarse y la afinidad con España disparan su apuesta por nuestras compañías

Los países árabes han lanzado una ofensiva para hacerse aún más presentes en las empresas españolas. Los fondos soberanos de Arabia Saudí, Qatar o Abu Dabi están cogiendo cada vez más peso en las compañías: ya no solo se hacen con participaciones minoritarias, sino con la mayoría de las acciones.

El caso más reciente ha sido el de Tendam, propietaria de Cortefiel. A final de febrero la familia real de Abu Dabi compraba el 67,9 % por alrededor de 1.000 millones de euros.

Un día después, Telefónica aprobaba la entrada en su consejo de administración del consejero delegado de Saudi Telecom Company (STC), la compañía que ha comprado el 10 % de la operadora de telecomunicaciones española y se ha situado entre sus tres principales accionistas, junto con la SEPI (Sociedad Estatal de Participaciones Industriales) y CriteriaCaixa.

Antes que ellos, el fondo soberano de Abu Dabi, hoy conocido como Mubadala, ya dio el primer golpetazo en la mesa en el año 2011. Tomó el control de Cepsa, una de las empresas energéticas históricas en España, hoy conocida como Moeve.

En esa misma década, el fondo soberano de Qatar (Qatar Investment Authority) entró en Iberdrola invirtiendo 2.000 millones cuando la eléctrica estaba en plena guerra con ACS. Qatar tiene también el 25,1 % de IAG, la dueña de Iberia y Vueling, y el 19 % de Colonial, una de las inmobiliarias más importantes de nuestro país. También hay inversiones minoritarias de qataríes en empresas como El Corte Inglés o el Grupo Prisa.

Más recientemente, en este periódico ya comentamos la reunión entre Mubadala y Pedro Sánchez en el Foro de Davos celebrado entre el pasado 20 y 24 de enero. El presidente del Gobierno indicó a los árabes que no volvería a haber impuesto energético en España, y con ello la también emiratí Taqa podría volver a plantearse entrar con fuerza en el accionariado de Naturgy.

Mientras eso ocurre o no, la firma de inversión en renovables de Abu Dabi, Masdar –participada por Taqa y Mubadala–, ha adquirido por 1.200 millones de euros Saeta Yield, fundada por ACS.

Masdar también se ha hecho con el 49 % de una cartera de renovables de Endesa, y tiene un acuerdo de coinversión con Iberdrola por valor de 15.000 millones de euros.

En otros terrenos, Mubadala compró una consultora de tecnología por 300 millones de euros, y Abu Dabi también está presente en empresas del Ibex 35 como Cellnex (2,7 %) o Enagás (3,1 %).

Por otra parte, el deporte español cada vez es más saudí. Tienen los derechos de la Supercopa de fútbol, Public Investment Fund (PIF) es uno de los patrocinadores principales del Mutua Madrid Open, y la aerolínea Riyadh Air se ha colado en el nombre del estadio Metropolitano del Atlético de Madrid.

Somos prioritarios para los árabes

«¿Es de esperar que los países del Golfo sigan intentando aumentar su presencia en empresas españolas estratégicas? Por supuesto que sí», señala José Parejo, experto en consultoría e inteligencia estratégica, consejero delegado de JP y Asociados, con amplia experiencia en el asesoramiento de empresas extranjeras de primera línea.

«Para ellos somos clave», continúa. «No olvidan la conexión histórica con España. El clima, la cultura, el lenguaje... Tienen una conexión especial. Un especial interés y afinidad», añade.

Por eso, el Gobierno español debe considerar la importancia de estas inversiones mientras también protege nuestro tejido empresarial estratégico.

«Para ellos tenemos un atractivo especial, y además somos su puente hacia Iberoamérica», incide Parejo. «Emiratos, por ejemplo, ha aprendido que tiene que diversificarse. Poseen intereses importantes en el norte de África, con Libia, Túnez y Argelia, mientras que han acordado los Acuerdos de Abraham con Marruecos, manejando su posicionamiento entre tensiones regionales», agrega.

En medio de todo ello, Estados Unidos sigue viendo al continente euroasiático como el gran enemigo de su poder global, y por eso le viene tan bien que haya división entre Marruecos y España. «España tiene una posición geoestratégica excepcional, y Marruecos está viendo oportunidades, mientras en Europa estamos pensando en medidas para desarrollar la industria, por ejemplo del hidrógeno verde», apunta Parejo. Dada la fragmentación política europea y española, el Estado tiene que centrarse principalmente en elementos de política doméstica, aunque se ve reforzado por nuestra Casa Real, que goza de gran reputación entre los países del Golfo.

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