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Isabel Celaá en su etapa como ministra

Isabel Celaá en su etapa como ministraEFE

Educación

Celaá, autora de la ley que degrada el esfuerzo educativo, se escandaliza de «qué mal está la enseñanza de Historia»

La ex ministra de Educación cae ahora en la cuenta del déficit de nuestro sistema al cerciorarse de su desconocimiento sobre la figura del jesuita Diego de Pantoja

Una vez fuera del Ministerio de Educación, desde donde impulsó la nueva ley educativa que también se conoce por su nombre, Isabel Celaá ha sorprendido a propios y extraños con sus críticas tanto a la enseñanza de la Historia en nuestro país como a algunos contenidos de los libros de textos.

La recuperación de la figura del jesuita Diego de Pantoja, que ha rescatado del olvido la Diócesis de Getafe con un documental del primer misionero europeo en ser autorizado a entrar en la Ciudad Prohibida de Pekín, parece haber abierto los ojos a la que fuera antecesora de Pilar Alegría en el cargo.

Según recoge The Objective, Celaá confesó el pasado 31 de mayo, durante la presentación del documental Diego de Pantoja: puente entre Oriente y Occidente. De Valdemoro a Bejing, su desconocimiento sobre la existencia de este religioso.

Veo los libros de texto que hay y me sorprende lo que leo en ellosIsabel Celaá, ex ministra de Educación

«Jamás había oído hablar de él, y eso que yo estudié en la universidad de los jesuitas», reconoció la exministra, que se licenció en Filología Inglesa en la de Deusto. «¡Qué mal está la enseñanza de la Historia en España. Veo los libros que hay y me sorprendo lo que leo en ellos», habría añadido. Unas palabras que debieron dejar de una pieza a los allí presentes, el cardenal Ladaria, al obispo de Getafe, Ginés Ramón García Beltrán, y al titular de la diócesis de Toledo, el arzobispo Francisco Cerro.

La Historia, arrinconada en la Lomloe

Y es que la asignatura que tiene la misión enseñar a los alumnos los aspectos históricos más destacados de nuestro pasado ha sido una de las que peor han salido paradas tras la entrada en vigor de la Lomloe, que llevó a cabo Celaá en su etapa al frente de Educación.

La materia quedaba, tras la irrupción de la 'Ley Celaá', reducida al mínimo.

Incluso la Real Academia de la Historia se opuso tras tener constancia que se establecía la ordenación y las enseñanzas mínimas del Bachillerato.

El documento de alegaciones presentado por dicha institución cuestionaba el hecho de que el currículo de la materia de Historia de España no presentara el «suficiente valor formativo».

En concreto, la Historia de 2º de Bachillerato empezará en 1812. El nuevo currículo pretende que la enseñanza de esta materia no se centre en los hechos de manera cronológica, ya que, según fuentes ministeriales, la idea es que los alumnos adquieran una actitud más analítica y crítica de la historia de España.

Por tanto, se borraba de un plumazo lo que fue y lo que significó el proceso de formación de España hasta el Estado que es hoy en día. Conceptos sobre la Hispania romana y las invasiones bárbaras e islámicas, la Reconquista, el descubrimiento de América, las dificultades de integración durante los siglos XVI y XVII y las medidas centralizadoras en el siglo XVIII, el papel central de la monarquía de los Austrias en la Europa Moderna o 'la Leyenda Negra' quedarían olvidados en la nueva norma.

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