Cataluña
El Gobierno catalán tira de xenofobia para justificar la debacle de Cataluña en el informe PISA
Asegura que había una «sobrerrepresentación» del alumnado inmigrante en las pruebas
Cataluña se sitúa a la cola de España en todos los ámbitos: matemáticas, ciencias y comprensión lectora
La debacle de Cataluña en el informe PISA ha sido absoluta: baja en todas las materias que analiza, en ciencias, comprensión lectora y matemáticas, y se sitúa a la cola de España. Pero la Generalitat tiene una justificación: la «sobrerrepresentación» del alumnado inmigrante en las pruebas. Según el Govern, un 24% de los alumnos examinados eran inmigrantes, mientras que el conjunto del sistema educativo catalán representan un 15%, según datos del Ministerio de Educación. Es más, ha precisado que de los examinados, un 14% so inmigrantes de primera generación y un 9,5% son de segunda generación, y, por lo tanto, ya han nacido en Cataluña.
Es la sorprendente explicación que ha dado el secretario de Transformación Educativa, Ignasi Garcia Plata, quien ha destacado que Cataluña es un territorio con muchos alumnos de «alta complejidad» en que factores como la pobreza o la movilidad afectan especialmente a los resultados de los alumnos que vienen de otros países. Según ha explicado, el inmigrante «es un colectivo con resultados más bajos, como es lógico, porque a menudo no pueden completar toda la escolarización y por otros factores de vulnerabilidad».
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«Ajustar el diagnóstico»
Y eso, ha asegurado, «dificulta la obtención de un diagnóstico más ajustado». Por este motivo, desde el departamento de Educación se van a poner en contacto con la OCDE para que se tenga en cuenta esta «variable» a la hora de elaborar futuros informes. Eso sí, García Plata ha dejado claro que la intención de la Generalitat «no es quedar bien», sino «tener una buena información» para poder tomar las decisiones adecuadas, y eso requiera que no haya «desviaciones» en el perfil de los estudiantes seleccionados.
Aun así, no ha tenido más remedio de admitir que el alumnado catalán «ha empeorado claramente» en los tres ámbitos en los que se detiene el informe PISA. Cataluña se sitúa por debajo de la media de los países de la OCDE y a la cola en España. Los datos están ahí.
Así, por ejemplo, en matemáticas, Cataluña pierde 21 puntos y obtiene 469, muy lejos del líder, que es Singapur. Es la peor nota desde 2006. La media española es de 473 puntos. Sólo están por detrás de Cataluña, en este ámbito, Andalucía, Canarias, Ceuta y Melilla.
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En ciencias, esta comunidad obtiene el peor dato desde 2003, con 477 puntos, y se queda a ocho puntos de la media española. Y también es importante el desplome en comprensión lectora. Cataluña ha conseguido 462 puntos, 22 menos que en las últimas pruebas, las del 2018. La media española es doce puntos superior, y catorce la media de los países de la OCDE. En esta materia, y comparando las cifras con el resto de España, sólo hay tres comunidades que han conseguido peores datos que Cataluña: Andalucía, Melilla y Ceuta.
Y en comparación con otros países, Cataluña está al nivel de Vietnam en comprensión lectora; de Noruega o también de Vietnam en matemáticas; y en ciencias, empata con Italia y mejora un punto a Turquía.
Justificación «xenófoba», dice el PP
En el ámbito político, desde el PP acusan a la Generalitat de justificar de manera «xenófoba» los resultados del informe PISA, que reflejan el claro retroceso en Cataluña. Y en este sentido, piden una «rectificación por parte del Gobierno de ERC con la misma intensidad que nos gustaría conocer la opinión del Gobierno de Sánchez acerca de estas manifestaciones».
Desde el PP recuerdan que el «único precedente xenófobo» que compite en «intensidad» con las declaraciones del secretario de Transformación Educativa, son las del expresidente de la Generalitat Quim Torra que calificó a los españoles como «bestias taradas».
Y han dejado claro que los «únicos culpables» de que los alumnos catalanes se sitúen a la cola del rendimiento en España y de los países de la OCDE son los partidos independentistas y el Gobierno socialista, por los «efectos perversos» de la llamada Ley Celáa, que «castiga la cultura del esfuerzo y permite pasar de curso con asignaturas suspendidas».
Más allá de esta reacción, desde Vox, la diputada María Elisa García Fuster ha acusado al departamento de Educación de «adoctrinar a los hijos»: «sólo les preocupa la imposición del catalán, manipular el relato histórico o difundir la ideología de género», ha asegurado. Y desde Ciudadanos, Carlos Carrizosa lamenta que la política catalana «pivote en negociaciones opacas en Suiza», mientras que «no se habla de educación». Desde Junts se han limitado a pedir al Govern que pase a la «acción» ante los datos «alarmantes» de Pisa y pedirán la comparecencia de la consejera de Educación, Anna Simó.
¿Y qué dicen los profesores?
De entrada, que el modelo educación catalán no es un «modelo de éxito» como repite una y otra vez la Generalitat, sino una «versión empeorada de un sistema educativo globalmente mediocre». Es lo que ha asegurado a El Debate Carlos Silva, portavoz de Docentes Libres y profesor de instituto. Es un sistema, dice, que «mete a todos los alumnos en el mismo saco y no da una respuesta diferenciada a sus potencialidades, que los habitúa al esfuerzo mínimo y al todo vale, recompensándolos al final de la etapa educativa con una titulación sin matices».
Y a todo esto hay que añadir, en Cataluña, el hecho de que la Generalitat muestran un gran «entusiasmo» por «cualquier ocurrencia pedagógica de última generación, resultado de una cierta superioridad moral inseparable del nacionalismo». Y el modelo de inmersión lingüística obligatorio ya sería, apunta Silva, la guinda del pastel, porque «discrimina a una mayoría de alumnos que no tienen el catalán como lengua materna y favorece a aquellos que sí, el resultado es una receta perfecta para el fracaso».
Precisamente, Carlos Silva destaca que, de las pruebas PISA, se observa que allí donde se registra una mayor diferencia de resultados entre alumnos nativos y alumnos inmigrantes es en las comunidades bilingües, como Cataluña. Este profesor cree que estos resultados «deberían encender sus alarmas e impulsar un cambio radical de dirección», aunque cree que eso no será así.