Fundado en 1910
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Mariano Jabonero en la redacción de El DebateAlfonso Úcar

Entrevista a Mariano Jabonero, secretario general de la OEI

«España ha vivido una gran producción legislativa que no se ha traducido en términos de calidad educativa»

  • La OEI cumple 75 años y celebra su pervivencia en el tiempo y el crecimiento de América Latina

  • «Un niño que nazca en España en un lugar u otro tendrá casi dos años de escolaridad de diferencia»

La Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) se asoma a los 75 años de trayectoria. Lo hace con más de 12 millones de beneficiarios anuales de media en el último lustro, presencia en 20 países, y más de 3.000 colaboradores. Motivo por el que la organización realizará celebraciones institucionales y actos culturales por toda la región bajo una nueva imagen conmemorativa.

Fundada en 1949 como Oficina de Educación Iberoamericana con la intención de crear un instrumento de cooperación multilateral en la región, la OEI se ha consolidado como la organización decana de la cooperación entre países iberoamericanos de habla española y portuguesa, con un volumen de 650 proyectos cada año en promedio.

Para celebrar este aniversario, El Debate conversa con Mariano Jabonero, secretario general de la organización, además de pedagogo experto en política de cooperación educativa, cultural y científica en Iberoamérica.

–¿Cuál es la labor que se realiza desde la OEI?

–La OEI es una organización pública gubernamental que tiene como objetivo trabajar a favor de la cooperación con dos ejes fundamentales: en Iberoamérica, como territorio destinatario, y en materia de educación, de cultura, educación superior, ciencia, derechos humanos, democracia e igualdad. Esas son las áreas de trabajo de la OEI desde hace muchísimo tiempo y la zona de actuación es fundamentalmente los países de Iberoamérica que hablan español y portugués.

–Se cumplen 75 años de vida de la organización. ¿Cuáles son los principales hitos que se han conseguido hasta el momento?

–Primer hito fundamental es la pervivencia del tiempo. No es normal que un organismo internacional y de cooperación tenga una larga trayectoria y se consolide. Han sido 75 años y es algo poco frecuente. En segundo lugar, el que haya sido una región que ha ido creciendo siempre, de forma constante, lo cual demuestra para mí algo que es básico, y es que ha habido una apropiación por parte de la comunidad, una puesta en valor y creo que somos útiles para los países. En tercer lugar, este mantenimiento en el tiempo se debe a una capacidad adaptación a los tiempos muy fuerte.

La OEI empieza como un ánimo de cooperación, de diálogo político sencillo y, sobre todo, que muestra una cooperación que yo calificaría de histórica, altruista Norte-Sur. Hay un rico que da dinero, que es España, y unos que reciben dinero, que son los más pobres. Se trata de un modelo que se transforma por completo, y es que en este momento el trabajo de la OEI es fundamentalmente americano, y son los países de la región los que apoyan y se sirven de la OEI. Ahora mismo creo que somos la única organización de cooperación realmente Sur-Sur: el presupuesto de la OEI es un presupuesto que sale de América y revierte en América. Por último, somos una organización de cooperación que se ha diversificado: ya no es una cooperación donante ni compensatoria, sino es mucho más, como la cooperación de transferencia de conocimiento, de tecnología, en desarrollo. Todo ello entra en ámbitos muy distintos, tradicionales, desde el ámbito digital, inteligencia artificial, gestión cultural, entre otros tipos de ámbitos. Esa evolución histórica es la que explica el que la OEI sea un organismo que haya pervivido el tiempo y ha ido creciendo sistemáticamente.

–Y si miramos hacia el futuro, ¿cuáles son los retos de la organización para los próximos años?

–Mantener esta línea de crecimiento y trabajar estos ámbitos de cooperación, que son nuevos y muy vinculados a la gestión del conocimiento. Le voy a contar algo que tiene que ver con la economía de América Latina, y es que se trata de una economía con baja productividad debido a que se fundamenta en dos pilares, que son la venta de materias primas –cobre, carne y petróleo, gas...–, cuyo beneficio es pequeño, y a la venta de trabajo barato, que es inmigración de Centroamérica. La transición, el futuro de la cooperación en América Latina es potenciar una sociedad de conocimiento que pueda competir globalmente en una economía de conocimiento global. Creo que ese es el foco y el futuro de la OEI pasa por ahí.

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Alfonso Úcar

Además de eso, tener presencia en otros foros que no ha tenido presencia tradicionalmente y que ya empezamos a tener, como la banca multilateral y la experiencia de Estados Unidos. Con Estados Unidos, no por un motivo político, sino porque hay 65 millones de latinos. También mucho impacto y mucho crecimiento en lo que llamaríamos la industria cultural, como el cine, la radio, televisión y la comunicación. Es un futuro muy prometedor para para la OEI.

–¿En qué se diferencia la educación de España con la de los países iberoamericanos?

–Desde el punto de vista global no hay grandes diferencias por un motivo histórico, y es que América Latina, América del Norte y Europa somos Occidente y los modelos son muy parecidos, ya que tenemos unas procedencias napoleónicas similares. Quizás en el caso de América Latina lo que hay es una falta de calidad e inclusión educativa. La educación en la escuela no es correctora de desigualdades. La escuela, durante muchísimos años, a partir de la Ilustración, era lo que se llama un ascensor social, cuanta más educación te situaba, mejor. Eso en la región no funciona así.

Hay una perpetuación de desigualdades a través de la escuela, y es que a veces reproduce desigualdades, más que compensarlas. Después, es un modelo educativo con una cierta debilidad en cuanto al profesorado. Y luego, algo que también de una forma u otra ocurre en España, que es una marcada diferencia entre la escuela pública y la privada. En ese sentido, es muy llamativo y muy acusado en el ámbito de educación superior. Hay países en los cuales la superior es privada en su mayoría, como es el caso de Chile y, frente a ello, se insiste en países en el cual es todo público, como Cuba. Pero el crecimiento de la educación superior privada está siendo fuerte en América Latina y con un matiz muy llamativo, que es el crecimiento de la educación superior virtual a distancia.

Hay una educación del norte, otra del sur y otra del Mediterráneo, en las cuales las diferencias son muy acusadas

–Hablando del caso español, ¿cómo valoraría los últimos resultados del informe PISA?

–PISA mide lo que mide: competencias de los chicos de 15 años en Ciencias, en Lenguaje y Matemáticas. PISA no evalúa sistemas educativos porque no es su misión, entonces se hace una cierta utilización política. En cuanto a los resultados de PISA en España, para mí lo más preocupante como español y como ciudadano iberoamericano son las diferencias internas, que son muy acusadas. Aquella famosa frase de Machado de «Españolito que vienes al mundo te guarde Dios. Una de las dos Españas», es reveladora. Aquí un niño que nazca en España en un lugar o en otro va a venir marcado por casi dos años de escolaridad de diferencia. Es muy importante y muy grave. Hay una educación del norte en términos genéricos –Castilla y León, Asturias, Galicia, Cantabria y País Vasco– otra del sur y otra del Mediterráneo, en las cuales las diferencias son muy acusadas. Creo que tenemos un problema ahí.

–Estas diferencias dentro de España se deben a un tema cultural o está ligado a la gestión política?

–Hay cuestiones culturales. En la OCDE hablan del «efecto costa». En ciertas zonas turísticas, a chico que no le vaya bien en la escuela le es fácil encontrar trabajo y ganar un dinero. La CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe de la ONU) acuñó un tema hace tiempo que tiene mucha vigencia, y es que en educación no es una cuestión de gastar más, sino gastar mejor. A ver en qué gastamos. Y hay gasto educativo que tiene escaso retorno y otro que tiene mucho retorno. Eso es un criterio y un análisis que en el caso de España habría que hacer internamente. Si solamente gastamos para pagar la nómina de los maestros, no hay impacto cualitativo ninguno.

Le digo solamente dos datos que son muy gráficos y que son factores decisivos para la calidad de la educación: en primer lugar, la formación y compromiso de los docentes, es decir, tener maestros mejor formados. Parecería obvio, pero añado la palabra compromiso. El segundo factor es lo que llamamos el liderazgo escolar, la dirección de las escuelas: una escuela bien dirigida es una escuela apetecible para familias. Y hay ejemplos en cualquier barrio de España, ya que si pregunta a una familia «¿Y usted dónde quiere llevar a sus hijos?», te va a decir «a este colegio». «¿Y por qué no le lleva a ese?» «No, no, a ese no». Conocen perfectamente que ese colegio ofrece un proyecto creativo consistente, sólido y bien dirigido y el otro no.

–¿Qué opina de la LOMLOE?

–No opino. No estoy autorizado para opinar de leyes nacionales.

–¿Es necesaria una ley de educación que cuente con el consenso de todos los interesados y todas las formaciones políticas para evitar una modificación cada vez que cambie el Gobierno?

–Por supuesto, y yo siempre admiraré al exministro Ángel Gabilondo, que hizo un gran esfuerzo por conseguir una ley con un pacto educativo. La propia OCDE dice que España ha vivido una gran producción legislativa que no se ha traducido en términos de calidad educativa. Parece que con hacer leyes resolvemos problemas. Joaquín Costa dijo que cuando falleciera en su lápida pusiesen «aquí yace uno que no legisló». Hizo cosas, pero no legisló. El conde de Romanones, que fue ministro de Educación, decía «las leyes que las hagan otros, yo hago los reglamentos».

–¿Qué labores ha puesto en marcha su formación en materia científica?

–Hemos descubierto, sobre todo con la pandemia, que la ciencia es un tema de lo más útil que hay para el desarrollo y la cooperación. La ciencia ha demostrado que es una herramienta magnífica. En la pandemia, en muy poco tiempo tuvimos vacunas. Es un hecho asombroso, parecía un milagro. La ciencia es un elemento de los que más contribuyen al desarrollo de bienestar, y no era así considerado hasta ahora. En el caso de América Latina, las publicaciones científicas se han incrementado muchísimo La ciencia es el elemento que más bienestar puede aportar junto con otro poco valorado habitualmente, que es la cultura. La inversión en cultura y en ciencia en la región es muy baja. Solamente un país de la región invierte en ciencia más de 1 %, que es Brasil, y el retorno en ciencia es de un dólar por cuatro. El retorno en cultura, sin embargo, es muchísimo más alto. Si yo a usted le digo que en España la cultura aporta más al PIB que la agricultura le asombraría, pero es así. Cine, teatro, audiovisual, juegos, etc., es una porción neta a la economía muy fuerte y creciente, y no mancha ni hay cemento. Además produce bienestar, ya que una persona que tiene acceso a cultura, disfruta más de la vida.

–Con la expansión y mejora de la inteligencia artificial, nos estamos enfrentando a escenarios desconocidos. ¿Qué medidas se deben tomar al respecto?

–En el caso de Europa, estamos bien encaminados, hay una regulación, algo que comienza ya en América Latina, donde empiezan a preocuparse por la regulación. La semana pasada, el Senado de Dominicana con la OEI hicimos un seminario sobre regulación de la inteligencia artificial, por ejemplo. Creo que la regulación es básica. Ahora, en el caso de educación, es muy útil. Siempre en la historia se ha hablado de educación personalizada, que cada niño, tenga, una atención y se siga su ritmo de aprendizaje día a día. Eso es un tópico, es imposible hacerlo con 20, 25 o 30 alumnos en clase. Pero con la IA sí. La inteligencia artificial tiene un carácter predictivo muy fuerte. Para las próximas elecciones al Parlamento Europeo nuestros hijos, que tienen derecho a voto, no saben qué van a votar. Google sí lo sabe: este por lo que lee, por lo que habla o discute, va a votar a este. En la escuela, esto puede servir para hacer un seguimiento del alumno, ya que va haciendo una trazabilidad del estudiante, sabe cómo trabaja y cómo estudia y cuál va a ser su evolución.

–¿Se está maltratando al español a nivel mundial y/o a nivel nacional?

–No. El español, junto con el portugués, es la segunda comunidad bilingüe más grande del mundo y la que más crece, guste o no guste. El español es la segunda lengua de internet y el portugués la cuarta. El uso del español es masivo en todo el mundo. En España constituimos el 7 % de los hispanoparlantes del mundo, lo cual supone un modelo de éxito. En América hay un gran invento que fue el español panhispánico, gracias al cual hablamos españoles con diferentes modalidades, pero nos tendemos todos perfectamente. En España, la pervivencia del español está asegurada. Los jóvenes tienen sistema de comunicación –los tiktokers y todo esto– que está en español, y es que la tecnología está siendo amable con el español.

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