Su primera campaña electoral fuera del Palacio de San Telmo, en la oposición, se le está atragantando al PSOE. Después de 37 años haciendo y deshaciendo a su antojo en la Junta de Andalucía, los socialistas se encuentran desubicados, sin rumbo; no pueden ni hablar de gestión, como sí hace Juanma Moreno, ni de corrupción, por los numerosos casos que han perpetrado en la Administración andaluza, entre los cuales se encuentra el de los ERE, pendiente de sentencia definitiva. El avance de PP y Vox en las encuestas, incluida la del CIS de Tezanos, que apuntan a un estancamiento de las siglas socialistas, ha terminado por llevar al PSOE a un estado de nerviosismo que le está llevando a cometer serios fallos en plena campaña. El exabruto de Manuel Pezzi, presidente del PSOE andaluz, contra Núñez Feijóo es un ejemplo de ese socialismo al borde de un ataque de nervios.
Otro ejemplo es el principal mensaje que lanzó el propio Pedro Sánchez en un mitin, apelando al «orgullo rojo» como principal baza dialéctica. Por un lado trató de espolear la cuestión ideológica, pero también afirmó que «todo lo bueno que tiene Andalucía lo ha hecho el PSOE», sacando a relucir la concepción patrimonialista de los socialistas respecto a la comunidad andaluza. Lejos de movilizar a los suyos, la intervención tuvo un efecto «boomerang» y no consiguió evitar esa sensación de resignación que se ha apoderado del socialismo andaluz.
El fantasma de la ultraderecha
Por otro lado, han apostado sus opciones de triunfo electoral a agitar el espantajo de la «ultraderecha», a fin de movilizar a los votantes de izquierdas, más preocupados, no obstante, por el empleo y la inflación. El PSOE de Andalucía incluso ha sacado punta a la «ayuda» que el presidente de la Junta, Juanma Moreno, le pedía a la candidata de Vox, Macarena Olona, en el primer debate de campaña.
Moreno le expresaba, realmente, su «necesidad» de que «creyera» en Andalucía para recuperar 12.000 millones de euros de financiación para políticas hídricas. A la conclusión del debate, el candidato socialista, Juan Espadas, denunciaba que «el señor Moreno Bonilla ha terminado el debate pidiéndole ayuda, y de manera clara», a la de Vox.
«Tontopollas»
El nerviosismo del PSOE ante un posible batacazo electoral se ha intensificado hasta el punto de caer en el insulto. Así, el presidente del PSOE andaluz, Manuel Pezzi, ha llamado «tontopollas» al líder nacional del PP, Alberto Núñez Feijóo, por bromear con la puesta de sol de la Alhambra de Granada.
«En Granada, a estos comentarios catetos, del que nos visita y dice que su pueblo o su puesta del sol es mejor, los llamamos sin connotaciones sexuales, que es un «tontopollas», dícese de una persona muy tonta. Rajoy y Olona se lucen con Granada, no ni ná», decía Pezzi, que se justificaba recomendando un libro del periodista Andrés Cárdenas titulado «Dejaos de pollas, vayamos a pollas».
«La banda del WordPerfect»
Por su parte, en el debate, Espadas le pedía «respeto» a Olona cuando ésta se refería a «la banda del WordPerfect», en alusión a «la administración paralela creada por el cortijo socialista…» y el enchufismo en la Faffe, personificado en Carmen Ibanco, esposa del exalcalde de Sevilla.
En su comparecencia en la comisión parlamentaria de la Faffe, que realizó en septiembre de 2021, Ibanco manifestó que utilizaba el WordPerfect cuando trabajaba en el ente. De ahí el pique, y eso que la corrupción no entró de lleno en el debate, aunque también Moreno subrayó en varias ocasiones que Espadas fue consejero de Chaves y Griñán, y Marín señaló que «el impuesto más caro que han pagado los andaluces ha sido la corrupción».