Entrevista
Maite Araluce (AVT) sobre ETA: «¿Para qué tanto dolor? ¿Para qué tanto sufrimiento?»
La presidenta de la Asociación de Víctimas del Terrorismo habla con El Debate sobre qué siente como víctima ante realidades como el blanqueo sistemático de ETA, los homenajes a etarras o la presencia de Bildu como socio del Gobierno
Juan María Araluce Villar fue asesinado por la banda terrorista ETA el 4 de octubre de 1976 en San Sebastián. En ese mismo atentado, también acabaron con la vida de José María Elícegui Díaz, el conductor del coche oficial, y con la de los tres policías miembros de su escolta, Alfredo García González, Antonio Palomo Pérez y Luis Francisco Sanz Flores. Después de disparar, los etarras huyeron, y habiendo pasado 45 años, a día de hoy no se sabe quiénes fueron los autores materiales que perpetraron ese atentado.
Araluce era el presidente de la Diputación de Guipúzcoa, estaba casado y era padre de nueve hijos. Maite Araluce, una de ellos, cuenta en su testimonio para la Asociación de Víctimas del Terrorismo –de la que es presidenta desde 2018–, que pese a las amenazas que recibía su padre por parte de la banda terrorista, él se mantuvo en su cargo por lealtad a España y al Rey, en plena época de la Transición. En una entrevista con El Debate, Maite Araluce habla sobre lo que siente como víctima al ver que se blanquea de forma sistemática a ETA –que asesinó a más de 850 personas–, se acercan presos de la banda terrorista, y se les recibe y homenajea como si se tratara de héroes, mientras a las víctimas se les somete a una humillación constante y se convierten en las grandes olvidadas de esta historia.
–¿Qué sintió cuando ETA emitió aquel comunicado el 20 de octubre de 2011 en el que anunciaba que dejaba las armas?
–Personalmente, cuando dijeron que dejaban de matar, por un lado sentí un alivio, porque no iban a ocurrir más desgracias. Pero, por otro lado, es una sensación de…lo que queríamos era la foto de la derrota de ETA. Y yo, realmente, a ETA no la siento derrotada. Creo que por mucho que se haya disuelto está mas vivo que nunca, está en las instituciones, está en los recibimientos y en los homenajes que se hacen a los terroristas, está en las pancartas y pintadas de las calles y pueblos del País Vasco y de Navarra. La sensación es: todo esto, ¿para qué?, ¿para qué ha servido?
Cada vez que se homenajea a un terrorista, la sensación que se te queda es ¿por qué le están homenajeando? ¿Qué méritos tiene? El dolor que genera es tremendo
Al final, están consiguiendo más ahora que han dejado de matar que antes. ¿Para qué tanto dolor? ¿Para qué tanto sufrimiento? Se te queda una sensación agridulce. Dejan de matar, pero han causado tantísimo dolor, que no se ha desagraviado, que al final ¿para qué? ¿para que estén en las instituciones? ¿para que estén consiguiendo absolutamente todo? ¿Para qué ha servido la sangre de nuestros familiares? Para nada.
–¿Cómo vivís las víctimas el blanqueamiento sistemático de la banda terrorista ETA?
–Hace 10 años, cuando hubo esta declaración de ETA (donde anunciaba el cese de las armas), todos los colectivos de víctimas del terrorismo suscribimos un manifiesto, que se conoce como el Documento de la Justicia, en el que reivindicábamos una serie de principios rectores para un modelo de fin de ETA sin impunidad. Por desgracia, la mayoría de los temores que teníamos se han cumplido. Uno de ellos era que no queríamos que hubiera impunidad en el discurso, y evitar la impunidad histórica neutralizando cualquier narrativa que justificara el terror de la banda terrorista.
Entre otras cosas, el lenguaje que se está utilizando es una manera de blanqueo, si no ya de justificar, y nos parece terrible. Oír al presidente del Gobierno hablar de terroristas que están en la cárcel cumpliendo condenas por asesinato, por un montón de barbaridades y todo el daño que han hecho, y referirse a ellos como «presos vascos», me parece una manera infame de justificar y de blanquear. Esto realmente nos hace muchísimo daño, y hace muchísimo daño en esa batalla que tenemos del relato y del mensaje que estamos dejando a las nuevas generaciones.
–Este 1 de octubre, el Gobierno Vasco pasó a asumir la competencia de Prisiones cedida por parte del Gobierno de Pedro Sánchez. ¿Qué opinión le merece el acercamiento de presos de la banda terrorista?
–La política penitenciaria era otra de las cosas que pedíamos que no se convirtiera en una política de gracia, y realmente, por desgracia, es eso lo que se está haciendo, una política penitenciaria que al final llega a basarse en la excarcelación anticipada de los presos que están juzgados y sentenciados. El acercamiento de los presos implica también un cambio de grado, lo cual supone una forma de impunidad. Van progresando de grado, van llegando a los permisos, va llegando el salir a la calle antes de tiempo, y eso para nosotros es terrible. No queremos que cumplan un día más, pero tampoco un día menos. Tienen que cumplir la condena que tienen.
A Bildu se le está haciendo socio preferente del Gobierno. Es una humillación constante para las víctimas
El que se haya dado ahora la competencia al Gobierno Vasco, que este ya haya dicho que la política penitenciaria que va a seguir es una política de reinserción en la calle, de reinserción en la sociedad, implica una medida de gracia para los terroristas. Van a estar en la calle con ayudas por parte del Gobierno Vasco para reinsertarlos laboralmente, van a tener ayudas para tener una vivienda...ayudas que las víctimas del terrorismo no hemos tenido cuando hemos sufrido el atentado. Se les está premiando por encima de las víctimas, las que hemos sufrido ese dolor.
–Con respecto a las relaciones del Gobierno con Bildu, ¿qué le parece que le trate como si fuera un partido político más a la hora de hacer acuerdos? ¿Considera legítimo que Bildu esté en las instituciones?
–De las tareas pendientes, una de ellas es la de la verdad, y es el relato y la deslegitimación social y política del terrorismo. En cuanto a la deslegitimación política de ETA, lo que pedimos es el aislamiento de Bildu y su ilegalización. Nosotros hemos presentado más de 200 indicios a los distintos fiscales generales del Estado en los que consideramos que Bildu ahora mismo es un partido ilegal. La ley la tenemos, los indicios los tenemos, y pensamos que falta esa voluntad política de ilegalización de Bildu. Mientras llega la ilegalización o no, que yo creo que no va a llegar nunca, lo que pedimos es un aislamiento. No se puede hablar con Bildu, acordar con ellos, como si fuera un partido político más. Es un partido que está ahí sin justificar el terrorismo de ETA. Tienen que decir que fue horroroso todo lo que hicieron y que no hay justificación ninguna. No se puede justificar nada del terrorismo que ha habido en España. Mientras ellos estén ahí justificando sin denunciar, sin condenar todo eso, nos parece que no se puede tratar como si fuera un partido político más. Además, mostramos indignación al ver cómo en este Gobierno que tenemos ahora se le está dando un papel muy principal, se le está haciendo socio preferente del Gobierno, lo cual nos hace muchísimo daño y es una humillación constante para las víctimas.
–El asesinato de su padre es uno de los más de 300 casos sin resolver. ¿Qué está pasando con todos esos casos pendientes? ¿Qué se está haciendo para saber más después de todos estos años?
–Es verdad que tanto la Fiscalía como las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado no han dejado de investigar nunca. Quiero dejar claro nuestro apoyo a ambos, porque no han dejado en ningún momento de intentar resolver e intentar saber más. Yo siempre he dicho que las víctimas que no hemos tenido el derecho a la justicia, que somos muchas, tanto porque son casos sin resolver como por la amnistía que hubo, no hemos tenido ese derecho a la justicia pero tenemos derecho a la verdad. Y aunque sea un caso que esté prescrito o que no vaya a pasar nada porque ha sido amnistiado, queremos saber la verdad.
Lo que queríamos era la foto de la derrota de ETA. Y yo, realmente, a ETA no la siento derrotada
En ese sentido, es verdad que se está trabajando, lo que pasa es que han pasado 45 años desde el atentado de mi padre, y hace 45 años ni había los medios, ni la formación ni la preparación que hay ahora, ni existía la Audiencia Nacional. No hay datos. Además, hay que tener en cuenta que en esos años las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado estaban también en continua alarma porque les estaban matando continuamente. Había atentados prácticamente a la semana. Resolver esos casos de entonces, con la impunidad que tenían, además, los terroristas al cruzar a Francia –donde cruzaban y allí ya no se les podía tomar diligencias ni absolutamente nada–, es muy difícil de resolver. Pero desde hace tres años, tenemos un fiscal solo para los casos sin resolver. Me consta que se han abierto muchos pendientes, e incluso se han resuelto dieciséis casos en este tiempo. Eso da pruebas de que realmente se sigue investigando. Por mi parte, dar las gracias y apoyar a nuestras Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, que creo que son las primeras interesadas en que se resuelvan esos casos porque, además, la mayoría les afecta a ellos.
–¿Qué sienten cada vez que hay un homenaje a un terrorista de ETA?
–Primero un gran dolor, un sufrimiento muy grande. Cada vez que se homenajea a un terrorista, o se le hace un ongi etorri, la sensación que se te queda es: ¿por qué le están homenajeando? ¿Qué méritos tiene? El mérito que tiene es haber matado a tu familiar, a tu padre, a tu hijo, a tu hermana, a tu marido. El dolor que genera eso...al final, dices «le están haciendo un homenaje porque ha matado a mi familiar, la sociedad se está alegrando del asesinato de mi familiar». El dolor que genera es tremendo.
Y luego, a mí me preocupa muchísimo el mensaje que les están haciendo llegar a las nuevas generaciones. En esos homenajes y ongi etorri hay familias enteras con niños. El mensaje que les están mandando es que para conseguir lo que tú quieras da igual emplear la violencia. Y que, además, si empleas la violencia, todo el dolor y todas las barbaridades que hagas, da lo mismo, al final vas a ser considerado un héroe, un referente de tu patria y de tus ideales. Me parece que es un mensaje terrible que están mandando a las nuevas generaciones, y me preocupa mucho.
Como nos quieren tapar (a las víctimas), no llega nuestro mensaje; sin embargo, sí llega el de los terroristas porque están en las instituciones
Me preocupa mucho que se quiera pasar página sin haber leído el libro antes. Y en este caso no se ha leído el libro. Por meter la cabeza debajo de la tierra como el avestruz, la historia sigue estando ahí. No se puede cerrar la herida desde fuera, hay que cerrarla desde abajo. Pasando página y volviendo la cabeza para otro lado no se arregla absolutamente nada. Estamos condenados a volver en cualquier momento a cometer los mismos errores porque esto no se ha curado bien.
–¿Por qué cree que no se consigue hacer más sensibles a los ciudadanos de hoy al dolor de las víctimas ?
–Porque precisamente se ha querido pasar página. No se han leído el libro. Las nuevas generaciones no saben nada del terrorismo de ETA, del terrorismo que ha habido en España. Y me preocupa más que lo poco que sepan lo sepan distorsionado, lo sepan mal. Yo creo que ha sido eso, querer pasar página. Es una página oscura por parte de todos, no sólo de las instituciones, que nunca estuvieron a la altura, sino también por parte de la sociedad, que durante muchos años volvió la cabeza para otro lado, prefirió no mirar. Si no se habla de eso y se intenta no tocarlo, las nuevas generaciones que llegan no tienen ni idea de nada. Ahora es muy complicado. Sin embargo, ellos están muy activos, están dejando su mensaje de que tuvo justificación, y de que ellos querían conseguir una cosa y que no la podían conseguir de otra manera. El mensaje que tiene la gente joven muchas veces es esa.
Me parece muy importante que nos den voz a las víctimas, lo que pasa es que desgraciadamente no nos la dan. Compruebo que cuando voy a algún colegio mayor, universidad, instituto o colegio, les hablas en primera persona y los jóvenes te ponen cara y se dan cuenta de que las víctimas del terrorismo no somos cifras, somos personas de verdad, y les cuentas con toda la realidad del mundo lo que te pasó, y la crueldad que hubo, la gente empatiza muchísimo, y los jóvenes. Lo que pasa es que falta que a las víctimas nos dejen el verdadero relato que hay de las víctimas del terrorismo. Como nos quieren tapar porque somos incómodas, no llega nuestro mensaje; sin embargo, sí llega el de los terroristas, porque están en las instituciones.
–¿Usted y su familia han conseguido perdonar?
–Mi familia desde el primer momento perdonó públicamente. Somos creyentes, y perdonamos. Pero el perdón no está reñido con la justicia. Yo siempre pongo de ejemplo a San Juan Pablo II que tuvo un atentado terrorista y él perdonó, e incluso fue a hablar con el que intentó asesinarle, pero en ningún momento se interpuso entre la Justicia. Puedes llegar a perdonar, es una cosa muy particular y personal, pero en ningún momento está reñido eso con la justicia. Nosotros seguiremos reclamando justicia hasta el final. Y olvidar tampoco es una cosa que se pueda olvidar nunca, porque no seríamos humanos si olvidáramos una cosa como esta.