Crónica política
La estrategia de Yolanda Díaz para 2022
Varios retos por delante durante el año entrante hacen que no resulte tan sencillo dar el salto desde la popularidad de las encuestas hasta una plataforma electoral con razonables posibilidades de éxito
El 2021 finalizó para Yolanda Díaz de una forma difícilmente superable: audiencia papal, aprobación de su reforma laboral y liderazgo en las encuestas como la política mejor valorada por los españoles.
2022 comienza para la vicepresidenta de distinta manera; porque una cosa son los pactos desde las moquetas rojas del poder y la consiguiente popularidad mediática del momento; y otra, lograr un resultado digno con su Frente Amplio en las elecciones autonómicas que ya se atisban en el horizonte. Los primeros comicios regionales serán el próximo 13 de febrero en Castilla y León, una comunidad que históricamente cuenta con una mayoría social que suele derivar en gobiernos del Partido Popular.
Los comienzos requieren mimos, cuidados y una cierta atmósfera de invernadero. Todas las encuestas coinciden en que Alfonso Fernández Mañueco mejorará sus resultados, quedando al borde de la mayoría absoluta. Así que estrenar su nueva plataforma en una comunidad donde Podemos en 2019 obtuvo un magro 4,95 % de votos puede suponer un primer sorbo duro y amargo en exceso.
Estrenar su nueva plataforma en una comunidad donde Podemos, en 2019, obtuvo un magro 4,95 % de votos puede suponer un primer sorbo duro y amargo en exceso
Castilla y León constituye para la izquierda un hueso tradicionalmente duro de roer. Incluso para el PSOE, el partido en el Gobierno de España. El adelanto electoral de Mañueco también ha cogido a los socialistas con el pie cambiado, por lo que han tenido que cerrar filas en torno a un candidato, Luis Tudanca, que ni a ellos les convence. Tudanca ganó las elecciones regionales en 2019, pero el pacto entre PP y Ciudadanos hizo que la presidencia de la junta castellanoleonesa fuese para los 'populares'. Casi tres años más tarde, su labor de oposición, a tenor de las encuestas, no parece que vaya a evitar que ahora Mañueco logre un excelente primer resultado.
De ahí que la ministra de trabajo haya decidido posponer la presentación de su nueva plataforma electoral hasta después del 13 de febrero. Yolanda Díaz, que está afiliada al Partido Comunista de España, luego es comunista, realizará poca campaña por Podemos en estos comicios autonómicos para que no le salpique el previsible fracaso. Sería absurdo por su parte dilapidar el capital político que acaba de conseguir con la reforma laboral implicándose en exceso en unas elecciones donde los pronósticos auguran a las fuerzas de extrema izquierda regionales discretísimos resultados. Pero su ausencia en la carrera electoral, lógica desde el punto de vista táctico, también tiene un precio; denota cierta debilidad estructural, máxime cuando este fin de semana tres notorios líderes políticos, Pablo Casado, Pedro Sánchez e Inés Arrimadas, han decidido visitar, de forma física o telemática, la comunidad con actos de precampaña.
Entonces, ¿cuándo sacará Yolanda Díaz el avión de su Frente Amplio del hangar? En su equipo afirman que trabaja en «un proyecto de país para la próxima década». La actitud de la vicepresidenta no contribuye a la contestación de esta pregunta; desde hace meses vive enfrascada en una «fase de escucha», de dejarse querer, sin confirmar o desmentir si será candidata las próximas elecciones generales –«si pensase que me voy a presentar a las elecciones, lo diría; no estoy en eso»–; a la búsqueda de un momento perfecto que la conduzca en volandas y haga que todo encaje.
La carrera de obstáculos que tendrá por delante en 2022 parece que demandará a la vicepresidenta una actitud más proactiva. Señalamos a continuación los principales retos a los que se enfrentará Yolanda Díaz en el nuevo año:
Podemos
A Juan Carlos Monedero no le agrada el concepto de plataforma o Frente Amplio, porque implica eclipsar a Podemos. Pablo Iglesias es consciente por su amplia experiencia electoral de que toda candidatura que se precie, para que las campañas funcionen de forma eficaz, necesita detrás un partido sólido, disciplinado y con implantación territorial. En cuanto a Irene Montero, Ione Belarra y Lilith Verstrynge, una imagen –en este caso, por omisión– vale más que mil palabras; basta ver su elocuente ausencia en el acto de Valencia del pasado noviembre, cuando Yolanda Díaz presentó su embrión de Frente.
Existe una red de intereses creados, de pequeños reinos de taifas, también de legítimas divergencias estratégicas y políticas, que hace que pocos quieran diluirse a mayor gloria de Yolanda Díaz
Comienza a percibirse en este mundo una reticencia hacia la nueva plataforma. Existe una red de intereses creados, de pequeños o no tan pequeños reinos de taifas, también de legítimas divergencias estratégicas y políticas, que hace que pocos disfruten con la perspectiva de diluirse a mayor gloria de Yolanda Díaz. Pero ninguno quiere ser el ogro gruñón que rasgue con su momento mágico de popularidad, máxime cuando son conscientes de que la marca Podemos acusa un notorio desgaste de materiales. En la práctica no tendrán más remedio que hacer de la necesidad virtud y sumarse al Frente Amplio. Díaz negocia las condiciones de incorporación de Podemos y los morados tendrán que tragarse otro sapo; presentarse a las elecciones castellanoleonesas y andaluzas, que probablemente también se adelantarán, tratando de reunir en estas dos comunidades a todo el espacio de la izquierda del PSOE para, acto seguido, ofrecérselo en bandeja a la vicepresidenta cuando vaya a presentarse, ya liderando su Frente, a las elecciones generales. La operación probablemente saldrá adelante, pero si sus protagonistas no la viven con ilusión, difícilmente podrán contagiarla luego a sus votantes.
PSOE
Ninguna encuesta completa la posibilidad de un próximo sorpaso de la izquierda radical hacia los socialistas; un riesgo que en cambio fue muy real en 2015. Pero España ha entrado en otro ciclo político. Pedro Sánchez juega a ser el agregador del voto útil de toda la izquierda, que puede aceptar esta invitación por parte del presidente, o bien optar por quedarse en casa, desilusionada. De hecho, toda la operación del Frente Amplio de Yolanda Díaz puede interpretarse en clave de tratar de insuflar vida al proyecto de la izquierda radical que nació en la Complutense del cerebro de Iglesias, Monedero y Errejón y que, tras una década de existencia, parece que ha dejado sus mejores momentos atrás. Sánchez, además, a la hora de enfrentarse a la vicepresidenta, dispone de dos ventajas estratégicas; Yolanda Díaz es su ministra, por lo que legítimamente puede capitalizar sus éxitos, que en parte también son suyos; a esto se suma que la socialdemocracia, con el alemán Olaf Scholz, ha vuelto a gobernar el corazón de Europa. Esta nueva etapa política internacional beneficia al PSOE en detrimento de la izquierda radical.
Toda la operación del Frente Amplio puede interpretarse en clave de insuflar vida al proyecto de izquierda radical que nació en la Complutense y que, tras una década de existencia, ha dejado atrás sus mejores momentos
Más País
Íñigo Errejón, viéndolas venir en Castilla y León, tampoco presentará a Más País a estos comicios para evitarse el sinsabor de un pobre resultado. No quiere ser el botones de nadie, sino que aspira a seguir volando en solitario en la medida que sus resultados electorales en las autonómicas de Madrid –superó al PSOE– fueron lo suficientemente buenos. En las 18 mayores ciudades españolas cuenta con aceptables resultados. Para las próximas elecciones en Andalucía ya ha anunciado que acudirá dentro de Andaluces Levantaos, una plataforma de la izquierda andalucista, autónoma con respecto a Podemos. El líder de Más País no pretende diluirse en el Frente Amplio de Yolanda Díaz, sino que quiere convertir a su formación en un partido ecologista al uso, según los estándares europeos; algo que en España tampoco termina de encontrar su sitio. Podrá utilizar el resultado que obtenga la alianza de Podemos e IU en Castilla y León para reforzar su tesis de que conviene alejarse de sus antiguos compañeros comunistas.
El líder de Más País no pretende diluirse en el Frente Amplio de Yolanda Díaz, sino que quiere convertir a su formación en un partido ecologista según los estándares europeos
El tempo político
Desde Andalucía se escucha un creciente runrún de adelanto electoral. Fuentes cercanas a El Debate pronostican que junio podría ser el mes escogido por Juanma Moreno. Así, a los tres meses de la más que probable corona de laurel de Mañueco, el PP tendría otro previsible triunfo autonómico. De consumarse estas dos victorias por parte del Partido Popular, la segunda mitad del 2022 se presentará bajo el paradigma de las crecientes posibilidades que tendrán los 'populares' de desalojar a Pedro Sánchez del poder. Será el voto útil de la derecha frente al voto útil de la izquierda. No parece que sea el momento más propicio para soñar los idealismos que propone el Frente Amplio. Y si no lo lanza en la segunda mitad de 2022, ¿cuándo piensa hacerlo? ¿En 2023? ¿Y si Sánchez adelanta las elecciones?
Toda plataforma electoral necesita un mínimo de vida propia, de rodaje temporal y territorial, para no parecer una operación abstracta, de laboratorio. Yolanda Díaz corre el riesgo de que, parafraseando a Lennon, el año 2022 le transcurra mientras está ocupada haciendo otros planes (electorales).