Casado se define como «reformista» frente a la deriva del PSOE y lanza dardos contra Vox

Desde su tierra, esta vez desde Ávila, Pablo Casado ha arropado al candidato a la presidencia de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, en un acto de campaña en el que ha revindicado un PP «de grandes mayorías» y de« grandes acuerdos». El líder del partido ha recordado el discurso que pronunció junto a la muralla de la ciudad castellanoleonesa tras ser elegido presidente de la formación, en el que denunció «la deriva del partido de Sánchez con el pacto Frankenstein».

Ha señalado que entonces apeló también a la concordia, la convivencia y la Constitución, y apuntó que tanto Pedro Sánchez como él tenían «una responsabilidad histórica», que era «ensanchar el espacio de la centralidad» para que ambos pudieran ganar dentro de él «sin tener que acudir a los extremos», algo que, según ha dicho este domingo, vuelve a mantener hoy.

El líder de los 'populares' ha declarado, en este sentido, que el PSOE de Sánchez desaparecerá «si sigue abrazando a quienes dicen día sí y día también que quieren destruir la nación que él aspira a gobernar como presidente del Gobierno», como, según ha aseverado, ha ocurrido con los partidos de izquierda que no han ido por el camino de la recuperación de la concordia, la moderación y los pactos de Estado generacionales.

«Alfonso o el sanchismo»

Casado ha señalado ante el auditorio que «todo lo que no es PP beneficia a Sánchez», aludiendo a la disyuntiva que para el partido se presenta en estos comicios del 13 de febrero: «Alfonso o el sanchismo». Ha manifestado que desde el Partido Popular apelan a unir el voto para unir España.

De Fernández Mañueco, ha dicho que es un gran gobernante y un gran defensor de Castilla y León, mostrando su confianza en el candidato 'popular'. En su discurso se ha referido también al compromiso del partido, tanto en la región como a nivel nacional, con el mundo rural, la industria, el sector del motor, los autónomos y la familia, así como su apuesta por la natalidad, y por frenar la despoblación.

El líder del PP ha defendido, por otra parte, el Estado de las autonomías. «Si no es por los presidentes autonómicos, ¿qué habría sido de España con todas las competencias sanitarias y educativas en manos de Sánchez?». Así también ha espetado que «si no te gusta el Estado de las autonomías, no te presentes a las elecciones autonómicas», en un mensaje lanzado de forma indirecta al partido de Santiago Abascal.

«Centroderecha reformista»

Frente a «la arrogancia y la estridencia», Pablo Casado, que se autodefinido como «reformista», ha defendido una política «del sentido común, de la gente seria». Ha subrayado que el Partido Popular es el único partido de centroderecha reformista y que pide, para Castilla y León, pero también con una proyección nacional, el voto de la esperanza y de la ilusión. Como una «fuerza tranquila» y una «derecha serena» ha calificado al partido que antes lideraron Aznar y Rajoy y hoy encabeza él.

Y como un «círculo virtuoso» ha descrito el proceso por el que el PP une para ganar, gana «para gobernar bien» y «cuando gobierna, vuelve a unir a la sociedad española». Asimismo, ha remarcado que el Partido Popular «levanta la bandera de España con orgullo, pero ni la esconde ni se esconde detrás de ella».

Desde el Centro de Exposiciones y Congresos Lienzo Norte de Ávila, Casado ha recuperado los tres ejes principales de su proyecto para España que expuso el pasado octubre en un Congreso Nacional que llenó la plaza de toros de Valencia: un plan estratégico de fortalecimiento institucional, un plan estratégico de recuperación del empleo, y un bloque de reformas sociales.

«Aquí está todo lo que necesita España», ha afirmado, señalando que aquel discurso hablaba de «devolver el poder a las personas» y de estar con las personas «frente al colectivismo» para que los españoles «puedan hacer realidad su propio proyecto».

Sobre Vox, Casado ha criticado la foto de la cumbre de este fin de semana en Madrid, y ha recordado que los partidos de los líderes que vinieron de Francia, Hungría y Polonia han apoyado la independencia de Cataluña en algunos casos y han votado con Puigdemont en Bruselas y Estrasburgo.