Entrevista
Jacobo Robatto: «La labor de los rescatadores por la vida es tan noble que no se les puede criminalizar»
El senador de Vox defiende la labor de las personas que salvan vidas a las puertas de las clínicas abortivas o recogiendo refugiados ucranianos. Como él, que en su última aventura fue hasta Polonia
El portavoz de Vox en el Senado, Jacobo González-Robatto, es uno de los activistas más conocidos en favor de la vida de la formación de Santiago Abascal. Su última aventura ha sido irse hasta Polonia a recoger refugiados ucranianos tras la invasión rusa y lo ha relatado en exclusiva para El Debate.
El peaky blinder de Vox en la pasada campaña electoral de Castilla y León es mucho más que un político o la expareja de la influencer Rocío Osorno. El madrileño explica cómo su recolecta de productos para ucranianos se convirtió en un viaje hasta Polonia, de donde se trajo a varios refugiados para España, que se reencontraron con sus familias.
–¿Cómo surgió la idea de viajar hasta Polonia para entregar material y traer refugiados?
–Fue una locura. Me avisó un amigo que tiene una plataforma, Acoge Ucrania. Ellos pusieron en común gente que quería acoger refugiados con los refugiados que había ahí y me pidió que por redes sociales le echara una mano para traer material y encontrar cosas muy concretas.
La primera vez que la gente dona cosas, suele donar comida y ropa porque es lo primero que se viene a la cabeza; pero ya tenían muchas. Mi amigo me pidió que consiguiera productos de higiene femenina y de bebés, en lo que yo estaba completamente perdido, así como mantas. Esto me lo dijo un jueves y me quedé con el gusanillo.
TESTIMONIO DE UNA REFUGIADA
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Convoqué una recogida en redes sociales para Madrid pero, como estaba en Sevilla, aproveché para ver si alguien más me dejaba algo. Bueno pues me llenaron el coche, no cabía un pañal más. Durante el runrún del viaje hacia Madrid me dije, '¿por qué no me animo yo a ir hasta Polonia y así pongo cuatro plazas más para la vuelta?'. Así que le dije a mi amigo que, al final, me apuntaba. Como mucha gente iba a traer cosas y yo ya llevaba el coche lleno desde Sevilla, convocamos a más voluntarios. Llenamos las furgonetas hasta arriba de la noche a la mañana.
–¿Qué dos momentos van a quedar en su memoria de su experiencia en Polonia?
–Fue muy duro porque el viaje es una paliza. Son 30 horas de ida y de vuelta, y la vuelta con refugiados. Los momentos más cruciales y que más se me van a quedar en la memoria fueron, en verdad ,tres.
El primero, la bienvenida de los polacos y el vuelco que han hecho con sus vecinos, que es impresionante. El segundo sería la educación de los ucranianos. Os cuento una anécdota que me sorprendió una barbaridad. En el viaje de 30 horas, cada vez que iban a coger una chocolatina o a beber agua o a lo que fuera, me pedían permiso.
El tercero fue un momento muy duro e impactante, que te da de bruces con la realidad. Fue cuando llamaban a sus hijos, a sus maridos o a sus hermanos que estaban combatiendo, por videollamada. Hablaban con una persona vestida de soldado en una trinchera y al otro lado del teléfono, estaba una niña de nueve años hablando con su padre. Se te ponía el corazón en un puño porque es gente perfectamente homologable y exactamente igual a nosotros. Ahí es donde te das cuenta de la realidad que es eso.
–¿Cuál va a ser el impacto para las familias ucranianas?
–Yo creo que ellas tienen mucha voluntad de volver y, de hecho, muchos de los que trajimos ya están volviendo. A través de esta plataforma han venido unas 700 personas.
Aunque ha habido muchos más voluntarios, en la primera recogida yo personalmente traje a una señora de unos 76 años cuya hija vivía en España y hablaba perfectamente español. Luego a una madre y a un hijo de Járkov, una ciudad ucraniana que ha quedado completamente arrasada. Ellos tienen un agradecimiento brutal pero también muchas ganas de volver a su casa. También, tienen voluntad de integrarse aquí, porque disponen de gente para entrar en España.
–¿Será necesario volver a recoger a más ciudadanos ucranianos?
–Gracias a Dios, no. Todos los que estaban ahí, toda la plataforma que habían montado directamente en Polonia, ya está volviendo porque muchos ucranianos ya están regresando. Así que ese goteo de refugiados ha parado.
–Vista su labor humanitaria, ¿qué les diría a los políticos que han acusado a Vox de ser cercana a Putin?
–No es un caso aislado pues ha habido más diputados de Vox que han ido para allá. Es realidad versus discurso. Simplemente, demostrarlo con hechos fehacientes. El que más nos acusa es Echenique, cuando gran parte de su formación, cuando intervino Zelenski en el Congreso, se levantó y se fue. Así que, ante los discursos, hechos.
–Usted es conocido por su defensa de la vida humana. Cuéntenos sobre su labor de apoyo a los rescatadores.
–Creo que es una labor tan noble la que hacen abogando por la vida que es imposible que se les criminalice de esa manera. No es una cuestión religiosa. Yo soy católico pero no es el motivo único por el cual defiendo la vida, sino por la empatía con los seres humanos.
No hay ser más indefenso que una criatura que depende al 100 % de la madre (en referencia al no nacido)
No hay ser más indefenso que una criatura que depende un 100 % de la madre. Las barbaridades que se están cometiendo ahora no son en absoluto culpa de la madre que va a abortar sino del entorno, de una serie de agentes exógenos alentados precisamente por una cultura de la muerte que es la que está provocando este Gobierno y gran parte de la izquierda. Es tristísimo.
La izquierda que nació en teoría defendiendo al más débil ahora es todo lo contrario. Se han cambiado el discurso por un puñado de votos y es contraproducente. Lo bueno de la historia de la humanidad es que en muchos aspectos es cíclica. Lo que podía ser hace 100 años una segregación racial o hace 200 años la esclavitud, a día de hoy son las barbaridades que se están cometiendo con el aborto, pintándolo como divertido o molón, como que eres más feminista si lo haces.
Es una batalla dura, pero en las pequeñas batallas que vayas ganando, vas ganando vidas. ¿Sabes lo que hablaba yo con los rescatadores? Que cada vez que convencen a una madre que siga adelante con su criatura están salvando una vida y que les merece la pena estar un año plantado delante de una clínica abortiva si 'sólo' van a conseguir salvar a una persona. Es muy gratificante.
–¿Qué se siente dando la batalla cultural en favor de la vida humana en minoría en el Senado?
–Es un debate que por fin, gracias a Dios, se ha vuelto a poner encima de la mesa. En ese aspecto estamos muy orgullosos. Como en el Senado estamos muy pocos, he cambiado el chip de los abucheos. Yo ya los veo como aplausos y es bastante motivador.
Espero que vuelva un discurso y un convencimiento fuerte hacia la vida. Es un halo de esperanza. Era un debate que estaba completamente apagado. Es esperanzador.
Surgimiento de El Debate
–Pues me parece brillante, me parece precioso. Es lo que decíamos, que se ha vuelto a poner encima de la mesa.
Es una realidad social que tenemos que combatir y que haya medios de comunicación que no estén subvencionados precisamente para poder ser libres y defender lo que ellos creen, me parece maravilloso.