Entrevista a Rafael Marcos
La expareja de María Sevilla, contundente tras el indulto: «A este Gobierno no le importan los niños»
El Consejo de Ministros ha publicado en el BOE la conmutación de la pena impuesta a la madre condenada por secuestrar a su propio hijo, pese a que no se ha arrepentido de lo que hizo
Rafael Marcos «es un padre diez», dicen quienes le conocen. Un padre que, como tantos otros en España, ha sido víctima del uso perverso de las leyes ideológicas que, en los últimos años, castigan a los hombres por el mero hecho de serlo. Rafael estuvo siete años sin poder ver a su hijo. La madre del niño, María Sevilla, quien fuera presidenta de Infancia Libre, le impidió cualquier contacto, primero, incumpliendo progresivamente el régimen de visitas establecido para acabar presentando una denuncia falsa contra él por presuntos abusos sexuales al menor que fueron rotundamente descartados.
Más tarde, en 2017, cuando la Justicia dictó una sentencia que le otorgaba la custodia del pequeño a su progenitor. Ella incumplió, secuestrando a su propio hijo y llevándoselo por media España, a escondidas, para hurtarle la posibilidad de mantener cualquier vínculo con un padre que, durante años, luchó para traerlo de nuevo a su lado. El hijo de María Sevilla y Rafael Marcos fue localizado en Cuenca, el 30 de marzo de 2019, y rescatado por la Policía, en unas condiciones de vida cuestionables y sin escolarizar. Oculto en un pequeño pueblo donde la madre y su nueva pareja no tenían contacto con nadie.
Hoy, el Gobierno ha indultado a Sevilla por el delito de sustracción de menores por el que fue condenada a dos años y cuatro meses de prisión y la retirada de la patria potestad durante cuatro años, dejando la pena en tan sólo dos de privación de libertad -lo que evitará que ingrese en la cárcel-, y reemplazando la pena accesoria por 180 días de trabajos en beneficio de la comunidad.
El Debate ha querido hablar con el padre del hijo de María Sevilla, tras conocerse el contenido de la decisión ministerial publicado, este miércoles, en el Boletín Oficial del Estado (BOE):
–¿Cómo está tu hijo? ¿Cómo se ha tomado este indulto?
–Él está bien, tiene una vida normal y ha recuperado las cosas propias de un chico de su edad aunque sigue necesitando mucho apoyo psicológico. Todavía no he podido contarle lo del indulto. Lo sabrá esta tarde, al salir del colegio. Bien no se lo va a tomar. Él sigue teniendo miedo a que su madre se lo lleve, a que le siga haciendo daño. Es su madre y yo le he dicho que él es el único que puede decidir sobre la relación que tenga con ella. Por el momento no sabe si quiere volver a verla.
–¿Crees que lo entenderá?
–Él es plenamente consciente de cómo es su madre. Lo es desde el último día que la vio, en un punto de encuentro, justo antes de que ella entrase en el centro de inserción social en el que ha estado. Lo registró diciéndole que yo le había puesto una grabadora, le habló mal de mi, utilizó a su hermana pequeña para manipularle, ... Mi hijo tuvo que cortar aquella visita supervisada.
–Entonces, ¿no mantiene ninguna relación con su hermana?
–No. Le prometió que iría su hermana [los niños son sólo hermanos de madre] a aquel encuentro para conseguir que mi hijo fuera. Al llegar, cambió la versión para decirle que sólo podría verla si antes estaba una hora a solas con ella. La niña tendrá ahora unos 9 años y muchas veces nos dice que «ojala pudiera estar con nosotros» porque se siente mal por cómo estará viviendo...
–¿Cómo vivía él? ¿Lo recuerda?
–De mí no se hablaba. Era un tema tabú. Y su madre nunca le contaba nada de por qué viajaban tanto. Se limitaban a ver películas, acostarse de madrugada y levantarse para comer. No le permitían tener contacto con nadie, ni socializar. No le dejaban preguntar por su padre pero él tenía recuerdos.
–¿Le ha contado qué sintió el día en el que le encontró la policía?
–Como el niño de once años que era, al principio, se asustó. Pero los agentes que estuvieron con él me han contado siempre que reaccionó muy bien. Hemos hablado en una ocasión de aquel día pero ya está. Hablamos mucho, de lo que a él le apetece y cuando a él le apetece.
A la ministra Irene Montero le diría que no tiene corazón
–¿Cuántas denuncias han llegado a pesar sobre usted?
–Una sola que intentaron abrir hasta en seis juzgados diferentes. Todas fueron archivadas en firme. En algunos juzgados hubo una minivista antes del sobreseimiento, pero en el principal se vio desde el primer momento que era una instrumentalización de un tema muy serio. Fue entonces cuando decidió fundar Infancia Libre, tras fracasar en su estrategia de las denuncias inciertas.
–¿Qué le parece a usted el perdón del Gobierno a María Sevilla?
–Ridículo. Una persona que ha secuestrado a su propio hijo y lo ha tenido en las condiciones lamentables en las que mi hijo ha estado durante dos años... A este Gobierno está claro que no le importan los niños ni su bienestar.
–La ministra de Igualdad tiene un papel muy relevante en todo esto, ¿qué le diría, si pudiera, a Irene Montero?
–Me llamó maltratador y ya le he contestado con fragmentos de algunas de las testificales de mi hijo. Le diría que se está cargando a las familias, que esta priorizando toda su ideología antes que a los niños. Le diría que no tiene corazón.
–¿Se puede resarcir a un hijo privado de ver a su padre durante dos años?
–No. Al fin y al cabo yo soy un adulto pero a él le han privado de estar conmigo, de su familia paterna, de la libertad y de una vida normal. Los niños tienen que crecer, madurar, evolucionar y formarse como personas en la infancia que debería ser la época más feliz de la vida de una persona. Eso ya no hay forma de recuperarlo: él no ha podido pelearse por los juguetes, merendar con amigos en un patio de colegio o ir a los cumpleaños de sus compañeros, ...
- ¿Qué planes tiene para este verano?
–Es un niño feliz. Tenemos previsto un viaje fuera de España a un destino que a él le apetece muchísimo, pero como el juez todavía no le ha restaurado las salidas del país, tendrá que esperar.
–¿Piensa usted recurrir el indulto?
–Si se puede, por supuesto. Tendré que consultarlo con mi abogada.