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Pedro Sánchez en La Moncloa junto al primer ministro de Canadá, Justin Trudeau

Pedro Sánchez en La Moncloa junto al primer ministro de Canadá, Justin TrudeauEFE

La crónica política

Pedro Sánchez vuelve a su cruda realidad: acaba el sueño y ahí siguen sus 10 pesadillas

La Cumbre de la OTAN terminó y la carroza del presidente vuelve a ser una calabaza, como en el cuento. La inflación es su mayor problema, pero ni mucho menos el único

Pedro Sánchez ha vivido en un cuento de hadas la última semana. Con Joe Biden en el papel de príncipe, la magia del Museo del Prado como marco idílico y, por supuesto, con un villano temible y temido: Vladimir Putin. Pero, terminados los fastos de la Cumbre de la OTAN en Madrid, la carroza del presidente ha vuelto a ser una calabaza. Y no hay varita mágica que pueda hacer desaparecer los diez problemas reales que tenía y sigue teniendo Sánchez al término del curso.

La inflación

El más letal de todos. España ha superado por primera vez desde 1985 la barrera de los dos dígitos, hasta alcanzar el 10,2 % (frente al 8,6 % de la zona euro). Menudo ojo el de Nadia Calviño, que en marzo anunció que el IPC había tocado techo, situándose en el 9,8 %. A finales de aquel mes entró en vigor el primer paquete anticrisis del Gobierno, y el resultado es que no ha servido para doblegar la curva.

El segundo paquete anticrisis deberá ser convalidado por el Congreso en la segunda quincena de julio y estará en vigor no tres meses como el anterior, sino seis. Porque el Gobierno ha asumido al fin que la inflación no es un problema coyuntural, sino estructural. Uno que puede llevárselo por delante, como advertía el viernes Pablo Iglesias en su podcast. «Ya veremos si la inflación y el gasto militar no acaba definiendo el futuro de muchos gobiernos, empezando por el primer Gobierno de coalición de nuestra historia», profetizó.

Argelia y Marruecos

Este martes, 5 de julio, es una fecha clave, señalan fuentes policiales a El Debate. Ese día terminan los Juegos Mediterráneos que se están disputando en Orán, Argelia. Durante las últimas semanas, el país vecino ha estado volcado en su desarrollo, pero a partir del miércoles España comprobará en toda su dimensión el alcance del enfado argelino. El económico y, sobre todo, el migratorio.

Por lo que respecta a Marruecos, está pendiente de resolver la petición de comparecencia de Sánchez en el Congreso para que dé explicaciones por lo ocurrido en la valla de Melilla hace diez días.

Los problemas internos

La Cumbre de la OTAN ha servido para sacar brillo al perfil internacional de Sánchez pero, en España, su imagen sigue sufriendo un gran desgaste. Su talón de Aquiles es la falta de credibilidad. El último giro ha sido su conversión atlantista, él que estando en la oposición llegó a cuestionar el presupuesto del Ministerio de Defensa.

A efectos del partido y del Gobierno, el socialismo entra en una semana clave. Desde hace días se rumorea que el presidente podría aprovechar estos días previos al debate sobre el estado de la nación -que será finalmente el 12, 13 y 14 de julio- para hacer cambios. Y solo un año después de que Sánchez operara a corazón abierto a su Ejecutivo, con las salidas de Iván Redondo, Carmen Calvo y José Luis Ábalos. Mala señal.

Se desconoce el alcance de los cambios, pero Sánchez ha diagnosticado que existe un problema de comunicación. Ergo, los principales portavoces han puesto sus barbas a remojo: Felipe Sicilia, Héctor Gómez e Isabel Rodríguez.

Los problemas con Unidas Podemos

El compromiso que Sánchez ha adquirido con la OTAN para aumentar el gasto militar (hasta alcanzar el 2 % en 2029) supone convertir la defensa en una prioridad para el Gobierno. Un sapo difícil de tragar para Unidas Podemos, cuyos miembros -Podemos, IE, el PCE…- son partidos antimilitaristas.

Margarita Robles durante la Cumbre de la OTAN

Margarita Robles durante la Cumbre de la OTANEFE

Este sábado, El País adelantaba que el Ejecutivo aprobará un gasto extra de 1.000 millones para este año, sin esperar a tener los Presupuestos Generales de 2023. Las diferencias con sus socios son insalvables y el presidente solo tiene una opción: subir tanto las partidas sociales en las cuentas públicas del próximo año que ello diluya y amortigüe el presupuesto en defensa. Otra cosa es que haya dinero para todo.

El PP

Evidentemente, Alberto Núñez Feijóo no tiene la proyección internacional que tiene Pedro Sánchez. Y tampoco podrá confrontar con el presidente en el debate sobre el estado de la nación porque no es diputado, sino senador. Pero, por más que el líder del Ejecutivo esté tratando de invisibilizar al líder de la oposición, la realidad es que Feijóo sigue al alza en las encuestas. Y la mayoría absoluta de Juanma Moreno en Andalucía ha servido a los populares para quitarse la presión de Vox, al menos en parte.

La calle

UGT y CCOO están de parte del Gobierno. Cierto. No por casualidad en marzo, en plena escalada de precios, Sánchez decidió aumentar las subvenciones a los sindicatos para «actividades de carácter sindical» hasta 17 millones de euros, tres millones más que en 2022, como contó entonces El Debate.

Pero se atisba en el horizonte un otoño de protestas, una vez que pasen las mieles de la temporada turística. El campo, los transportistas… y más le vale al presidente cumplir su compromiso de revalorizar todas las pensiones conforme al IPC, porque de lo contrario tendrá a los pensionistas detrás de la pancarta.

El independentismo

Según lo previsto, Sánchez se reunirá con el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, antes de que acabe el curso. Podría parecer que la última crisis, la del espionaje, ha quedado superada, pero el presidente no debería confiarse.

A la vuelta del verano ERC y Junts per Catalunya entrarán en modo electoral por los comicios municipales de mayo de 2023, en los que ambos partidos se disputarán cientos de alcaldías. Y Esquerra, con la presión de Junts y del electorado independentista, volverá a enseñar su cara más radical.

Europa

El efusivo apretón de manos que el primer ministro de Holanda, Mark Rutte, dio al presidente Sánchez a su llegada a la Cumbre de la OTAN fue una señal: los llamados halcones no quitan ojo de encima a España y sus niveles galopantes de deuda y déficit. Su última lucha es que el BCE que suba los tipos de interés más de lo previsto -el 0,5 %- para embridar la inflación de la zona euro.

Pedro Sánchez y Mark Rutte en el Museo del Prado

Pedro Sánchez y Mark Rutte en el Museo del PradoEFE

Hará falta más que la buena relación personal del presidente con su homóloga de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, para que la UE trague con la barra libre de gasto del Gobierno de España.

El poder judicial

El intento del líder del Ejecutivo de cambiar la mayoría del Tribunal Constitucional por las bravas y encumbrar a Cándido Conde Pumpido (quien fuera Fiscal General del Estado) ha reavivado el malestar de la Judicatura con Sánchez por sus injerencias.

La renovación de los órganos sigue en punto muerto. Se suponía que a la vuelta de las elecciones andaluces el PSOE y el PP iban a desatascar la situación, pero termina otro curso y de momento no hay avances. Con un CGPJ caducado y maniatado.

El proyecto de Yolanda Díaz

La vicepresidenta segunda presenta el viernes 8 en Madrid su plataforma, Sumar, en un contexto de gran desmovilización y abatimiento por parte del electorado de izquierdas. Hay muchas dudas sobre el tirón electoral de la también ministra de Trabajo, amén de los recelos de Podemos.

En Andalucía, desde luego, no sumó. En el análisis que hicieron los socialistas del resultado situaron el fiasco de la coalición Por Andalucía como un factor clave de la mayoría absoluta de Moreno. Pedro Sánchez necesita a Yolanda Díaz. Necesita que la vicepresidenta segunda revitalice a esa izquierda a la izquierda del PSOE, porque sabe que sin ella no le darán los números para seguir en La Moncloa tras las próximas elecciones generales. A las que, por cierto, el jueves en La Sexta volvió a insistir en que se presentará. ¿Por qué será que lo repite tanto últimamente?

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