Vox pide a Moreno que se baje de la «ola verde» y defienda la «soberanía energética»

Uno de los temas en que chocan Vox y el Gobierno de Juanma Moreno es el cambio climático. El partido de Santiago Abascal no niega que el clima cambie, pero discrepa de las recetas del ecologismo, a cuyo discurso se adhiere el Partido Popular. En Andalucía, Vox pide a Moreno que se baje de la «ola verde» y defienda «la soberanía energética de nuestro país».

«Desde Vox no vamos a aceptar un discurso sobre la conservación del medio ambiente que pase por señalar al ciudadano de Sevilla, al señor de un pueblo de Almería o al agricultor de un pueblo jiennense como los grandes culpables de la destrucción del planeta», afirma la portavoz del partido de Abascal en la Comisión de Sostenibilidad, Medio Ambiente y Economía Azul del Parlamento de Andalucía, Purificación Fernández.

La diputada malagueña asegura, además, que es «ridículo poner fronteras autonómicas a esta supuesta lucha contra el cambio climático», ya que «el clima no se puede compartimentar desde el ámbito estatal ni regional, ni mucho menos desde el ámbito municipal».

Del mismo modo, señala Fernández que «no podemos comprar a pies juntillas el discurso del fanatismo que nos impone el lobby climático». Recuerda que España representa el 0,9 % de las emisiones de CO₂ a nivel mundial, mientras que China emite el 30,7 %, «más que todas las economías desarrolladas juntas».

«La mezcla de soberbia e ignorancia ha provocado que los europeos nos creamos el centro del universo y que somos solamente nosotros los que tenemos que salvar el planeta», sostiene la diputada de Vox, que lamenta, igualmente, que se haya recurrido «constantemente» a la financiación de las energías renovables como «la única alternativa posible a esta muerte energética inminente que nos espera».

En este sentido, Fernández apunta que «hemos decidido condenar al presente con el propósito de salvar el futuro siguiendo desde hace décadas las erráticas predicciones de un conjunto de expertos científicos, que nos dicen que este está a punto de implosionar».

«Occidente decidió hace décadas que no había una mejor idea para salvar el mundo que depender energéticamente de un puñado de tiranos de países terceros, y ahora pagamos las consecuencias», concluye.