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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto a las vicepresidentas, Nadia Calviño y Yolanda Díaz

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto a las vicepresidentas Nadia Calviño y Yolanda DíazEFE

Las razones del presidente

La excusa de Sánchez para no reducir su Gobierno de 22 ministros y 118 directores generales: la «eficiencia»

El Ejecutivo defiende en un escrito enviado a Vox que su mastodóntica estructura es la mejor posible. El nivel de conocimiento ciudadano de una tercera parte del Gabinete es muy bajo

Las presiones a Pedro Sánchez para que se desprenda de alguno de sus 22 ministerios, en consonancia con la austeridad que predica, no parecen haber surtido efecto. El Gobierno aleja la posibilidad de adelgazar su mastodóntica estructura, la mayor desde la primera legislatura (1979-1982), en una respuesta parlamentaria enviada a Vox. En ella, el Ejecutivo defiende que su actual estructura garantiza «una mayor eficiencia en su funcionamiento».

Sánchez preside actualmente un Consejo de Ministros con tres vicepresidentas (Nadia Calviño, Yolanda Díaz y Teresa Ribera) y 22 ministerios. A ello se suman 29 secretarías de Estado, 51 subsecretarías, 22 secretarías generales técnicas y 118 direcciones generales. Con sus correspondientes presupuestos y personal adscrito.

En concreto, en su respuesta, la Secretaría de Estado de Relaciones con las Cortes y Asuntos Constitucionales remite al artículo 2.2.j) de la Ley 50/1997 del Gobierno para remachar: «Establece que corresponde al Presidente del Gobierno la creación, modificación y supresión, por Real Decreto, de los Departamentos Ministeriales. En el ejercicio de esta competencia, se ha establecido una estructura departamental de la Administración General del Estado, con el objetivo, entre otros, de alcanzar una mayor eficiencia en su funcionamiento». Y hasta ahí.

Al comienzo de la legislatura, la necesidad de acoplar a Unidas Podemos en el Gobierno llevó a Sánchez a desdoblar algunos ministerios para dar cinco carteras a su socio minoritario. Así, Universidades, que hasta entonces estaba incluida en Educación, pasó a ser un ministerio propio. Y Derechos Sociales, que tradicionalmente había sido competencia de Sanidad, también.

Alberto Garzón, ministro de Consumo

Alberto Garzón, ministro de ConsumoGTRES

Incluso se creó un Ministerio de Consumo para Alberto Garzón, una rara avis. En toda la Unión Europea no hay un solo ministro que tenga únicamente las competencias de consumo y nada más. Entre los Veintisiete hay un solo país que tiene un Ministerio de Consumo como tal, sin más apellidos. Es Luxemburgo, un país con una población de apenas 632.000 habitantes, poco más que Málaga.

Allí gobierna una coalición de tres partidos, pero suman 16 ministros y no 22, como en el caso del gigantesco gabinete de Sánchez. La ministra de Protección del Consumidor luxemburguesa se llama Paulette Lenert. Sin embargo, hay una diferencia sustancial: se da la circunstancia de que ésta también tiene asumidas las carteras de Sanidad y de Seguridad Social porque la de Consumo pesa poco.

El presidente no puede tocar una parte de su Gobierno, la que ocupa Unidas Podemos

La paradoja es que el presidente no puede tocar una parte de su Gobierno, la que ocupa Unidas Podemos. En la gran remodelación de julio de 2021, en la que salieron Carmen Calvo y José Luis Ábalos, los cambios se limitaron a los ministerios del PSOE. En el espacio morado ha habido dos relevos: el de Pablo Iglesias, cuando éste decidió abandonar el Gobierno y presentarse a las elecciones madrileñas con su «alerta antifascista»; y el de Manuel Castells, que dimitió por razones de salud.

En el primer caso, el propio Iglesias eligió a su sustituta al frente del Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra. En el segundo, quien llamó al actual ministro de Universidades –Joan Subirats– para ofrecerle el puesto fue la alcaldesa de Barcelona y peso pesado de los Comunes, Ada Colau. Sánchez no tuvo nada que decir en ninguno de los dos.

Muchos ministros, pero desconocidos

Son tantos ministros que la ciudadanía no identifica a muchos de ellos. El último barómetro de CIS que incluía opinión sobre los miembros del Gobierno, publicado en julio, citaba a ocho ministros con un nivel de conocimiento por debajo del 40 %: es decir, ni siquiera cuatro de cada diez españoles son capaces de nombrarlos.

Se trata de Pilar Alegría –Educación–, Pilar Llop –Justicia–, Diana Morant –Ciencia–, Isabel Rodríguez –Política Territorial–, Raquel Sánchez –Transportes–, Joan Subirats –Universidades–, Luis Planas –Agricultura– y José Manuel Albares –Asuntos Exteriores–. Salvo Planas todos se han incorporado al Gabinete más tarde. El caso más llamativo es el de Isabel Rodríguez, puesto que es la portavoz del Ejecutivo desde el verano de 2021. Comparece todos los martes ante la prensa y tiene un plus de exposición pública.

Desde la primera legislatura, con Adolfo Suárez (dos vicepresidentes y 21 ministros), los gobiernos de España han oscilado entre los 12 y los 19 miembros. Felipe González llegó a tener 18. En su segunda legislatura, José Luis Rodríguez Zapatero sentó en su Consejo de Ministros a 17, aunque cuando la crisis le llegó al cuello prescindió de dos: Igualdad y Vivienda.

No es la intención de Sánchez, que hasta la fecha se ha negado en redondo a esa posibilidad. La última vez que surgió el debate fue en pleno agosto, a raíz de la aprobación del real decreto ley con medidas de eficiencia y ahorro energético. Entonces, el PP sugirió al presidente que era mejor fórmula y más rápida suprimir ministerios que recomendar a los hombres no llevar corbata. La respuesta fue la de siempre: es el chocolate del loro.

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