Exclusiva
Un informe de la tragedia de Melilla desmiente a Marlaska: sostiene que hubo 40 muertos y no 23
El Debate publica hoy el informe de una ONG que denuncia que las autoridades españolas se aliaron con Marruecos «para contribuir a la violencia y negar asistencia sanitaria»
El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, asegura que hubo 23 muertos el día de la tragedia en Melilla. Sin embargo, varias organizaciones no gubernamentales elevan la cifra al doble. Una de ellas es Caminando Sin Fronteras, que desmiente al ministro al sostener que hubo 40 fallecidos. El Debate publica en exclusiva el informe de esta ONG que detalla qué fue lo que ocurrió durante la catástrofe humanitaria tras un largo trabajo de investigación.
«Si llorabas te pegaban de nuevo hasta que te partían las piernas o perdías el conocimiento», asegura uno de los supervivientes entrevistados por la ONG. El informe, titulado Masacre en la Frontera de Nador-Melilla 24-J, consta de trece páginas y denuncia hechos graves contra las autoridades españolas. La primera de ellas es el número de víctimas, que elevan a 40. En cambio, desde Interior sostienen que tan sólo hubo 23 fallecidos, justo la misma cifra que Marruecos hizo oficial.
El informe de Caminando Sin Fronteras asegura que España se ha aliado con Marruecos para utilizar la tesis de «la lucha contra las mafias» para normalizar y justificar la fuerza extrema. También critica la falta de transparencia y asegura que se ha impedido a los familiares de los fallecidos poder identificar a sus seres queridos. «No se ha podido saber si se han efectuado autopsias que revelen las causas de las muertes. Por lo tanto, no sólo se ha violado su derecho a la vida, sino también los derechos que asisten a las personas muertas y a sus familias» (...) «En el relato oficial los refugiados de la masacre son una masa sin historias, sin nombres (...) haciéndoles merecedores de la violencia y la muerte».
La ONG denuncia que las autoridades españolas «fueron testigos de los hechos y usaron la información de lo que estaba pasando para apoyar las estrategias militares usadas por Marruecos». Como consecuencia de esta aleación, esta organización asegura que «ninguno de los dos países activó la colaboración para llevar ayuda y asistencia a las víctimas y con ello poder mitigar el impacto terrible de la tragedia».
Así, denuncian que los instrumentos que España usó para gestionar el salto masivo de inmigrantes, como los drones y las cámaras, sólo se usaron para maniobras bélicas y no para obtener información con capacidad de evaluar las dimensiones de la emergencia y así poder activar efectivos de ayuda coordinados.
El 30 % eran niños
Entre las víctimas también había niños. Concretamente, el 30 % de las personas que sufrieron la masacre eran menores de edad entre quince y diecisiete años. También aseguran que el 5 % de los niños tenían edades inferiores que oscilan entre los once y los catorce años. Las personas que participaron en el salto masivo eran procedentes de Sudán, Sudán del Sur, Chad, Mali, Yemen, Camerún, Nigeria, Senegal, Níger, Guinea Conakry, Burkina y Liberia.
También enumera con detalle las circunstancias por las que murieron los inmigrantes. Entre ellas destaca: asfixia por los gases, aplastamiento por caídas o por la presión que ejerció sobre las víctimas las botas de los militares, los golpes de las porras normales y eléctricas, alcanzamientos de balas de fuego, negación de auxilio y asistencia médica y desplazamientos forzosos de personas heridas.
De la misma manera, hacen públicos los diagnósticos que hicieron los médicos que atendieron a las víctimas del 24-J, que revelan que la mayoría de las lesiones se produjeron por golpes y violencia. El 80 % de los cuadros clínicos incluían fracturas en piernas, brazos y cabeza. «Nos machacaban incluso cuando estábamos tirados en el suelo», relatan los inmigrantes a la ONG. Los médicos también han hecho público que se produjeron diagnósticos mentales asociados a situaciones de estrés postraumático como ataques de pánico y pesadillas. Muchas de las personas que fueron atendidas por los médicos lo hicieron tras pasar ocho horas apiladas en el suelo conviviendo con cadáveres.
El relato de las víctimas
Además, Caminando Sin Fronteras refleja decenas de testimonios de los supervivientes de la catástrofe humanitaria. Estos son algunos de los relatos: «Me han golpeado con la porra, me llamaban sucio negro. Me pisoteaban con sus botas y ahí he notado que mis huesos se partían. He perdido a amigos a los que he visto morir con mis propios ojos», asegura.
Otro de ellos relata la situación como un infierno. «Tenemos las manos hinchadas porque nos han pegado con hierros en los tobillos para que no pudiéramos andar». Más testimonios: «A mí y a mi hermano nos pegaron mucho en la cabeza y en la cintura. Llevaban zapatos muy grandes para golpearnos. Mucha gente murió y a mi hermano, desde entonces, no le he vuelto a ver. La Policía nos decía que éramos como perros», denuncia.