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Pedro Sánchez, el pasado martes en la Moncloa

Pedro Sánchez, el pasado martes en la MoncloaEFE

La crónica política

El año a vida o muerte de Pedro Sánchez: el presidente tiene un plan con fisuras

En 2023, los españoles dictarán sentencia sobre el presidente del Gobierno, que hasta el 28-M centrará su discurso en el «escudo social». Pero ERC y el PP le sacarán de su zona de confort

En la copa de Navidad que Pedro Sánchez ofreció hace un par de semanas a la prensa, el presidente del Gobierno vino a decir que va haciendo camino al andar. Como si no tuviera un plan. Como si, en estos cuatro años y medio en la Moncloa, se hubiera limitado a ir improvisando.

Lo tiene. A corto, medio y largo plazo. Pero todo dependerá de lo que suceda en este 2023 que ahora empieza; un año decisivo para España en lo político, lo económico y lo institucional. El año en el que los españoles dictarán sentencia sobre Sánchez y sus compañeros de viaje. A vida o muerte.

En la Moncloa y Ferraz ya rugen los motores electorales, conscientes de que las elecciones municipales y autonómicas se interpretarán como un plebiscito contra Sánchez. En realidad, el del pasado martes tras el Consejo de Ministros fue el primer acto de precampaña del presidente y líder del PSOE, en el que dibujó una España idílica y presentó él mismo el sexto paquete de medidas frente a la crisis. Un maná de 10.000 millones de euros.

Allí afirmó, sacando pecho: «España está doblegando la inflación como ningún otro país europeo. Ahí están los datos: Cuatro puntos de bajada de la inflación en tan solo cuatro meses». Tres días después, el viernes, el INE enseñó la bolita que el presidente escondió en su comparecencia: el precio de la cesta de la compra –la inflación subyacente– sigue disparada, y cierra el año en un 6,9 %. Y eso que, en verano, el Gobierno cambió al presidente del Instituto Nacional de Estadística porque no le gustaban sus métodos para medir el IPC y el PIB.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez comparece antes los medios tras el Consejo de Ministros celebrado en el Palacio de La Moncloa en Madrid

Pedro Sánchez, el pasado martes en la MoncloaEFE

De cómo evolucione el precio de los alimentos en los próximos dependerá la percepción ciudadana de la situación económica. De ahí que el Ejecutivo haya terminado el año 2022 eliminando el IVA de los básicos, después de resistirse durante meses y en medio de las críticas de Yolanda Díaz y Podemos.

Muchos economistas vienen advirtiendo de que el Gobierno está adoptando medidas más efectistas que efectivas para embridar la crisis; que buscan más el titular que otra cosa. Sea como fuere, que los peores pronósticos no se hayan cumplido ha envalentonado a Sánchez, que ha vuelto a fijar el foco en la economía después de meses buscando elementos de distracción. Llámense Ley de Memoria Democrática o ley del 'solo sí es sí'.

«La mayoría de los organismos nacionales e internacionales predicen que España será una de las economías que esquive la crisis y que termine el año con un saldo de crecimiento positivo. Es verdad que leve, pero positivo (…). Y de cara al año 2023, nuestro país va a seguir creciendo por encima de la media de nuestros socios», sostuvo Sánchez el martes.

Economía acaba de pedir un préstamo a la UE de 84.000 millones de euros

Los manguerazos de dinero público van a sucederse en este primer semestre de 2023, con agua tomada fundamentalmente de los ingresos extra por la recaudación del IVA en 2022 y del manantial de los Fondos Next Generation. El pasado 20 de diciembre, el Ministerio de Economía pidió a la UE un préstamo por valor de 84.000 millones de euros y otros 7.700 millones en subvenciones. El grueso, por lo tanto, es deuda. España ya ha recibido más de 31.000 millones de fondos europeos hasta la fecha.

Los socialistas, confiados

Los gurús socialistas encaran la reválida electoral con más optimismo que en septiembre, al comienzo del curso. Sostienen que la «mejora» de la situación económica ha dejado a Alberto Núñez Feijóo descolocado, sin discurso ni plan B, y que de ahí su retroceso en las encuestas. A la vuelta de la Navidad, Sánchez estudia solicitar una nueva comparecencia en el Senado para medirse al líder de la oposición por tercera vez, aprovechando el nuevo paquete de medidas frente a la crisis. Cree que en el cuerpo a cuerpo Feijóo se desinfla.

Desde el comienzo del año y hasta las elecciones municipales y autonómicas, el «escudo social» del Gobierno –que así lo denomina– será el asunto medular del discurso de Sánchez. El Ejecutivo aprobará en el primer trimestre, con o sin el apoyo de los empresarios, una nueva subida del salario mínimo interprofesional.

El cheque de 200 euros para las rentas por debajo de 27.000 euros podrá solicitarse entre el 15 de febrero y el 31 de marzo, y su ingreso en cuenta llegará justo a tiempo para la precampaña del 28-M. El fracaso de la Ley por el Derecho a la Vivienda, atascada en el Congreso desde el pasado mes de febrero, lo ha escondido debajo de la alfombra de una prórroga del límite de los alquileres. De eso mejor no hablar.

El cheque de 200 euros llegará a tiempo para la precampaña del 28-M

En lo que respecta al PP, Sánchez mantendrá su presión sobre Feijóo para que se siente de nuevo a negociar la renovación del CGPJ. Pero, una vez renovado el Tribunal Constitucional, pretende bajar el diapasón de su enfrentamiento con la Judicatura. De hecho, es posible que acabe renunciando a presentar la proposición de ley para reformar las leyes orgánicas del Poder Judicial y del TC.

El líder de ERC, Oriol Junqueras

El líder de ERC, Oriol JunquerasEFE

Sin embargo, ERC amenaza la zona de confort de presidente del Gobierno y le obliga a hablar de lo que no le conviene hablar. Sánchez está muy molesto con su socio por haber vuelto a enarbolar la bandera del referéndum de autodeterminación justo después de obsequiarles con la derogación de la sedición y la rebaja de la malversación.

Pero es que Esquerra está en campaña para las elecciones municipales, donde hay en juego el poder territorial. En las de 2019 consiguió ser el partido más votado, pero el PDeCAT le ganó en alcaldías. Esta vez quiere un sorpasso total, como el que se produjo en las autonómicas de febrero de 2021.

Sánchez no podrá impedir que ERC se dedique, durante los próximos meses, a hablar de una cuarta reunión de la mesa de diálogo entre los gobiernos central y catalán y de los acuerdos ocultos. Acuerdos que, en principio, no se sustanciarían hasta la siguiente legislatura de Sánchez, si es que llega a haberla: de aquí a las elecciones generales, el presidente negará tres y tres millones de veces que vaya a haber una consulta en Cataluña.

De la misma forma que no podrá impedir que Yolanda Díaz y Podemos sigan dándose codazos por el espacio a la izquierda del PSOE. Cuando lo único que le preocupa a Sánchez es que no desestabilicen el Consejo de Ministros y tampoco rompan.

Suele quejarse el presidente de que le ha tocado lidiar con casi todo (una pandemia, una guerra, un volcán), menos con una «invasión zombi». Vistos los giros de su mandato, ni siquiera eso es descartable.

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