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Irene Montero y Gabriel Rufián en el Congreso

Irene Montero y Gabriel Rufián en el CongresoEFE

Refuerza su alianza

Podemos hace pinza con ERC y Bildu en su pugna contra Yolanda Díaz y el PSOE

Los 13 escaños de los republicanos catalanes y los cinco de los abertzales se han convertido en una fortaleza para los morados, necesitados de aliados en plena reconfiguración de la izquierda

El bloque de investidura comenzó a convulsionar la semana pasada a propósito de la reforma de la ley del 'solo sí es sí' y ha seguido haciéndolo ésta, a cuenta de la prometida derogación de la Ley de Seguridad Ciudadana. Todo en un contexto de precampaña electoral, que no hace sino amplificar cada batalla en la izquierda.

En solo ocho días, dos de las principales banderas de la coalición han acabado hechas jirones. Y la llamada mayoría Frankenstein, partida en dos. Pero lo más significativo ha sido el alineamiento de ERC y Bildu con Podemos, que no con Unidas Podemos ni con Yolanda Díaz.

Solo con Podemos, el partido que fundara Pablo Iglesias y heredara Ione Belarra. El partido que el lunes urgió a la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo a cerrar ya una coalición electoral de igual a igual entre Sumar y Podemos, con primarias incluidas.

Independentistas catalanes y vascos votaron la semana pasada en contra de la tramitación de la proposición de ley del PSOE para modificar la ley del 'solo sí es sí'. Y este martes, una semana después, frustraron cualquier acuerdo en torno a lo que la izquierda llama despectivamente la «ley mordaza». Que no es sino una ley que ha utilizado de forma recurrente el Ministerio del Interior de Fernando Grande-Marlaska para las devoluciones en frontera o «en caliente».

Podemos salió rápidamente a justificar la postura de ERC y Bildu, culpando al PSOE de la falta de acuerdo. «Me resulta incomprensible la cerrazón a negociar del PSOE», señaló su secretaria general, Ione Belarra. Por su parte, el portavoz de los morados en el Congreso, Pablo Echenique, acusó a los socialistas de provocar «el mayor fracaso parlamentario de toda la legislatura». «La derogación de la ley mordaza ha caído porque el PSOE así lo ha querido», añadió Echenique.

Por si fuera poco, Iglesias cargó así contra el PSOE en su cuenta de Twitter, recriminando a los de Pedro Sánchez que nunca hayan querido, en realidad, derogar la Ley de Seguridad Ciudadana: «Ahora se cubren con un 'a mí que me registren' señalando a la izquierda como culpable de no aprobar la reforma. Es una torpeza caer en esta trampa».

La formación de Iglesias, Belarra e Irene Montero se ha preocupado y ocupado siempre de cultivar la relación con ERC y Bildu. Siempre. Fue el propio Iglesias el que negoció con ambas formaciones su apoyo a la moción de censura que ganó Sánchez en mayo de 2018, y también la investidura del socialista en enero de 2020. Les fallaron en la votación de la reforma laboral en febrero de 2022, pero porque fue Yolanda Díaz quien lideró aquella negociación. Y Díaz no es de Podemos.

De hecho, la defensa a ultranza que Podemos hizo de la postura de ERC y Bildu molestó, y mucho, al resto de fuerzas de la confluencia, Unidas Podemos. Por parte de los Comunes, el diputado Jaume Asens lamentó este martes: «El PSOE no va lo lejos que debería, pero, tras llegar a 40 acuerdos, que ERC y Bildu se alcen de la mesa y voten con la derecha mantener la ley mordaza del PP es una decepción».

Por parte del PCE, su secretario general y diputado, Enrique Santiago, lamentó que la «derecha y la ultraderecha» hayan conseguido mantener la ley de Rajoy con los «apoyos sorprendentes» de ERC y Bildu, que así los definió. Santiago es uno de los hombres de confianza de la ministra de Trabajo en el Congreso.

Los 13 escaños de Esquerra y los cinco de Bildu se han convertido en una fortaleza para Podemos. Frente al PSOE pero también frente a Díaz, que mantiene una relación más que mejorable con ambas formaciones independentistas. Incluso indisimulablemente mala con el portavoz de Esquerra en el Congreso, Gabriel Rufián.

No cabe duda de que los morados están necesitados de aliados en su pugna por mantener su estatus dentro de la nueva configuración del espacio a la izquierda del PSOE. Que está más revolucionado aún desde que, el lunes, la gallega anunció que su «proyecto de escucha» por España está tocando a su fin. «La primavera de 2023 va a ser decisiva para el país que queremos. Pronto nos veremos en Madrid y arrancará una nueva etapa. Contamos contigo y con millones para sumar», escribió en su cuenta de Twitter.

Podemos sabe, o al menos intuye, que su fuerza mermará tras las elecciones municipales y autonómicas, dado que las encuestas no le son muy favorables en ninguna parte de España. Por eso es primordial para los morados mantener la relación con ERC y Bildu, antes del 28 de mayo pero sobre todo después, en el medio año que transcurrirá entre las elecciones municipales y autonómicas y las generales.

Porque ahí Sánchez va a seguir necesitando a los independentistas catalanes y vascos en el Congreso, y es Podemos el que tiene la relación privilegiada con ambos.

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