Conflicto diplomático
De los bloques de hormigón al acoso a pesqueros: los agravios más recientes de Gibraltar contra España
El Gobierno colonial desafía de múltiples formas a España a cuenta de las aguas adyacentes al Peñón
El Gobierno colonial de Gibraltar ha emprendido una nueva ofensiva contra España a cuenta de las aguas que rodean el Peñón, que considera de soberanía británica. No en vano las autoridades gibraltareñas hostigan a los pesqueros andaluces que faenan en la zona. El pulso entre España y la colonia británica por estas aguas no es nuevo. De hecho, en la última década se han producido varios agravios desde Gibraltar contra los intereses españoles.
En julio de 2013, un remolcador gibraltareño arrojó, por orden del Gobierno colonial, hasta 70 bloques de hormigón con pinchos de hierro donde lanzan habitualmente sus redes los pequeños barcos de las cofradías de Algeciras y La Línea de la Concepción (Cádiz), en el caladero de pesca ubicado en la zona conocida como Campo de la Virgen, a escasa distancia del espigón exterior del puerto de La Línea.
El Gobierno colonial defendió esta actuación como parte de su «estrategia de protección marina», con el objetivo de crear arrecifes para «incrementar la biodiversidad» y dar «refugio a muchas especies marinas». Una patrullera de la Guardia Civil, alertada por un pescador, acudió al lugar de los hechos y evitó que el remolcador finalizara su trabajo; pero el daño ya estaba hecho.
El Ejecutivo de Fabián Picardo se presentó como víctima y denunció la «intromisión» de las fuerzas del orden españolas en «sus aguas» al considerar este hecho «de la máxima gravedad». «El Gobierno de Gibraltar no tolerará ningún intento de interferir en su jurisdicción y control sobre cualquier parte de Gibraltar en tierra o mar», advirtió.
Como respuesta, el Gobierno de Mariano Rajoy proclamó que había perdido la confianza en el Ejecutivo de Fabián Picardo, y ello se notó principalmente en la Verja, donde se endurecieron los controles y hubo, por ende, largas colas, de varias horas, para cruzar de un lado a otro. El Gobierno colonial aplicó el principio de reciprocidad con los trabajadores españoles.
Los controles en el paso fronterizo se han convertido en una especie de arma arrojadiza para castigar a la otra parte por algún movimiento contrario a sus intereses, y España tiene aquí la sartén por el mango, ya que puede aislar al Peñón por tierra ahora que no pertenece a la Unión Europea por el Brexit. De hecho, en los últimos días se han endurecido los controles en la Verja mediante un nuevo régimen de control de pasaportes en la frontera, según ha denunciado el Gobierno colonial.
Terrenos ganados al mar
Los rellenos, aquellos terrenos ganados al mar, son otro agravio del Gobierno colonial contra España. Esta práctica se viene desarrollando desde hace más de una década por parte del Ejecutivo local, que ha aprobado varios proyectos urbanísticos sobre estos rellenos, como Cabo Privilegiado, una comunidad residencial de superlujo; el adjudicado a TNG Global Foundation, con puerto deportivo incluido, o las Terrazas del Centenario de Hassan, seis gigantescas torres de viviendas en la cara este del Peñón.
El Gobierno de España ha expresado reiteradamente su oposición a toda de operación de relleno o de construcción sobre espacios no cedidos a través del artículo X del Tratado de Utrecht de 1713, que limita la cesión a «la ciudad y castillo de Gibraltar juntamente con su puerto, defensas y fortalezas que le pertenecen». Sin embargo, el Gobierno colonial hace caso omiso a cualquier advertencia de España y continúa con esta práctica.
Las autoridades de Gibraltar no le conceden validez al Tratado de Utrecht y reivindican unas «Aguas Territoriales Británicas de Gibraltar» con base en la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, según la cual entiende el Reino Unido que a su colonia le pertenecen como territorio ribereño tres millas náuticas, toda vez que España no puede en ningún caso ver limitado su derecho a gozar plenamente de un mar territorial de hasta 12 millas.
Así pues, el Gobierno colonial de Gibraltar desafía de múltiples formas a España a cuenta de las aguas adyacentes al Peñón. La apuesta militar del Reino Unido por la Roca está también relacionada con este reto permanente por parte británica.
No obstante, son los pesqueros andaluces los que sufren las consecuencias inmediatas del desafío. Por eso el Ministerio de Asuntos Exteriores se ha quejado ante la Embajada del Reino Unido en Madrid. Y todo ello sucede a la espera de que se reanuden las negociaciones del tratado que ha de definir la relación pos-Brexit de Gibraltar con España y el resto de los Veintisiete.