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Ana Martín
Ana Martín

Vuelve la batalla: el PSOE, escarmentado, amaga con quitar a Sumar el Ministerio de Igualdad

Los socialistas no quieren otra legislatura como la anterior, con la agenda feminista de Montero convertida en motivo permanente de disputa. Las escaramuzas por el caso Rubiales son sintomáticas

Madrid Actualizada 04:30

Pedro Sánchez y Yolanda Díaz en el Congreso

Pedro Sánchez y Yolanda Díaz en el CongresoGTRES

Al término de la rueda de prensa posterior al último Consejo de Ministros, el martes, una colaboradora de Miquel Iceta le susurró. «Bien, ¿no?». «Nunca se sabe», contestó el ministro de Cultura y Deporte, encogiéndose de hombros. Durante toda la comparecencia, Iceta se había empleado en cuerpo y alma en hacer una encendida defensa de la actuación del Ejecutivo en el caso Rubiales.

El ministro estaba muy molesto con Yolanda Díaz, a quien iba dirigido su mensaje. Un día antes, la vicepresidenta segunda había recriminado a Pedro Sánchez y a Iceta sus miramientos con el presidente de la RFEF. Iceta replicó que no era lentitud, sino «rigor» y «garantías legales» para evitar un recurso de Rubiales.

La legislatura comienza como acabó la anterior. Hay cosas que no cambian, ni siquiera con Podemos fuera de juego e Irene Montero descontando los días que le quedan como ministra de Igualdad en funciones. La primera escaramuza entre el PSOE y Sumar tras las elecciones generales ha vuelto a ser la agenda feminista, origen de las principales disputas entre el PSOE y Unidas Podemos la pasada legislatura. O mejor dicho: origen desde siempre.

El toma y daca entre Díaz e Iceta anticipa una batalla que ambos socios deberán librar en cuestión de semanas: ¿Quién se queda con el Ministerio de Igualdad? En el PSOE son muchas –hay que hablar en femenino, sobre todo– las que apuestan por arrebatárselo a Sumar. Primero, porque consideran que Igualdad ya fue un enorme foco de conflicto con Montero al frente y la coalición no se puede permitir un elemento desestabilizador así. Pero también para recuperar la voz propia dentro de un movimiento feminista cada vez más colonizado por la izquierda a su izquierda.

Para Yolanda Díaz, el Ministerio de Igualdad es una línea roja

Sin embargo, para Díaz es una línea roja: el Ministerio de Igualdad ha de ser para ellos. La socia de Sánchez ya ha dado sobradas muestras esta semana de que no dará su brazo a torcer, corriendo a ponerse la primera en el juicio sumario a Rubiales. El lunes mantuvo una ronda de reuniones con la presidenta del sindicato mayoritario del fútbol femenino español, FUTPRO, representantes de la Asociación de Futbolistas Españoles y una delegación de la Liga de Fútbol Femenino. Como no le pareció suficiente, a última hora decidió acudir a la concentración convocada en apoyo a Jennifer Hermoso en la plaza de Callao. Ella y también los portavoces de Sumar, Ernest Urtasun y Marta Lois. En otro lado de la plaza se situaron la ministra Montero y la cúpula de Igualdad en funciones y caída en desgracia.

Yolanda Díaz en la manifestación del lunes en apoyo a Jennifer Hermoso

Yolanda Díaz en la manifestación del lunes en apoyo a Jennifer Hermoso

«El activismo feminista es una fuerza imparable pese a todos los ataques que, también de forma global, están llevando a cabo fuerzas políticas, económicas, mediáticas y sociales totalmente reaccionarias y Sumar, desde su lugar en los gobiernos o las instituciones, apuesta por su avance y fortalecimiento (…). Una institución feminista tiene que ir más allá de elementos como la paridad y presencia de mujeres y también tiene que superar la mirada de las políticas dirigidas exclusivamente a las mujeres para ampliar horizontes e incluir, además del género (que vincula tanto a las mujeres como a los hombres), otras variables como el racismo, la LGTBIfobia, la pobreza, la precariedad económica, etcétera», proponía Sumar en su programa electoral.

Sánchez está decidido a mantener el Ministerio de Igualdad en su organigrama, eso está fuera de toda duda. Ni quiere ni podría permitirse rebajar una cartera tan simbólica a la categoría de Secretaría de Estado, como hizo José Luis Rodríguez Zapatero en octubre de 2010, en plena crisis económica. Eso es lo único claro.

La pelea por el Ministerio de Igualdad ha sido una constante en la relación entre Sánchez y sus socios. En julio de 2019, el acuerdo para el primer Gobierno de coalición que negociaban Pedro Sánchez y Pablo Iglesias saltó por los aires a cuenta del tira y afloja entre ambos por quedarse con las políticas de Igualdad. Carmen Calvo, que era su responsable desde la moción de censura, abanderó la resistencia socialista frente a Irene Montero, la aspirante.

Irene Montero y Carmen Calvo durante el traspaso de carteras

Irene Montero y Carmen Calvo durante el traspaso de carterasEFE

Aquella negociación fracasó, hubo que ir a nuevas elecciones y Unidas Podemos ganó definitivamente ese pulso. Montero siempre ha recriminado a Calvo y a las feministas del PSOE su mal perder, que nunca hayan asumido que otro partido abanderara esa lucha desde el Consejo de Ministros.

Bronca tras bronca

Lo cierto es que todo han sido broncas en torno a las políticas de Igualdad. La mayor y principal fue en torno a la reforma de la ley del 'solo sí es sí', durante la que las diputadas del PSOE y las de Unidas Podemos se dijeron de todo. «Estamos cansadas de sus peroratas, señorías de Unidas Podemos. Dejen la hipérbole y háblennos de soluciones. Es lo maduro y lo serio», les dijo la socialista Andrea Fernández en uno de los plenos más tensos que se recuerdan entre ambos en el Congreso. Desde la bancada morada, Lucía Muñoz acusó al PSOE de aliarse con el PP y Vox para volver al Código Penal de la Manada y al «calvario probatorio».

La abolición de la prostitución fue otra bomba de relojería en manos del feminismo de ambos bandos. Hasta que, hartos de discutir, los socialistas decidieron presentar su propia iniciativa, al margen de su socio y por la vía de una proposición de ley registrada en el Congreso. Proposición que Unidas Podemos corrió a enmendar. Y que, como otras, murió en la orilla del adelanto electoral.

Por no hablar de la ley trans. Después de dos años de negociaciones, el PSOE acabó aprobando el proyecto de ley que Igualdad elevó al Consejo de Ministros. Pero después lo enmendó en el Congreso, lo que Montero se tomó como una puñalada. Los socialistas no estaban de acuerdo con que los menores de edad no necesitaran la autorización paterna para la libre autodeterminación de género. En diciembre, Sánchez se hartó y dejó ganar esa batalla a la ministra Montero para ganarle la guerra: la reforma de la ley del 'solo sí es sí'.

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