25 años del Pacto de Estella
El separatismo vasco se une a la subasta del Estado de Sánchez desempolvando la unión del País Vasco y Navarra
El 12 de septiembre de 1998, partidos y sindicatos nacionalistas firmaron un documento que dio pie a la tregua-trampa de ETA
En la apertura del curso político, el pasado sábado ll coordinador general de Bildu, Arnaldo Otegi, abogó por recuperar el «sentido y la orientación» del pacto de Lizarra, ya que, a su juicio, «sirve de lección» en la «coyuntura histórica» actual en la que «nación vasca» necesita hacer frente a los retos «de manera conjunta y articulada». Se trata, en definitiva, que el candidato socialista Pedro Sánchez trague con aquel acuerdo si quiere ser investido presidente del Gobierno, uno de los «retos» a los que se refería Otegi.
Y tragar con aquel acuerdo significa territorialidad y autodeterminación, los mismos conceptos que expresa el líder huido de Junts, Carles Puigdemont, cuando la líder de Sumar, Yolanda Díaz, fue hasta Bruselas para negociar con él.
Y es que este martes se cumplen exactamente 25 años de la firma de aquel 'Pacto de Lizarra' o 'Pacto de Estella' que firmaron partidos, sindicatos y asociaciones nacionalistas en la localidad navarra de Estella y que fue fruto del acuerdo firmado un mes antes por la organización terrorista ETA con el PNV y Eusko Alkartasuna, hoy integrada en Bildu.
¿Qué incluía el 'Pacto de Estella'?
El 'Pacto de Estella' fue un documento que firmaron unas 40 organizaciones nacionalistas que incluían partidos políticos, sindicatos y asociaciones el 12 de septiembre de 1998. Cuatro días después, ETA anunciaba un «alto el fuego unilateral e indefinido» que se extendería hasta diciembre de 1999, y fue la llamada «tregua trampa», puesto que los terroristas aprovecharon para reconstruir y reforzar sus estructuras.
¿Y qué decía aquel documento? Pues básicamente venía a decir que se abría «un proceso de negociación y resolución». Afirmaba que esa «negociación» se debía de dar «en unas condiciones de ausencia permanente de todas las expresiones de violencia del conflicto», por lo que ETA anunció cuatro días después la tregua trampa.
Según el documento, esa «resolución» pasaba por «profundizar la democracia en el sentido de depositar en los ciudadanos de Euskal Herria la última palabra respecto a la conformación de su futuro y se respete la decisión por parte de los estados implicados», es decir, la autodeterminación que piden Otegi y Puigdemont.
De forma que «den respuesta a la tradición y aspiraciones de soberanía de las ciudadadanas y ciudadanos de Euskal Herria», o lo que es lo mismo, independencia (soberanía) y territorialidad (Euskal Herria).