Economía
El laberinto sin fin de Nadia Calviño para presidir el Banco Europeo de Inversiones
El proceso para elegir al sucesor se alarga y los nervios empiezan a florecer
La ministra española de Finanzas en funciones, Nadia Calviño, se presentó hace meses a presidir el Banco Europeo de Inversiones (BEI) y parecía tener todo de cara para ser elegida.
De los cinco candidatos al cargo, su gran némesis es Margrethe Vestager, la excomisaria de Competencia que tuvo que dimitir para disputarle el cargo.
La final parecía fijada: España vs. Dinamarca. O al menos es lo que se pensaba hasta este pasado martes en la reunión del Ecofin cuando, a pesar de los rumores, la elección de Calviño no se produjo. Más bien todo lo contrario: se congeló. Y esto no es buena señal por varias razones.
La primera, que los demás candidatos continúan en la carrera. El exministro de Finanzas italiano Daniele Franco, la polaca Teresa Czerwinska y el sueco Thomas Östros no han retirado sus candidaturas y todos son vicepresidentes del banco. Esto quiere decir que, por el momento, las opciones están sobre la mesa. Bien es cierto que lo lógico es que algunas ya se hubieran rechazado por falta de apoyos, pero no parece ser así –al menos sobre el papel–.
La segunda, que la candidatura de Calviño comienza a mostrar signos de fatiga. El equipo de la española podría haber cometido el mismo error que el de Feijóo antes de las elecciones del 23-J. Es decir, haber vendido la piel del oso antes de cazarlo. Desde medios próximos al Gobierno nacional el mensaje hasta este martes era de victoria –y sobrada–. Lo que se siente en los últimos días es que no es así y empieza a preocupar más de la cuenta.
La tercera, que los apoyos que parecían evidentes todavía no se han dejado ver. Para ser elegido presidente del BEI se necesita tener el apoyo de 18 países y el 68 % del capital total de inversión. El banco funciona como una empresa: a más capital, más representación. Alemania, Francia e Italia son los tres países con mayor cupo en el BEI con el 16,1 %. España tiene el 10 %, Países Bajos el 4,6 %. El resto se reparte en porciones menores.
Italia cuenta con su propio candidato, lo lógico es que vote por el suyo. También le sirve como comodín, no se decanta por ninguno de los favoritos y evita posibles roces innecesarios estando Georgia Meloni con varios frentes abiertos. Fuentes europeas han repetido hasta la saciedad que Alemania apostaría por Calviño, aunque no hay rastro oficial que lo demuestre.
Quedaría Francia. Si se tiene en cuenta el choque diplomático entre Emmanuel Macron y Vestager cuando esta apoyó como candidata a asumir la responsabilidad económica de la comisión de Competencias a la estadounidense Fiona Scott-Morton con vínculos con las grandes tecnológicas de Silicon Valley, lo lógico sería pensar que se inclinara también por la española a modo de venganza. Visto lo visto, cualquier cosa puede pasar.
La prórroga no es imposible
Fuentes diplomáticas aseguran que, si no se llega a una decisión pronto, se consideraría que el actual presidente, el alemán Werner Hoyer, prorrogara su mandato el tiempo necesario. Hoyer termina el próximo 31 de diciembre y el sustituto debería asumir el cargo el 1 de enero de 2024.
Esto, que a todas luces podría considerarse una anomalía, es algo que cada vez resulta menos extraño. Lo mismo ocurrió con la renovación del actual secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg.
El noruego finalizaba su mandato el 24 de marzo de 2022 y se aprobó una renovación hasta septiembre de este año. Todavía sigue en el cargo a falta de candidatos y en un contexto de expansión muy delicado para la Alianza Atlántica. No sería extraño ver algo semejante en varios puestos de la Unión Europea, y más si se tiene en cuenta que habrá elecciones en junio de 2024.